Asiste en Santa Clara al acto encabezado por Raúl Castro en memoria del Che
Llama Ramiro Valdés a una “revisión crítica” de la política económica en Cuba
Ampliar la imagen Aleida March, la viuda de Ernesto Che Guevara (al centro), y sus hijas Celia (a la izquierda), y Aleida, durante la ceremonia en memoria al guerrillero ayer en Santa Clara, Cuba Foto: Ap
Ampliar la imagen Ell líder histórico de la revolución cubana, Ramiro Valdés, durante su discurso al conmemorar el 40 aniversario del asesinato del revolucionario Foto: Ap
La Habana, 8 de octubre. Ramiro Valdés, uno de los líderes históricos de la revolución de 1959, dijo hoy que las autoridades esperan el apoyo de la población para “revisar y actualizar críticamente” la política económica, y confirmó la disposición de Cuba para dialogar con Estados Unidos, si en ese país aparecen “gobernantes más realistas”.
Valdés, de 75 años, habló en la población de Santa Clara, en el centro de Cuba, en un acto encabezado por el presidente interino, Raúl Castro, por el cuadragésimo aniversario de la muerte de Ernesto Che Guevara.
Desde que el presidente Fidel Castro cayó enfermo en julio de 2006, Valdés rompió su costumbre de permanecer fuera de la vista pública, para aparecer en momentos clave: en noviembre de ese año, en ausencia de imágenes y mensajes del mandatario, proclamó a Raúl Castro como el “cancerbero” (guardián) del sistema cubano y en mayo último, cuando el Partido Comunista discutía la eficiencia productiva, llamó a reforzar el desempeño económico y la atención al nivel de vida popular, como garantía de que sobreviva el régimen político.
Esta vez ilustró la división de tareas entre los dos hermanos dirigentes. Primero, al recordar que en la misma plaza de Santa Clara donde hablaba, Fidel presidió la ceremonia de inhumación de los restos del Che hace una década.
“Hace diez años no habíamos sufrido el duro golpe de la enfermedad de Fidel, nuestro guía, el jefe capaz de atender al mismo tiempo un cúmulo de enormes tareas”, señaló Valdés, en una tácita indicación del cambio registrado en la operación política, ahora con una mayor distribución de funciones.
En el nuevo escenario, añadió el orador, el líder cubano “se recupera y desarrolla un papel insustituible de orientación con su experiencia y sus ideas”.
“Pero ante esta situación, como él mismo reclamó en su proclama (del 31 de julio de 2006), nuestro único deber es unirnos más, trabajar mejor y redoblar junto a Raúl y el Partido todos los esfuerzos que tenemos ante nosotros”, añadió Valdés, apuntando a la ubicación del hermano menor como el líder en funciones.
Valdés es uno de los tres veteranos que conserva el rango simbólico de comandante de la revolución. Unido a los hermanos Castro desde 1953 y colaborador cercano del Che, fundó los actuales servicios cubanos de inteligencia y seguridad, es integrante del Comité Central del Partido Comunista y del Consejo de Estado y ministro de la Informática y las Comunicaciones.
En su mensaje, Valdés aludió a las reuniones que se realizan en barrios y centros laborales, en las cuales la población expone sus problemas, a partir del discurso de Raúl del pasado 26 de julio, cuando el presidente en funciones anunció reformas económicas dentro del sistema socialista.
En ese discurso y en los artículos de Fidel Castro, dijo Valdés, “están las claves de lo que podemos y debemos hacer”.
“Todo el país en estos días es un hervidero de ideas, se debaten muchos temas”, añadió. “Lo que esperamos de este debate es que nos ayude a romper con la inercia, el dogmatismo y el estilo burocrático, a desarrollar el enfoque creador, a liberar donde estén trabadas las fuerzas productivas y a lograr que nos acostumbremos a revisar y actualizar críticamente las fórmulas que aplicamos en la economía”.
La referencia a las fuerzas productivas “trabadas” parece remitirse a la crítica situación de la agricultura, tema rector en los argumentos de Raúl Castro, dentro del cual Valdés citó, por ejemplo, la necesidad de un “empleo máximo del fondo de tierras”.
La dirigencia cubana espera de esas reuniones “una mayor comprensión de los problemas, la búsqueda colectiva de soluciones que no podrán ser nunca mágicas, que tienen que basarse en el trabajo, en la capacidad del país para generar recursos”, agregó Valdés, quien reflejó así el sentido del discurso del 26 de julio y además añadió el vínculo entre las quejas y alegatos con las expectativas oficiales de que surja desde ahí el apoyo a las reformas.
La respuesta oficial a los problemas no puede ser inmediata ni simultánea, dijo Valdés. Será en “cuanto resulte sensato y posible” y se elimine “lo que sea absurdo”, dentro de una “agenda revolucionaria”.
También recordó que la hostilidad de Estados Unidos no ha cesado “un sólo instante” y recordó las abundantes exposiciones de Guevara al respecto, para respaldar otra de las posiciones reiteradas por Raúl durante su interinato: la de resolver en la mesa de negociaciones el diferendo con la potencia del norte.
“Esa claridad política, esa intransigencia, es lo primero que todos debiéramos recordar cada día”, dijo Valdés, partiendo de citas del Che, para aterrizar así: “Aunque lo cortés no quita lo valiente, ni renunciemos por eso a la posibilidad del diálogo, si un día aparecen en ese país gobernantes más realistas”.
El homenaje al revolucionario argentino-cubano se realizó en la ciudad que él tomó al frente de una columna guerrillera en 1958, en una batalla decisiva para los rebeldes.
El acto incluyó la lectura de un comentario de Fidel Castro dedicado al Che y difundido hoy en la prensa local: “Hago un alto en el combate diario para inclinar mi frente, con respeto y gratitud, ante el combatiente excepcional que cayó un 8 de octubre hace 40 años”.
Castro recordó en breves líneas la trayectoria revolucionaria del Che y le agradeció “por lo que trató de hacer y no pudo en su país de nacimiento, porque fue como una flor arrancada prematuramente de su tallo”. También dijo de Guevara que “era un predestinado, pero él no lo sabía. Combate con nosotros y por nosotros”.
También se escuchó la voz de Castro cuando leyó el 3 de octubre de 1965 la carta de despedida del Che, antes de salir a formar un foco guerrillero en el Congo.
En la plaza que lleva su nombre, hay una estatua en bronce de Guevara y un mausoleo donde reposan sus restos y los de casi todos los integrantes de su guerrilla en Bolivia. En la ceremonia estuvieron su viuda, Aleida March y los cuatro hijos de la pareja.