Ayer regresó a su plaza en el Instituto de Matemáticas, luego de dejar el Conacyt
Niega De la Peña ser el candidato de Calderón para dirigir la UNAM
Pide contienda limpia y ofrece no hacer ni decir nada que descalifique a sus contrincantes
Ampliar la imagen José Antonio de la Peña, en conferencia en el Instituto de Matemáticas de la UNAM Foto: Carlos Ramos Mamahua
José Antonio de la Peña regresó ayer a su plaza de investigador en el Instituto de Matemáticas para, desde ahí, buscar la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Informó que el miércoles presentó su renuncia como director adjunto de Desarrollo Científico y Académico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)
Negó ser “candidato del gobierno” y, de manera significativa, dados los antecedentes que lo acompañan, pidió una contienda “transparente y limpia”, y ofreció que no hará ni dirá nada que descalifique de manera “gratuita y sin fundamento” a ninguno de sus contrincantes.
Dijo que el suyo será, sobre todo, un proyecto académico, y ofreció defender el carácter gratuito de la institución, así como los “principios fundamentales” de autonomía y libertad de cátedra.
Consideró que a diferencia de hace cuatro años, cuando compitió contra el rector Juan Ramón de la Fuente, “ahora percibo más posibilidades” de obtener la designación. Explicó que tal expectativa se basa en que “la dinámica de la universidad y del país hace que los momentos no sean los mismos”. A partir de ahí se mostró “convencido y con muchísimas ganas”.
No ahorró reconocimientos al trabajo de Juan Ramón de la Fuente, cuyo rectorado calificó de “muy exitoso” porque encabezó el rápido proceso de recuperación de la UNAM, lo que –subrayó– fue posible gracias al compromiso, dedicación e inteligencia de sus profesores e investigadores.
Sin embargo, acotó que “a partir de ahí, hay que construir hacia el futuro”. Y aprovechó para promover su postulación: “creo que el momento que viven la universidad y el país muestra que se requiere un rector con visión académica”.
Tampoco escatimó términos para mostrar las prendas que pueden llevarlo a la rectoría: “los elementos que tiene uno en su vida universitaria, en su paso por instituciones, academias y organismos diferentes, donde uno ha realizado trabajos y se manifiesta el compromiso y la habilidad para llevar a cabo sus funciones. Por otra parte, hay una historia personal, de currículo, que se manifiesta en lo que queda de lo que uno ha venido haciendo en su vida como profesor, investigador, divulgador. Todos esos son elementos que deberá tomar en cuenta la Junta de Gobierno cuando tome su decisión”.
Comentó que grupos de “muchas áreas” universitarias le han pedido que se postule, y que así lo expresarán pública y directamente ante la Junta de Gobierno.
En el discurso que leyó ante la prensa –una hora después de que en el Senado el jurista Diego Valadés hizo pública su intención de participar en este proceso–, De la Peña no mencionó jamás a los estudiantes de la UNAM. Sólo hizo una lejana alusión cuando se refirió a la misión de la universidad como la más importante “formadora de cuadros profesionales”.
De su primer paso por la administración pública tomó sin duda el estilo retórico que mostró ayer. Agradeció al director del Conacyt, Juan Carlos Romero Hicks, “la oportunidad que me brindó al invitarme a colaborar como parte del equipo que actualmente dirige”. Y aseguró que “el Conacyt y la UNAM” tienen una influencia “fundamental”, cada cual desde su propia perspectiva, en el ámbito de la ciencia y el desarrollo de México.
Tampoco se sintió aludido por el extrañamiento enviado por la Junta de Gobierno a quienes se aceleraron en promover su candidatura antes de la emisión de la convocatoria. “Más que adelantarse, uno simplemente ha tratado de tener retroalimentación y cercanía con grupos universitarios”.
Asimismo, calificó de “especulaciones” decir que él es el candidato del gobierno federal. Subrayó que antes de renunciar al Conacyt no habló con Felipe Calderón. No era necesario –dijo–, pues el suyo no es “un nombramiento presidencial”.
Del mismo modo, quien en otros momentos de sucesión fue ubicado como firmante de documentos para censurar y, en algunos casos, vetar a otros aspirantes, esta vez ofreció: de mi boca y mis acciones no saldrán descalificaciones o críticas gratuitas y sin fundamento”. Y lo mismo pidió al resto de los participantes.