Usted está aquí: jueves 18 de octubre de 2007 Cultura Cada música es como el alma de una persona, algo único: Savall

Regresará a México con su grupo para presentarse el día 25 en la Sala Nezahualcóyotl

Cada música es como el alma de una persona, algo único: Savall

El poder siempre ha utilizado el arte sonoro en su provecho, dice el intérprete a La Jornada

En el programa figuran partituras de André Danican, Tobias Hume y Biagio Marini, entre otras

Ángel Vargas

Ampliar la imagen El artista catalán Jordi Savall con su inseparable instrumento: la viola da gamba El artista catalán Jordi Savall con su inseparable instrumento: la viola da gamba Foto: Dirección de Música UNAM

Habla Jordi Savall: “La música ha servido siempre para lo mismo: ennoblecer el espíritu de las personas, dar y traer felicidad, compensar el aburrimiento o la tristeza”.

La única diferencia con los siglos pasados, precisa, “es que hoy utilizamos mayores medios para difundirla, pero la esencia de la comunicación, lo que un compositor del siglo XVII o XVIII quería decir o hacer sentir, lo trasmitimos hoy igualmente”.

¿Y que es lo que un músico busca transmitir? “La dimensión espiritual. Cada música es como el alma de una persona, algo único que nos puede aportar una felicidad cuando somos capaces de escucharlas y, además, sin fronteras”.

Reconocido como uno de los más importantes intérpretes e investigadores de música antigua, el artista catalán hace tal reflexión en entrevista con La Jornada, a propósito de su próxima presentación en México.

Esta tendrá lugar el próximo 25 de octubre, a las 20:30 horas, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario, al lado de su grupo, Les Concert des Nations.

Intitulado Las músicas reales, el programa fue concebido ex profeso para esta ocasión, si bien está integrado con obras que el violista da gamba y su grupo ejecutan muy a menudo e inclusive han grabado.

Entre ellas figuran piezas de André Danican Philidor, Tobias Hume, Gaspar Sanz, Andrea Falconiero, Biagio Marini, Marin Marais y François Couperin.

Un arte poderoso

Vía telefónica desde Barcelona, Jordi Savall sostiene que poco han variado la finalidad y la función que tenía la música en la época de las cortes con las que tiene en la actualidad.

La considera un arte muy poderoso y que, lo mismo en la época feudal que ahora en el capitalismo, siempre ha sido utilizada por los gobernantes o quienes detentan poder para tratar de obtener beneficios.

“Cada gobierno trata a la música de formas diferentes. Lo que puedo decir es que en todos los momentos de la historia, incluso los más dramáticos, como en la época del nazismo, el poder siempre ha querido utilizar la música en su provecho, siempre”, responde

“La música es uno de los más poderosos instrumentos creados por el hombre, uno de los que más pueden tocar el alma de una persona. Por tanto, es obvio que una persona que está en el poder necesite de un arte que toque directamente el corazón de la gente y que quiera utilizarlo.

“Por suerte, la música no deja manipularse tanto; no es en ella misma ni buena ni mala, lo importante es lo que expresa el músico mediante ella, y eso está por encima de cualquier manipulación.”

Esfuerzo democratizador

Aunque Jordi Savall asume que el espectro de la música de concierto es muy limitado, en cuanto al número de personas que acceden a ella, el intérprete catalán rechaza que se trate de una expresión elitista.

“No lo asumo así, es como si aceptáramos que enamorarse es cuestión de elites, porque siempre se hace entre dos. Todo lo que es esencial en la vida se hace en la intimidad, todo lo que es esencial al hombre siempre está en una dimensión de la ternura, de la sensibilidad, del recogimiento”, subraya.

“Todo lo que necesita fanfarrias y reflectores, en contraste, es superficial; puede ser divertido, espectacular, pero se puede prescindir fácilmente de eso, en cambio, del amor, nunca.”

Rubrica Jordi Savall: “La música (de concierto) no es exclusiva. Hoy tenemos la posibilidad de hacer un mismo concierto en diferentes partes del mundo y la grabamos en discos, a los que pueden acceder millones de personas, lo cual contrasta con la época de las cortes, que sí estaba reducida a un grupo limitado de personas.

“De tal manera que hoy día estamos haciendo un gran esfuerzo de democratización de estas músicas. Lo que pasa es que la música siempre es una experiencia individual.

“Esto es lo maravilloso de la música: aunque uno vaya a un concierto donde estén miles de personas, cada una de ellas sentirá y tendrá una experiencia diferente.”

 
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