Regresa a Pakistán la ex primera ministra para encabezar el Partido del Pueblo Paquistaní
Benazir Bhutto, ilesa de un atentado que deja más de 120 muertos en Karachi
Medio millón de personas la vitorean en las calles; vuelve al país tras ocho años de autoexilio
Musharraf aprobó una amnistía sobre las acusaciones de corrupción contra la ex gobernante
Ampliar la imagen La ex primera ministra paquistaní, Benazir Bhutto, es rescatada del vehículo en que viajaba tras el estallido de dos bombas al paso de su convoy en la ciudad de Karachi, ataques de los que resultó ilesa pero que provocaron 124 muertos Foto: Ap
Karachi, 18 de octubre. La ex primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, quien regresó hoy a su país después de ocho años de autoexilio, fue objeto de un atentado del que salió ilesa, pero que provocó al menos 124 muertos y 240 heridos durante una tumultuosa jornada en Karachi, donde medio millón de personas la vitorearon en las calles.
Pese a que unos 20 mil policías fueron desplegados en la principal ciudad del sur de Pakistán, dos bombas estallaron cerca del convoy en el que viajaba Bhutto, quien abandonó el país en 1999 en medio de acusaciones de corrupción en sus gobiernos (1988-1990 y 1993-1996).
Dos bombas estallaron cerca del vehículo en el que viajaba Bhutto, quien antes de su llegada a Pakistán recibió amenazas de organizaciones islámicas que han visto en ella a una aliada de Estados Unidos, particularmente en la aplicación de políticas dirigidas en contra de grupos armados islámicos.
“No le temo a la muerte. Estoy aquí por ustedes y moriré con ustedes”, dijo Bhutto a parte de la multitud que se mantuvo cerca de ella, a pesar de las detonaciones y algunos disparos.
Después de las explosiones, decenas de cuerpos quedaron en la vía pública. Un periodista de la cadena de televisión Al Jazeera describió el escenario como una “carnicería”.
Informes de la inteligencia paquistaní habían alertado sobre la posibilidad de ataques contra la política que pasó su exilio entre Dubai, Gran Bretaña y Estados Unidos. Al menos tres grupos vinculados a la jihad (guerra santa), Al Qaeda y los talibán expulsados de Afganistán –y establecidos en la frontera norte paquistaní, según la versión de Washington– fueron acusados de preparar ataques.
“No quiero pensar en los riesgos; quiero pensar en la ocasión que se presenta ante mi pueblo”, dijo Bhutto antes de iniciar el viaje desde Dubai, en el golfo Pérsico.
Simpatizantes de la dirigente le dieron la bienvenida desde el aeropuerto y a lo largo de la ruta hacia el centro de Karachi hubo miles de personas que saludaron el convoy.
Bhutto vuelve para encabezar al Partido del Pueblo Paquistaní, que en enero disputará parte del Parlamento a seguidores del presidente Pervez Musharraf, quien arrebató el poder al primer ministro Nawaz Sharif en 1999 mediante un golpe de Estado.
Vestida con una túnica suelta y pantalones y cubierta su cabeza con un pañuelo blanco, Bhutto, de 54 años, recorrió el camino entre la terminal aérea y Karachi –con 16 millones de habitantes– en un vehículo especialmente equipado con un cristal antibalas, desde donde la lideresa saludaba a la gente y, en algunos momentos, se le vio llorar.
El regreso de Bhutto fue posible luego que Musharraf aprobó una amnistía que dejó en el olvido las sospechas de malversación de fondos que empañó la administración de la política, hija de Zulfikar Ali Bhutto, el primer jefe del gobierno paquistaní electo en el país, en la década de los 70.
La medida aún deberá ser ratificada o anulada por la Corte Suprema, pero mientras tanto, en círculos políticos locales se dice que el regreso de Bhutto es producto de una negociación con Musharraf, que legitimó su gobierno en los comicios presidenciales el 6 de octubre pasado.
“Habrá críticas. Pero he escogido entre el diálogo y el avance de la democracia o la repetición de los últimos cinco años”, dijo Bhutto en alusión a lo que llamó “el extremismo” político.
“Hemos escogido el camino de la negociación, lo que no tiene que ser colaboración”, agregó la primer mujer que gobernó un país de mayoría islámica, quien en caso de llevar a su partido al triunfo en las parlamentarias se convertiría además en la primera persona que asume un tercer mandato en Pakistán, que con India formó parte de una colonia británica hasta mediados del siglo XX y luego constituyó un Estado independiente.
El arribo de Bhutto a Karachi no sólo paralizó a esta ciudad de 16 millones de habitantes, sino a todo el país, que estuvo a la expectativa desde el momento en que al mediodía un avión comercial inició el vuelo desde Dubai.
Musharraf pasó la mañana en oficinas del ejército en la localidad de Rawalpindi, sin compromisos oficiales programados.
Al enterarse del atentado, cuando ya era de noche en Pakistán, Musharraf condenó el ataque “de la manera más enérgica posible” y dijo que el hecho es “una conspiración contra la democracia”.
La Casa Blanca, que primero había emitido una declaración para saludar el diálogo político en Pakistán, también se sumó a la condena del atentado, en el que por lo menos 20 de los fallecidos eran agentes que custodiaban a Bhutto.
“Estoy horrorizado” por los ataques contra la ex primera ministra, dijo a su vez el ministro de Relaciones Exteriores, David Milliband, a quien se sumó el presidente Nicolas Sarkozy en un comunicado difundido por funcionarios de su oficina en París.