Acuerdos en el Congreso de Los Ángeles en cuestiones de salud, educación y de justicia
Líderes buscan una “posición latina” frente a las políticas sociales y económicas de EU
Los Ángeles, 8 de octubre. Cómo traducir el poder demográfico y social de sector minoritario más grande de Estados Unidos en poder político, y sobre cuáles propuestas y proyectos de política social y económica, constituyen la principal tarea del Congreso Nacional Latino que se celebra en esta ciudad por segundo año.
A la vez, se manifiesta un fenómeno con implicaciones históricas sin precedente: el encuentro e identificación entre los latinoestadunidenses y los latinoamericanos, y se asoma la posibilidad de alianzas entre norte y sur que podrían transformar las relaciones hemisféricas.
Aunque por su presencia numérica –más de 40 millones entre latinos nacidos aquí e inmigrantes latinoamericanos– tiene un impacto nacional en cada aspecto de este país, la compleja y variada comunidad conocida como “los latinos”, aún no tiene algún eje central de incidencia en el debate político nacional. Por esto, el objetivo de este Congreso es elaborar y articular una serie de posiciones, o sea consensos, para poder dar forma y una voz más unida al actual y potencial poder político de esta comunidad.
Desde su inicio el viernes pasado, líderes nacionales y locales de todas partes de este país han realizado un proceso de diálogo, elaboración de posiciones y propuestas que buscan permitir una cada vez mayor incidencia en el abanico de los problemas nacionales e internacionales prioritarios en este país. Los temas de salud, educación, ambiente, drogas ilícitas y el sistema judicial, han sido abordados por líderes y especialistas que presentaron investigaciones, realizan mesas de trabajo y aprobaron decenas de resoluciones (ver www.latinocongreso.org para copias de las resoluciones aprobadas) que en su conjunto pueden funcionar como un punto de partida de definición de una “posición latina”.
Por ejemplo, se ofrecieron radiografías del uso de drogas por latinos y sus consecuencias de salud y sociales. La heroína resulta ser la droga preferida entre los mexicano-estadunidenses en el suroeste, aunque se registra un incremento ahora en el uso de anfetaminas, informó en una sesión de trabajo el especialista Abelardo Valdez de Houston. A la vez, por las políticas punitivas de la llamada “guerra contra la droga”, se registra que aunque los latinos conforman 13 por ciento de la población total, representan 31 por ciento de la población encarcelada. De los latinos encarcelados, entre 70 y 80 por ciento fue arrestado por delitos menores relacionados a la droga. Hoy existen más de 2.2 millones de encarcelados en este país, con una mayoría de gente de color, gran número de ellos por delitos de droga.
Otro especialista, Richard Cervantes, agregó que las consecuencias de salud y criminalizacion de las políticas antidrogas sobre la juventud latina son enormes si uno se da cuenta que 47 por ciento de todos los menores de edad de California, 40 por ciento en Arizona y 44 por ciento en Texas son latinos. A nivel nacional, la encarcelación de una persona por un delito menor de posesión de droga tiene un costo de 23 mil 500 dólares por reo, mientras que el costo de tratamiento de adicción sería de entre mil 600 a cuatro mil dólares por año.
Ante esto, se adoptan posiciones para criticar la política nacional antidrogas tanto aquí como en América Latina y se propone una política que busca abordar el problema como un asunto de salud, de tratamiento, y no de seguridad nacional.
Y así se procede con toda una gama de temas; desde el rescate del río urbano de Los Ángeles y de políticas alternativas de tratamiento de abuso de drogas por latinos, asuntos de nutrición, políticas agrarias aquí, hasta implicaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), el calentamiento global y más.
Pero al avanzar los trabajos también aparecen manifestaciones de la evolución de algo novedoso que se crea al profundizarse el encuentro entre los latinos de aquí y los de allá, y los que están entre ambos (los migrantes). Werner Marroquín, líder en la comunidad salvadoreña en California (y ahora legislador por parte del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional FMLN en el Parlamento Centroamericano), y quien llegó aquí desde 1982, afirma en entrevista con La Jornada que la comunidad latina ha tenido una “fuerte pero desconcentrada presencia” en este país. Este congreso, dijo, es un esfuerzo que podría llevar a “fortalecer nuestra presencia política, una que transciende la vida nacional de este país”, ya que está conformada por diferentes generaciones de latinoestadunidenses, junto a los migrantes de diversos países, regiones y experiencias (algunos llegando aquí por razones económicas, otros por conflictos sociales y políticos).
Marroquín, quien también es líder sindical aquí, señaló que la falta de un vínculo entre los latinos de aquí y los latinoamericanos allá ha sido “una oportunidad perdida”, pero que esa posibilidad se está “empezando a visualizar, de percibirnos como una sola América”.
Agrego que los migrantes llegan aquí por salvar a sus familias, pero al hacer eso, también salvan a sus países y sus regiones, y a la vez “se está construyendo un movimiento de los inmigrantes, de diversas regiones, culturas, multilingües, y vamos a cambiar este país”. Sin embargo, los que llegan aquí dependen de los que tienen generaciones de este lado, los que ya saben cómo manejarse aquí ante los poderes y las instituciones. Por lo tanto, el reto aquí es “desarrollar unidad, entre nosotros como latinos, entre países, entre generaciones”.
Marroquín concluye que “estamos entre la alegría y la amenaza”. La alegría, dice, de que se está construyendo esa unidad, ese movimiento. Y la amenaza, ante los que temen que esto sí cambiara a este país, como las fuerzas antimigrantes. El congreso, comentó, “abre una ruta de unificación, de talentos, de formular alternativas y consolidar un bloque con mayor impacto político”.