Economist Intelligence Unit
Recesión
Miopía de la banca europea
Con ese lenguaje bancario que todo minimiza, Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE), dice que los actuales trastornos de los mercados financieros mundiales son “una corrección”. Lo que en realidad presenciamos no son vientos de cambio, sino un tornado. Están en marcha algunos ajustes a largo plazo respecto de la forma en que la economía global funcionó la década pasada.
Una prolongada desaceleración económica, probablemente una recesión, está por ocurrir en Estados Unidos (EU). El país ha dejado de ser el “consumidor de último recurso” del mundo, el que importaba enormes volúmenes de mercancías y nutría la economía mundial. Esta vez los encargados de la política económica estadunidense no van a poder realizar el mismo truco al que recurrieron en 2001-03, luego de la quiebra de las empresas punto com. En aquel entonces el banco central de EU, la Reserva Federal (Fed), redujo las tasas de interés a 1% (en 2003) mientras la Casa Blanca y el Congreso disminuían impuestos y proseguían una juerga de gasto financiado por el déficit. El mes pasado Ben Bernanke, presidente de la Fed, redujo las tasas en medio punto porcentual, a 4.75%, e insinuó que hay más cortes por venir.
Pero en el mercado de bonos a más largo plazo, tan sensible a la inflación, las tasas de interés subieron más. Como Nelson en Copenhague, Bernanke otea desde el puente con el telescopio puesto en su ojo tuerto. “No veo ninguna inflación”, grita Bernanke, mientras los precios del petróleo alcanzan niveles sin precedente, los de los alimentos ascienden, los de materias primas siguen llegando a picos no vistos durante una generación y los del oro, la zona segura por excelencia para muchos inversionistas, se disparan. Incluso China ha recurrido (probablemente en vano) al control de precios de los alimentos de primera necesidad para contener su tasa de inflación de 6%.
Tras la reducción de tasas de la Fed, podrían escucharse voces preocupadas diciendo que Bernanke ha puesto en peligro las credenciales antinflacionarias del banco central. El dólar comenzó a hundirse otra vez, para enorme consternación de los políticos europeos y de los hombres de negocios que veían aumentar el euro a niveles nunca vistos. Su temor es que esto amenace el crecimiento de las exportaciones de la Unión Europea.
Los signos de erosión en la credibilidad de la Fed hacen más probable que una fuertge reducción de tasas, como la de 2001-03, provoque una caída descontrolada del dólar, lo que menos se necesita en medio de una crisis bancaria internacional. Así que la libertad de maniobra de la Fed para evitar la inminente desaceleración económica no es la misma de hace seis años, por no decir algo peor. Eso mismo es aplicable a la Casa Blanca y al Congreso. La irresponsabilidad fiscal será castigada ahora que el resto del mundo parece poco dispuesto a financiar el consumo excesivo de EU en las condiciones que tanto alegran a los estadunidenses.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge AnayaU