El músico Jorge Reyes, entre los galardonados
Predomina raíz indígena en la entrega de premios Eréndira
Ampliar la imagen Jorge Reyes, acompañado de su hija Eréndira, recibió de manos del gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, el Premio Estatal de las Artes Eréndira Foto: Iván Sánchez
Morelia, 4 de octubre. La raíz indígena de Michoacán dominó en el Premio Estatal de las Artes Eréndira, que en su versión 2007 fue otorgado al artesano Emilio Molinero Hurtado, al músico Jorge Reyes Valencia y al cineasta Dominique Marie Jonard Giraud quienes, pese a conformar con su arte un abanico de diversos matices, convergen en un mismo objetivo: recuperar las raíces culturales de los pueblos originarios para traerlos al presente con un nuevo significado.
La tercera emisión del Premio Eréndira, otorgado por el gobierno de Michoacán en reconocimiento a la trayectoria artística, fue la más plural, pues al revisar la trayectoria de los premiados se aprecian grandes contrastes; Jorge Reyes, originario de Uruapan, desarrolló la mayoría de su trabajo fuera de Michoacán, incluso estudio música clásica, electrónica y jazz en Alemania, además de música tradicional hindú y tibetana en la India; Dominique Jonard es originario de Francia, pero su trayectoria como cineasta especializado en la animación tuvo su origen en Michoacán, desde donde se ha expandido a varios estados del país, y Emilio Molinero Hurtado es la raíz del árbol que no cede, que no se deja arrancar de su suelo de origen en Tzintzuntzán, donde las faenas en el campo lo llevaron a descubrir su amor por el moldeado del barro, oficio que cultiva desde hace más de 40 años.
El gobernador de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, entregó el pasado miércoles la medalla emblemática del premio a Jorge Reyes que atravesó el escenario del Teatro Ocampo acompañado de su hija Eréndira, cuyo nombre denota el profundo afecto que el músico tiene para con la mitología y cultura purépecha.
Sólo soy un artista universal: Reyes
“El hecho de que parezca que en esta ocasión los tres premiados tenemos una visión muy indígena es porque Michoacán tiene una cultura indígena muy fuerte y si hay algo como identidad cultural, eso es la parte purépecha. Mi trabajo siempre ha estado investigando las voces autóctonas, no nada más de Michoacán, sino también de otras partes del país porque para mí el indígena es universal. Estoy marcado por una niñez muy particular; yo crecí entre pirekuas, entre el volcán Paricutín y el Parque Nacional de Uruapan, eso es algo que ya no puedo evitar”, expresó el músico fundador de Chac Mool, quien después de recibir el premio ofreció una breve muestra de su trabajo, cercano al techno minimalista, pero sin dejar de lado la influencia de los ritos ancestrales en apego a un principio creativo sobre el cual comentó: “Yo nunca he sido purista, simplemente me he preocupado por ser un artista universal y siempre bebiendo de las fuentes de la contemporaneidad”.
Jorge Reyes, quien últimamente ha enfocado sus esfuerzos a la creación de paisajes sonoros (composiciones de largo aliento en las que pretende ofrecer un acercamiento a la sonoridad que posee un estado a lo largo de un día) de Michoacán, Chiapas, Distrito Federal y San Luis Potosí, comparte que su aspiración después de obtener el premio Eréndira es ganar el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Además externó su desdén para con otros reconocimientos del ámbito de la música, como el Grammy: “Uno sabe que no pertenece a la gran industria del disco que premia las ventas y la comercialidad, la frivolidad, digamos. En ese sentido, no me interesa el Grammy, no es algo sobre lo cual tenga ilusión porque depende más de las políticas comerciales y de las modas del momento, y muchas veces se premia un poco la ineptitud de los artistas, más bien suelen ser reconocimientos a la frivolidad de sus vidas”.
Raíz sonora
Jorge Reyes recupera con su música la raíz sonora del México prehispánico y ha trabajado con indios huicholes en la producción de algunos discos, además de reforzar su propuesta con ritos ancestrales; Dominique Jonard ha propiciado, a través de animaciones, que se escuche a niños tarahumaras, tzotziles, tzetzales, nahuas y purépechas, además de aquellos que viven situaciones especiales en albergues o ciudades fronterizas como Tijuana y San Diego, y Molinero Hurtado es el claro ejemplo del indígena comprometido con sus orígenes al recuperar la iconografía prehispánica y conservar oficios tan antiguos como la agricultura y la alfarería bruñida. Aunque la trayectoria de los ganadores del Premio Eréndira ha tenido diversos derroteros, los une un vínculo más fuerte que las coincidencias forzadas que se quieran encontrar en su obra: la cultura indígena en la que han encontrado un vasto abrevadero de historia e inspiración.