Usted está aquí: martes 23 de octubre de 2007 Opinión Los ambulantes

Marco Rascón
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Los ambulantes

Si el desalojo de comerciantes ambulantes del Centro Histórico se concreta, estaremos presenciando por primera vez en muchos años que una decisión política actúa sobre un problema estructural de la economía.

Muchos estudios y análisis nos dijeron siempre que este asunto es estructural y que el comercio en la vía pública no obedecía solamente a un capricho de líderes o autoridades con actitud relajada, sino que venía del crecimiento del desempleo, la destrucción de la economía interna, la apertura comercial y, en particular, del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Cánada. Si la decisión que ha tomado el Gobierno del Distrito Federal es cierta, estos 25 años de diagnósticos resultaron falsos.

La decisión desmistificaría el tema de las causas del ambulantaje o haría pensar que en verdad las políticas del empleo de Felipe Calderón han sido efectivas, ya que revelaría que sólo una minoría muy marginal continúa protestando y poniendo condiciones, porque la gran mayoría ¡encontró otra manera de obtener ingresos!, razón por la cual en estos 10 días la ciudad de México se vio sin ambulantes en el Centro Histórico.

El viejo proyecto de Manuel Camacho Solís de las “plazas comerciales”, que se remonta a 1993, terminó en fracaso, o en bodegas mejor dicho, ante el hecho de que la cultura del ambulantaje tiene como complemento cultural no sólo al que vende, sino también al que compra, quien muy difícilmente asume su posición de consumidor formal y prefiere desplazarse por la calle, rumbo al trabajo o a la casa, sintiendo el masaje de la oferta y la tentación del consumo. No obstante, en esta nueva etapa se repite la misma estrategia, ¿por qué entonces se cree que ahora sí funcionará?

La decisión de Marcelo Ebrard, que en este momento le ha dejado un resultado positivo, tiene implicaciones no sólo urbanas de recuperación del espacio público, sino también políticas, de alianzas, en torno al empleo, económicas y de perspectiva para la ciudad. Su decisión incide también en la base de apoyo clientelar tradicional que se vivió durante décadas con el PRI, que con matices, pero de manera decidida, asumió como propia el PRD a partir del año 2000. Es una decisión que crea un deslinde frente a la memoria acusatoria por el plantón y cierre de Reforma el año pasado, lo cual deja solo y con toda la responsabilidad a Andrés Manuel López Obrador, mientras que del reclamo Ebrard hace su legitimación, tras el severo cuestionamiento ciudadano. Es, por tanto, una decisión que incidirá en las alianzas dentro del mismo lopezobradorsimo y también con muchas de las organizaciones del comercio ambulante con las que mantuvo estrecha relación, primero con el camachismo, y ahora con su representante, Marcelo Ebrard, en la jefatura de Gobierno. Esta medida define el papel de este sector desempleado o subempleado y orienta claramente la política urbana del PRD hacia la economía inmobiliaria con los segundos pisos, los cambios de uso de suelo y ahora la recuperación del espacio público en áreas deterioradas como el Centro Histórico, pero regidas firmemente por el capital privado, que será el que le asigne la nueva función.

Si la UNAM al trasladarse a Ciudad Universitaria en los años 50 dejó un gran vacío, que fue el causante del deterioro, hoy el hueco que deja el ambulantaje será llenado con una actividad inmobiliaria febril, que aún no define claramente la vocación de lo que será este espacio.

Queda el enigma de si al salir el ambulantaje saldrán también las bodegas de todo lo que estaba a la venta en las calles, que es la materialización de la conexión de la economía informal con la globalización, sea en forma de importaciones baratas o de contrabando. Las bodegas en la zona norte del Centro Histórico y este uso de suelo, que era parte integral del comercio ambulante, permanecen intactas. La duda es la forma en que se moverán las toneladas de mercancía extranjera o hacia qué zonas de la ciudad o regiones del país se desplazarán, ya que difícilmente las plazas comerciales en que fueron confinados los ambulantes son puntos de venta acreditados.

En este sentido, la decisión de Ebrard y su grupo debe tener también un punto de negociación con el sector que maneja la introducción de esta mercancía, que seguramente no despacha en Tepito, sino en Santa Fe, Houston, Taiwán o Nueva York.

La decisión del Gobierno del Distrito Federal es compleja, pues necesariamente tiene que estar en coordinación con el gobierno federal, tiene conexión con el PRD y en particular es base del distanciamiento con López Obrador; tiene que ver también con los intereses de la importación en México y la exportación de Estados Unidos y Asia.

El punto, sin embargo, se definirá si el sector directamente involucrado aguanta la presión y pasa la coyuntura de fin de año, cuando se sabrá si hubo cambio de empleo, ahorros, o si las plazas comerciales fueron un éxito.

¿Esta decisión política cambió un problema de estructura económica?

 
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