Elogia Chavela Vargas a la cantante española
Concha Buika, ha reinventado la forma de cantar la copla
Ampliar la imagen Buika en el Lunario Foto: Fernando Aceves
“Me parecía que estaba fuera de toda realidad, que estaba soñando” dijo la noche del jueves la cantante Chavela Vargas tras presenciar el concierto de la compositora Concha Buika en el Lunario del Auditorio Nacional. Y es que esta española, de origen guineano, ha reinventado la forma de interpretar la copla porque, si bien su tonadilla evoca la época de oro de la copla española y aquellas realidades de la posguerra, su feeling es totalmente contemporáneo, libre, creativo y refleja el actual mestizaje sociocultural español. Chavela tiene razón, Concha Buika es otra realidad.
Pasados unos minutos de las diez de la noche, la cantante se presentó ante un foro totalmente lleno. Ataviada con un vestido blanco estilo ibicenco, mantón de manila rojo y turbante afro del mismo color, presentó su segunda producción discográfica denominada Mi niña Lola, con la cual está recorriendo el mundo.
Si en su primer trabajo Buika mezclaba soul, flamenco, hip hop, jazz y copla, en éste se acerca mucho más a la copla volviéndola una voz de su alma.
Dotada de una garganta desgarradora y profunda, le canta a esos amores pasados que aún sangran, con un tono de voz que brota de las entrañas de una mujer concientemente frágil ante el amor, pero fuerte ante las adversidades del desamor.
Desde la primera canción, Loca, Buika derrochó sensualidad por cada poro de su piel, emanando ese sudor rítmico y liberador de todo un continente que hoy nutre las músicas del mundo.
Los músicos que la acompañan se han acoplado perfectamente a su estilo espiritual y multiétnico. Los cubanos Yaclam (bajo), Iván Melón Lewis (piano) y Kiki Ferrer (batería) tienen una formación principalmente jazzística; mientras que los españoles Ramón Porrina (cajón) y Dani de Morón (guitarra) aportan su estilo flamenco.
Al entrar por bulerías en Te camelo –versión de Mi Carmen de Pepe Pinto– Buika se lo dedicó a Chavela Vargas y reconoció sentirse nerviosa al cantar “frente a una de mis musas”.
Sorprendió con el tango Nostalgias del cual hace una versión muy flamenca donde el cante andaluz y el llano rioplatense se funden en un mismo sentir.
En Mi niña Lola se observa el rediseño que ha logrado en la copla española, lo cual ha provocado verdaderos devotos que desfallecen ante su encanto. Recientemente, el compositor Joaquín Sabina afirmó en una revista española que si Buika un día le encargara una copla “le firmaría de rodillas y sin sombrero”.
Miénteme bien, dedicado a todas las mujeres que permiten que les mientan una noche porque finalmente “la verdad llega al otro día”, cautivó a Chavela Vargas quien dijo que este tema evoca la tradición de la música mexicana, no sólo en su ritmo, sino en su letra. Aunque, lo que no dijo Chavela es que en la forma que tiene Biuka de interpretar la ranchera, existe una evidente influencia suya, la cual enaltece aún más su importancia en el mundo.
Figura poética
Pero si la española profundizó en la copla, también lo hizo en las fusiones de jazz. Interpretó Bulería alegre en donde el flamenco, el jazz y ritmos vernáculos africanos entrelazan sus raíces de manera natural, como nacidos para algún día unirse.
Finalizó a capella con la copla Ojos verdes, en donde canción e intérprete formaron una figura altamente poética que inmortalizó su presentación. Su voz, en esta canción, fue un homenaje a los grandes de la copla y el flamenco, a Concha Piquer, Juanita Reina, Lola Flores, Camarón de la Isla, Antonio Mairena, Diego El Cigala y a todas esas almas que ocupan un lugar imprescindible en el arte andaluz.
Dicen que Biuka es hija de exiliados guineanos, que nació en 1972 en la isla de Palma de Mallorca, se crió en un barrio gitano. Su vida y su obra representan el pasado de una España atrincherada en sus tradiciones, y el presente de un pueblo multicultural que ha decidido, desde abajo, seguir derribando fronteras.