La presidenta de la Cámara tilda a Juan Guerra de misógino porque le alzó la voz
Choque entre perredistas ante intento de albazo de PAN y PRI en San Lázaro
El legislador se disculpa en carta, pero defiende su posición partidista y de parlamentario
Ruth Zavaleta, presidenta de la Cámara de Diputados y Juan Guerra Ochoa, integrante de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática (PRD) tuvieron un diferendo en declaraciones por separado, una vez que la legisladora acusó a su compañero de partido de gritarle y tratarla “como si fuera su mujer en su casa; a lo mejor él tiene un trato así, pero yo no estoy acostumbrada, incluso, ni siquiera estoy casada; no sé como traten ellos a sus mujeres, pero yo no permitiría que nadie me tratara en mi casa así”.
El reclamo de la presidenta de la mesa directiva se suscitó un día después de que éste subió a tribuna durante el debate de la Ley de Ingresos, para denunciar el intento de un albazo parlamentario, mediante el cual se pretendía incluir, de última hora y sin que el pleno de la Comisión de Hacienda lo aprobara, una fracción novena al artículo 16 del dictamen a discusión.
Mientras Guerra reclamaba a los grupos parlamentarios de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional los efectos que causaría esa maniobra, Zavaleta lo interrumpió para señalarle que el procedimiento utilizado por él no era el adecuado para resolver ese problema desde tribuna.
Juan Guerra volteó al sitio donde se encontraba Zavaleta y le levantó la voz para señalarle que ella no tenía nada que ver con su demanda, sino que correspondía a la Comisión de Hacienda responder por qué se pretendía sorprender al pleno con la citada proposición.
La voz del diputado se elevó con fuerza, y eso molestó tanto a la presidenta camaral que un día después exigió respeto a ella, como mujer y persona, y a su investidura.
–¿Cómo se originó el conflicto entre compañeros? –se le preguntó a Zavaleta.
–Creo que a veces no reflexionamos en el PRD, y no ponderamos hacia dónde nos llevan nuestras actitudes; yo preguntaba a varios compañeros del partido que me dijeran cuál era la intención de parar la sesión, y nadie me ha sabido explicar. Si alguien me dijera que era una estrategia, ya era algo, pero así en el momento fue una ocurrencia.
Más tarde Guerra envió una carta para disculparse: “Estimada amiga, en lo personal quiero reiterarte mi respeto, admiración y afecto, no tengo cabida para otro tipo de consideraciones, sin embargo, en la Cámara de Diputados, para que prevalezca la sana discusión y el respeto a los ordenamientos, todos nos asumimos como pares. No comparto los calificativos de misoginia que expresaste en referencia a Javier González y a mi persona.
“También me parece que todo el grupo parlamentario del PRD debe aceptar que, al fungir como presidenta de la mesa directiva, respondes a una función constitucional y de ninguna manera al interés de algún grupo, así fuese el de tu propio partido. Esta responsabilidad pública que me queda clara, y es obligación de los legisladores apoyarte en tu encomienda, pero de igual manera debe quedar precisado que el grupo parlamentario posee su propia dinámica, derivada de sus propósitos y objetivos y que, por lo mismo, no puede coincidir en todo momento con las propuestas que formule la presidencia, independientemente de que la ocupe alguien que provenga de nuestras filas.
“Coyunturalmente la presidencia de la Cámara se apoya en las mayorías y, frecuentemente éstas se integran excluyendo al PRD por lo que es entendible que tu, en todo momento, consideres la posición de una mayoría, pero el PRD no podría estar aceptando y subordinándose a este criterio, porque dejaría de ser un grupo parlamentario con independencia e identidad.
“Desde que te nombraron presidenta de la Cámara de Diputados, supe que el PRD iba a mantener una sana distancia para respetar tu responsabilidad institucional, por lo que de igual forma espero que comprendas que el grupo parlamentario tiene derecho a cuestionar decisiones de la presidencia, cuando valore que se apartan del reglamento o de la legalidad del Congreso de la Unión. Reiterándote mi afecto y mi sincera admiración te envío un saludo.”