Fue denunciado por presunta protección a un pederasta
Juez de California decide hoy si tiene jurisdicción en el caso Rivera Carrera
Se espera que este martes el juez californiano Elihu M. Berle dictamine si tiene jurisdicción para admitir la denuncia en contra del cardenal Norberto Rivera Carrera, a quien Joaquín Aguilar Méndez denunció en septiembre pasado ante la corte superior de Los Ángeles por la presunta protección de su abusador sexual, el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera.
El equipo jurídico de la parte acusadora ya cuenta con una serie de personas, algunos con formación religiosa, dispuestas a testificar en contra del cardenal mexicano, además del testimonio del detective retirado del Departamento de Policía de Los Ángeles Héctor Esparza, quien en funciones investigó y comprobó abusos sexuales a “numerosos menores”, perpetrados por Aguilar mientras trabajó en las parroquias Nuestra Señora de Guadalupe y Santa Agatha, en aquella ciudad estadunidense, con la autorización de su entonces obispo, Norberto Rivera.
En su reporte, el detective resaltó que Ann Curry, de KCBS-TV, uno de los reporteros que cubrieron esos acontecimientos ocurridos en 1987, contactó con los policías encargados de las pesquisas y les informó que “llamó a la diócesis del padre Aguilar en México y habló con el obispo Norberto Rivera, quien le dijo (a la periodista) que el padre renunció a su sacerdocio y se fue a vivir con familiares en Cuernavaca”, cuando éste continuó con su ministerio al retornar a su país de origen ante las denuncias en su contra.
Además, Esparza sostuvo que al entrevistar a personal de la Arquidiócesis de Los Ángeles “me dio la impresión de que intencionalmente se retrasó (tres días) reportar las denuncias (recibidas en contra del presbítero mexicano), como una manera de ayudar al padre Aguilar a esquivar la persecución criminal”.
También está la declaración de Aquinas Walter Richard Sipe, especialista y autor de varios libros sobre prácticas y conductas sexuales de los clérigos de la Iglesia católica romana, y testigo en cerca de 200 casos de abuso sexual por parte de religiosos en Estados Unidos y Canadá. Es sacerdote retirado y desde que ejercía el ministerio hasta que continuó como sicoterapeuta y maestro ha tratado a cerca de 3 mil pacientes, poco más de la mitad clérigos que han atacado a menores o adultos vulnerables.
Tras revisar la correspondencia que sobre el sacerdote Nicolás Aguilar Rivera intercambió el cardenal Roger Mahony –arzobispo de Los Angeles– con Norberto Rivera, llegó a la conclusión de que en la Iglesia catolica existe “un gran sistema de códigos secretos” para comunicarse los abusos sexuales cometidos por curas, y que cuando se presentan este tipo de conductas la jerarquía católica realiza transferencias de los religiosos de una diócesis a otra, “argumentando la salud y razones familiares”.
De igual manera, que usan las palabras “problemas de homosexualidad” para referirse a los sacerdotes católicos que muestran problemas de sexo con infantes. Es decir, que para el caso de Nicolás Aguilar Rivera los arzobispos implicados usaron ese término para referirse a “implicaciones indirectas de abuso sexual contra niños”.
La defensa del denunciante del cardenal Rivera incluye la disposición del sacerdote Thomas P. Doyle para declarar en el caso. Desde 1984 este religioso ha estado involucrado en los casos de clérigos católicos que abusan de niños. Ha trabajado con las víctimas, sus familias y sus abusadores.
El juez Berle puede declarar hoy si tiene o no jurisdicción para actuar contra Rivera Carrera o retrasar su resolución para entregarla por escrito ofreciendo argumentos sobre sus determinaciones. Existe la posibilidad de que sólo admita uno de los nueve cargos contra el prelado. Destaca como el de mayor relevancia el de conspiración internacional sobre pederastia.