Detectan pagos indebidos a un contratista, el constructor de las cabañas en Los Pinos
ASF: el foxismo autorizó elevar 350% los costos para remozar el aeropuerto
El órgano de la Cámara halló anomalías fiscales, ambientales, administrativas y financieras
El gobierno de Vicente Fox Quesada autorizó que la ampliación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) incrementara su costo más de 350 por ciento, al pasar de mil 248 millones de pesos presupuestados inicialmente a más de 8 mil millones.
Al concluir las revisiones de Desempeño y Especiales por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que serán presentadas esta semana a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados, se descubrieron pagos indebidos de las autoridades a uno de los contratistas.
Se trata de Humberto Artigas, quien fue el encargado de edificar las cabañas de la denominada pareja presidencial en Los Pinos, de la remodelación del rancho de la familia del ex presidente, así como de la construcción del llamado Centro de Estudios Fox.
El órgano fiscalizador de la Cámara de Diputados encontró que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, “no obtuvo la manifestación de construcción de la obra, fraccionó indebidamente la construcción del proyecto de la Terminal 2 y no aplicó retenciones al 31 de diciembre de 2005 por 11 millones 772 mil pesos por atraso del contratista en su programa de ejecución”.
La Auditoría Superior emprendió promociones de responsabilidad administrativa sancionatoria por no haberse entregado la manifestación de construcción de la obra, pues no se presentó la evidencia de la participación del director responsable de la misma y del corresponsable en seguridad estructural en la ejecución de los trabajos.
Debido a la irregularidad de fraccionar el proyecto, se descubrió que no se elaboraron estudios de preinversión y se originaron atrasos en la ejecución de la obra, y de esa forma no se determinaron los objetivos y metas ni la calendarización para cada una de las etapas; tampoco se contó con los estudios y proyectos totalmente terminados antes de iniciar la edificación.
En medio de la opacidad en que se llevó a cabo la obra, tampoco se “cumplió con las disposiciones ambientales, (pues la entidad) no exigió a la contratista la obtención del registró de manifestación de construcción, no aplicó retenciones al 31 de diciembre de 2005 por 3 millones 413 mil pesos y realizó pagos indebidos por 2 millones 691 mil pesos”.
Por lo que toca a la promoción de responsabilidad administrativa y sancionatoria, ésta se aplicó por no evaluarse el impacto por el probable incremento de los niveles de ruido generados por la construcción y operación de la Terminal 2; se consideró en el proyecto obras que son punto de atracción para las aves; se realizó un manejo inadecuado de residuos peligrosos; no se instrumentaron medidas de prevención y mitigación relativas a la calidad del aire y se realizó un manejo inadecuado de los residuos sólidos de las obras.
A esto se suma el que la obra se inició sin contar con la autorización en materia de impacto ambiental, y se omitió haber considerado el derribo de árboles. A estas anomalías se agrega la clasificación incorrecta de los edificios para su diseño sísmico estructural, y no se presentaron las memorias de cálculo ni los diseños de elementos estructurales.
En relación con el Proyecto de Ampliación, en el resumen del plan maestro del año 2003 se propuso resolver la saturación de operaciones en un horizonte de 50 años. Sin embargo, una vez iniciadas las obras en 2003, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes aclaró, en su informe anual, que “este proyecto tiene como propósito atender la demanda de servicios en los próximos 20 o 30 años”.
Aeropuertos y Servicios Auxiliares informó que las obras de la Terminal 2 se concluirían en el segundo semestre del presente año, y que su costo final superará los 8 mil millones de pesos, y la ASF recordó que “inicialmente, estas obras se calcularon en mil 248 millones de pesos para concluirse en noviembre del año 2006”.
Como parte de las auditorías especiales que le solicitó la Comisión de Vigilancia a las obras de la Terminal 2, la ASF llevó a cabo revisiones sobre los ejercicios presupuestales de 2004 y 2005, para evaluar tanto los procesos de evaluación y de construcción como el pago de los trabajos realizados en esos dos años.