Riesgo de que se complique en EU la aprobación del proyecto de asistencia antidrogas

Cárteles controlan el nivel de violencia en el país, no el gobierno: consultoría

Plan México y fondos para la guerra en Irak, en el mismo paquete, según versiones

David Brooks (Corresponsal)

Washington, 19 de octubre. Un plan de asistencia estadunidense antinarcóticos para México, de dimensiones sin precedente en la relación bilateral, está programado para ser anunciado oficialmente la próxima semana, tal vez el lunes; con el proyecto se militariza el tema de la lucha contra las drogas en la agenda de los dos países.

El programa, conocido como Plan México, elevará la asistencia de Estados Unidos de unos 40 millones de dólares al año a centenares de millones en el mismo lapso, hasta llegar a 1.5 mil millones en un periodo de entre dos y cinco años.

Pero el enfoque del programa gira en torno a una nueva definición de la “amenaza” del narcotráfico: se intenta establecer este tema y el del crimen organizado como asuntos de “seguridad nacional”.

Así, se transforma de ser una cuestión de seguridad pública, que compete a las autoridades policiacas, a un asunto militar.

Como informó La Jornada este viernes, el plan está por ser difundido por ambos gobiernos, y después será sujeto a aprobación legislativa.

La negociación del proyecto fue revelada por el Dallas Morning News en mayo pasado, y ambos gobiernos sólo han confirmado escasos detalles sobre lo que sería el programa de asistencia internacional antinarcóticos más grande de Estados Unidos después del Plan Colombia.

Stephen Johnson, subsecretario asistente de Defensa para el Hemisferio Occidental, informó esta semana que México solicitó 1.5 mil millones de dólares de asistencia estadunidense para su programa de lucha contra las drogas, de acuerdo con la agencia Reuters.

“Con unos 2 mil asesinatos tipo ejecución por parte de las mafias de droga, México está bajo sitio”, declaró el subsecretario Johnson en un foro. Caracterizó el acuerdo de “asociación de cooperación de seguridad regional”.

A su vez, el zar antinarcóticos de la Casa Blanca, John Walters, declaró hace un par de semanas, abonando el clima para el anuncio de este programa, que proporcionar seguridad a “nuestras fronteras es una alta prioridad para el gobierno de Estados Unidos”.

Walters agregó que la violencia, el crimen y la corrupción en la frontera sur ha afectado a ciudadanos de ambos lados de la línea divisoria.

“Tenemos una responsabilidad compartida con México para abordar este problema”, añadió.

Esta semana, la consultoría de asuntos de seguridad Stratfor, en un informe elaborado para el gobierno de Texas, concluyó que la violencia en México a causa de las drogas “tiene implicaciones profundas”, no sólo locales, sino también para Estados Unidos, pues “cruza crecientemente la frontera”.

Stratfor consideró que “a pesar de los esfuerzos del gobierno (de México), son los cárteles, y no las autoridades, los que controlan el nivel de violencia”.

Afirmó que durante 2005 se cometieron en México mil 543 asesinatos relacionados con el narcotráfico y más de 2 mil 100 en 2006.

Sobre 2007, aseveró que los más de 2 mil 100 ultimados, según los cálculos desde el primero de enero, seguramente harán que éste sea el año más sangriento.

En tanto, el titular del Comando del Norte, el general Victor Renuart, consideró hace un mes que el problema de la violencia ligada con el narcotráfico forma parte de la agenda de seguridad de América del Norte. Asimismo, elogió la decisión del gobierno de Felipe Calderón de desplegar al Ejército para confrontar a los cárteles y expresó la voluntad plena de los militares estadunidenses de prestar asistencia a México en este esfuerzo.

Un alto funcionario que acompañó al secretario de Defensa, Robert Gates, en un gira latinoamericana a inicios de este mes, comentó a la agencia Reuters que aunque en los años 80 y 90 se prefería “divorciar a las fuerzas militares de funciones policiacas” en algunos países, entre ellos México, faltaba capacidad para enfrentar el problema.

Así, el Pentágono ha promovido una nueva óptica que percibe al crimen y el narcotráfico en América Latina como el problema de seguridad más importante para la región, y considera que los militares, en lugar de las fuerzas policiacas, son los indicados para enfrentar ese problema.

De hecho, se están realizando foros donde esta óptica se difunde públicamente. Por ejemplo, el almirante Jim Stavridis, titular del Comando Sur, ofrecerá la ponencia El crimen y la inseguridad en las Américas, basada en su nuevo artículo publicado en Americas Quarterly.

Aprobación legislativa

Pero aun si se anuncia el plan la semana próxima, como se espera, no podrá ser implementado de inmediato. El proceso de aprobación legislativa podrá tardar semanas, o hasta meses. Algunos funcionarios alertan que si se prolonga el debate al respecto, podría atorarse dentro de la dinámica electoral de 2008.

Versiones aún no oficialmente confirmadas indican que el programa se incluye dentro del proyecto de ley de gasto suplementario para la guerra en Irak.

Aunque ese proyecto se está utilizando sólo como “vehículo legislativo” (o sea, el programa para México no es, obviamente, parte de la estrategia bélica para Irak), el que esté ahí podría complicar su aprobación, aun si el debate no es en torno a los méritos particulares del plan.

Pero incluso antes de ser sometida a debate y votación en ambas cámaras del Congreso estadunidense, la asistencia para México parece proceder de una nueva estrategia de coordinación bilateral.

Hace un par de semanas la oficina antinarcóticos de la Casa Blanca reveló: “estamos asistiendo a México en establecer un centro de comando, control e inteligencia” para el combate a las drogas.