En el Conservatorio preparan concierto con arreglos especiales de Arturo Márquez
Fiesta en Bellas Artes por los 36 mil 500 días del natalicio de Gabilondo Soler
Cancelarán una estampilla postal y emitirán billete de Lotería conmemorativo
Ampliar la imagen Ensayo de la Compañía Nacional de Danza que hoy realiza el estreno mundial del homenaje a Francisco Gabilondo Soler Foto: José Carlo González
A 36 mil 500 días de su nacimiento –cuenta si no exacta, sí convencional para decir que son 100 años– Cri Cri será recordado con varios actos en ciudades que fueron capitales para él.
Un desfile en su natal Orizaba, que incluye también la develación de una nueva estatua del personaje impar que fue el Grillito cantor y una fiesta en la explanada del Palacio de Bellas Artes, aquí en México desde las 11 horas, además de que durante todo el sábado, día exacto de la efeméride, la programación de Radio Educación estará dedicada al ilustre veracruzano.
Autor de 228 temas de corte infantil, los identificados hasta ahora, como acota su hijo menor Tiburcio, algunos salpicados con dosis de lucha social, como el caso del Jicote aguamielero, desdeñado por su inferior condición por la reina de las abejas. Cri Cri ha marcado a generaciones de mexicanos y, se puede afirmar sin miedo, también de latinoamericanos, especialmente a quienes habitan el macizo central del continente y aguas que lo rodean, pues en Cuba, rememora Luis Rovira, el musical ortóptero se presentó en 1948 en los estudios de la cadena de Radio Suaritos. Sus canciones, se sabe, son intemporales.
Asunto serio
“Hacer música para niños es asunto serio y difícil”, reconoció Pepe Frank, hombre dedicado desde hace un cuarto de siglo a estos menesteres y agregó que Gabilondo Soler tuvo además la virtud y el cuidado de encuadrar la letra con la música.
Frank y su grupo tendrán a su cargo la festividad sabatina frente a Bellas Artes en donde gigantescas mojigangas, seguramente con los personajes del Ratón vaquero, la Negrita cucurumbé y otros, atenderán a los infantes que ahí se congregen.
Al igual que Frank otros hombres de la pauta, como Eduardo Contreras, Arturo Márquez, Omar Guzmán, Julio Gullco y Tiburcio Gabilondo, el hijo menor del músico-astrónomo-cuentista –que todo eso y más fue el autor–, externaron su opinión sobre la obra de Cri Cri, durante una plática con el público en el Centro Nacional de las Artes hace unos días.
El centenario de Cri Cri será festejado a por todo lo alto en las próximas dos semanas. Además de los homenajes en Orizaba y el Distrito Federal, se cancelará una estampilla postal y se realizará la emisión de un billete del sorteo Zodiaco conmemorativo para el 14 de octubre. Un día después, el 15, en el jardín de la Sociedad de Autores y Compositores, en la calle de Mayorazgo, se develará un busto, pero la mayor celebración musical será el martes 9 de octubre en el Conservatorio Nacional de Música (CNM) en donde una orquesta conducida por Arturo Márquez interpretará los temas del grillito con arreglos del mismo director.
Compromiso moral
La conmemoración en la húmeda Orizaba, sitio que retrató Gabilondo en muchas de sus canciones incluida El chorrito, inspirada en la fuente del jardín de la abuela, comprende un desfile que pasará por Oriente 3, la calle atrás de la parroquia, morada en donde se cuenta que nació un rollizo chamaco que por nombre tuvo el de Francisco Gabilondo Soler, el 6 de octubre de 1907, hijo de Doña Emilia y Don Tiburcio.
Para el concierto del martes en el CNM, Márquez ha batallado con el minucioso trabajo de estudiar unas 40 canciones, las ha examinado, arreglado para adaptarlas a una orquesta de alientos, maderas, metales y percusiones. Tal experiencia, afirma el compositor, utiliza todos los grados de la escala musical. Lo que da motivo para asombrarse de la genialidad de Gabilondo Soler, “El trabajo”, añade Márquez, es para él un compromiso moral, pues creció en la década de los años 50 escuchando tanto la emisión semanal de la XEW –emisora que apenas tocó la conmemoración ayer durante un programa matutino– y, desde luego, escuchando los discos.
A la música de Cri Cri, como el Solfeo de los patos –de acuerdo con Omar Guzmán, algo esencial para estudiantes de música–, se agregan los cuentos, aquellas narraciones que en la voz de Manuel Bernal encendieron la imaginación de los atentos oyentes que al conjuro del programa dominical de las 7 de la noche se arremolinaban junto al aparato de radio.
Toda una pieza maestra los cuentos pues, dicen los que de literatura saben, que, como buenas historias contienen principio y fin.
Y como de fin se trata, pues Cri Cri igual compuso adioses, como asentado está en el libro que Luis Rutiaga escribiera, en donde se relata que antiguamente en las comedias al caer el telón, mediante un verso, se daba y pedía las gracias al auditorio y un aplauso a los actores.
Y vaya que Cri Cri tuvo actores, “varios perros, cuatro gatos, dos loros multicolores, la lechuza, el pato ronco, una cuadra de caballos, un burrito medio tonto”, sin faltar el ciclista chivo Piocha...
Cri Cri, anduvo por aquí hasta el 19 de diciembre de 1990 cuando Juan Pestañas le cerró los ojos para siempre, pero para siempre se quedó con nosotros.