Incluye creaciones de Óscar Niemeyer y Mathias Goeritz, entre otros artistas

Afinan el circuito escultórico con obras monumentales en Monterrey

La primera etapa abarcará 7 kilómetros, de avenida Gonzalitos al Parque Fundidora

Nube, de Jorge Elizondo, único trabajo de un mexicano seleccionado por un jurado internacional

David Carrizales (Corresponsal)

Monterrey, NL, 25 de octubre. Para finales de este año quedará concluida la Ruta del Acero y el Cemento, un proyecto escultórico que incluye seis obras gigantes de artistas internacionales y una más de un escultor local, informó la Agencia Estatal para la Planeación del Desarrollo Urbano.

El paseo escultórico, que en su primera etapa será de siete kilómetros y va desde la avenida Gonzalitos hasta el Parque Fundidora, a orillas del río Santa Catarina, ya cuenta con las obras Luna, del brasileño Óscar Niemeyer, quien el próximo diciembre cumplirá cien años, así como Serpiente del eco, del artista de origen alemán Mathias Goeritz.

A más tardar la próxima semana se instalará la única creación de un artista mexicano, Nube, del regiomontano Jorge Elizondo, obra que fue seleccionada por un jurado internacional.

Cecilia Ortiz, coordinadora de Comunicación y Prensa de la Agencia Estatal para la Planeación del Desarrollo Urbano, informó que están en proceso de elaboración y en las próximas semanas serán colocadas en los lugares previamente seleccionados, Desafío, del egipcio Ahmed Nawar; Destino, del estadunidense Bruce Beasley; una obra sin título de Albert Paley, premiado por el Instituto Americano de Arquitectos, y Mirada, del español José María Sirvent.

Las piezas, que fueron fabricadas con acero y cemento, miden desde 15 hasta más de 20 metros de altura y pesan de 20 a 30 toneladas. La escultura de Goeritz mide 60 metros de longitud y se localiza dentro del Parque Fundidora, a orillas del Paseo de Santa Lucía.

Se sumarán a obras de Tamayo y Felguérez

Este jueves, el escultor Jorge Elizondo supervisó los trabajos para la colocación de Nube, y al ser entrevistado señaló que se decidió por este proyecto, que resultó premiado por un jurado internacional, debido a que las nubes “son el ejemplo clásico de la visión simbólica”.

Expuso que en ellas vemos lo que nosotros queramos: caballos, ángeles, borregos, y lo mismo podría decirse de las montañas.

El modelo de la obra se hizo en febrero, y en julio se inició ya el trabajo para fabricar la monumental escultura. Explicó que cada pieza es diferente, cada una tiene tres sectores de placa de acero de diferentes espesores, y todo se diseñó en computadora, para que la escultura se autosoportara, ante la fuerza de gravedad y el embate de los elementos.

Elizondo comentó que a su obra, ya terminada, sólo le restan algunos ajustes a la base para que pueda ser apreciada por los regiomontanos y visitantes que circulen por las avenidas Ignacio Morones Prieto y Constitución.

La obra de Elizondo mide 22 metros de largo por 3.15 de ancho y será emplazada sobre una base de 20 metros de altura.

“Las dimensiones las hice con base en el número Pi, una serie matemática que yo uso mucho; hago combinaciones numéricas que me dan una secuencia o serie, en la que baso mis obras”, dijo el escultor.

Las nuevas creaciones artísticas se sumarán a otras que ya están en el mismo corredor y más hacia el poniente desde la década de los 90, entre las que destacan Homenaje al Sol, de Rufino Tamayo; La puerta de Monterrey, de Sebastián; Akra, de Manuel Felguérez, y Flama de la solidaridad, de Leonardo Nierman.