La Plaza de Armas congregó a 8 mil personas para disfrutar de El mono de Sadieu

Circus Baobab trae la magia de África al Teatro de Calle en Zacatecas

Arturo Cruz Bárcenas (Enviado)

Zacatecas, 14 de octubre. La gobernadora Amalia García Medina inauguró la noche del pasado sábado las actividades del sexto Festival Internacional de Teatro de Calle, cuyo programa inició con el espectáculo El mono de Sadieu, de la compañía Circus Baobab (Guinea-Francia), que mezcla circo aéreo, trapecismo, baile y música, todo enraizado en la tradición y matizado con un lenguaje estético propio.

La Plaza de Armas recibió a más de 8 mil personas, quienes exigieron con chiflidos y gritos que iniciara la función, ante un retraso de media hora. En penumbras, poco a poco se fue iluminando la Catedral de Zacatecas; esa fue la introducción para la aparición de Circus Baobab.

Con unos troncos largos, que pesan unas siete toneladas, personal del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde (IZCRLV) y de la propia compañía africana construyeron una estructura que sirvió de escenografía, de tarima para las ejecuciones aéreas, y de cima desde donde el personaje central, el mono de Sadieu, lanzó plátanos a la concurrencia.

Circus Baobab es un grupo nacido en el Centro Nacional de Acrobacia de Guinea. Lo que inmediatamente se vio es el resultado de lo inspirado por una leyenda de Guinea, que relata la historia de los hombres que robaron el tambor de un mono djembe. El montaje ilustra la energía extraordinaria y el potencial acrobático de los artistas de Guinea, apoyados en la danza y en las percusiones.

En entrevista, la directora de Promoción y Producción de la compañía africana, Isabelle Sage, expresó que por medio de la danza se mostró la fuerza de los hombres.

En la historia, los monos, a los que han robado su tambor, tocan sus pechos con sus manos, para hacer el ruido del tambor; lloran. “Hay muchos monos en esta parte de África. Tienen energía, según la imaginación de la gente. Ellos hacen bromas. Los troncos que aquí se muestran fueron trabajados para esta escenografía en 1999. El árbol se llama teque. El baobab es el árbol de las palabras, donde el jefe del pueblo hace los discursos políticos y sociales, así como también celebra matrimonios.

“Todos los sucesos sociales importantes se hacen debajo de la fronda de ese árbol, que significa la culturización de la vida. Es un árbol con muchas raíces, fuertes y profundas. El árbol es un símbolo. El de aquí alcanza 15 metros de altura.”

A pesar de lo pesado de la estructura, nunca han sufrido accidentes, pues, precisó Sage: “el personal ha trabajado con gente de circo y saben cómo cuidar su cuerpo. Aquí, en Zacatecas, el problema fue el aire, pues les costaba trabajo respirar”.

Génesis popular

La compañía se integró en 1978 y ha viajado por varios continentes. “Para aparecer en escena, antes un artista debe pasar cuatro años estudiando. Este circo tiene una idea, una génesis popular. Esta compañía permite construir un puente entre Africa y Europa.

“Para los artistas del grupo, México es muy especial, no es como Europa o Estados Unidos. Aquí hay una relación elástica con el tiempo, como en África. Cuando la gente tiene problemas económicos para vivir se une más. Los artistas prefieren venir aquí.”

Los ecos de las percusiones se escucharon por todas las esquinas de la Plaza de Armas. El sonido del djembe, del dum dum y el balafón se replicó, y la fuerza del continente negro se hizo presente en Zacatecas. Al final de la función, el cielo se iluminó con fuegos pirotécnicos, entre aplausos y risas de muchos niños. Acabado ese colofón, el titular del IZCRLV, David Eduardo Rivera Salinas, dijo en entrevista que cada versión del Festival Internacional de Teatro de Calle ha sido diferente.