Invisibles-La voz de las piedras se proyectará hoy en la Cineteca Nacional
El documental, espacio de reflexión al margen de la industria: Javier Corcuera
Ampliar la imagen Fotograma de Invisibles-La voz de las piedras, sobre la Comunidad El Encanto, en el Meta, Colombia. Don Orlanado, acompañado de un joven acordeonista, canta un vallenato durante la película en la que cuenta la historia de su comunidad
Hoy (miércoles) será el estreno en América Latina del documental Invisibles, “que aborda cinco conflictos o cinco crisis olvidadas. Lo que intenta la película es hacerlas visibles; habla de cinco historias de cinco lugares del mundo. Yo, concretamente, rodé en Colombia, en el Meta, un lugar de guerra en ese país, y es la historia de una comunidad civil de Vida y Paz El Encanto, muy golpeada por los grupos paramilitares y el ejército. Les asesinaron 150 personas y los desplazaron de sus tierras y se fueron a vivir a las ciudades”, expresó en entrevista el director de la película, Javier Corcuera.
De visita en México para participar en el Segundo Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DOCSDF), en el que desde el lunes imparte el seminario de Creación documental, el peruano Corcuera habló con La Jornada: “El documental refiere los 3 o 3 millones y medio de desplazados que hay en Colombia. Esta comunidad, después de cuatro años, se consiguió reorganizar y, a pesar del miedo y las amenazas, decidieron retornar y volver a crear la comunidad.
“Su finalidad es crear una Colombia diferente. La película está rodada en ese momento: cuando toman la decisión de volver. Nosotros nos vamos con ellos.”
Javier Corcuera es uno de los mayores valores en el documentalismo de hoy. Reside en Madrid, España, y se ha labrado un prestigio internacional inusitado, dedibio a su breve filmografía. Se dio a conocer en el planeta con la película La espalda del mundo (2000) y desde entonces ha recibido premios de organismos defensores de los derechos humanos.
Invisibles-La voz de las piedras es una producción del actor español Javier Bardem y la ONG Médicos sin Fronteras (MSF), que narra cinco historias sobre víctimas de varias crisis internacionales olvidadas, cada una de ellas dirigida por un cineasta distinto: Win Wenders, Fernando León de Aranoa, Isabel Coixet, Mariano Barroso y el propio Corcuera.
“En este caso, la de las comunidades en resistencia en Colombia, la visibilidad, hacerlas visibles, es muy importante, porque es la única garantía de que no les vuelva a pasar lo que les sucedió. En este caso, la película tiene una utilidad directa: que aparte de contar la historia y descubrirla, se trata de evitar lo pasado”, añadió.
Experiencias que marcan
–Como artista, ¿cómo le afecta conocer estas realidades?
–Un rodaje de este tipo siempre es una aprendizaje. Siempre, también, hay cosas que nunca se olvidan. He rodado una película, un largometraje en Bagdad, donde estuvimos dos meses... son experiencias que marcan, sí, pero también muy positivamente; es decir, también en esos lugares he encontrado lo mejor, cosas que me han aportado muchísimo. En el caso de esta comunidad en Colombia: la dignidad, la fuerza de esta gente. De las mujeres, que son, sobre todo, las que organizaron el retorno. Son personas que tienen un valor increíble.
“Por ejemplo, Luz Neida Perdomo, hija de Reynaldo Perdomo, defensor de derechos humanos en Ariari y líder de esa región asesinado el 12 de agosto de 2003 por paramilitares... también asesinaron a su compañero, a su hermano, a una amiga suya con la que trabajaba organizando a los desplazados, y la descuartizaron y se la llevaron en bolsas, y a pesar de eso ella siguió dando los pasos para el retorno.
“No sólo es volver, sino reconstruir una comunidad diferente, una nueva forma de vida, crear una escuela autónoma para seguir su propia historia. Se trata de hacer una propuesta de sociedad nueva.”
Como residente en España, sus obras son producciones españolas, desde la industria de este país. Nada de coproducciones, aún. No obstante, precisó, “casi nunca ruedo en España. La industria del cine en Perú, mi país, es muy pobre y es muy difícil de hacer una producción allá. Invisibles fue rodada en agosto de 2006”.
–¿Cuánta gente ha visto Invisibles?
–No sé. Se estrenó en el Festival de Berlín, luego estuvo en salas comerciales en España, se emitió en Televisión Española, la cual tiene una audiencia bastante fuerte. Ahora estamos intentando que se estrene en varios países de América Latina.
–¿Qué opina del problema para lograr hallar exhibidores?
–No es sencillo estrenar cine documental. Esta producción ha apostado totalmente por la exhibición; es una obsesión que la vean. En donde he ido a dar seminarios sorprende la cantidad de gente que está haciendo películas. Se han democratizado las posibilidades de hacer cine de lo real. La gente tiene una camarita y una computadora pequeña y puede hacer una película. La principal preocupación de la gente es cómo se llegó a eso, sobre el método de trabajo. Yo aprendo de ellos y les enseño lo que sé. Compartimos un poco.
Para el maestro, “el único compromiso de una persona que se dedica a hacer documentales es contar una buena historia, y contarla bien, pero eso no es sólo un deber del documentalista, sino del cineasta. No pienso que el cine documental tenga que ser un cine militante; creo que el documental, como la ficción, tiene que hablar de todo y acercarse con una mirada reflexiva a un misterio más intimista, a historias sociales. Hay documentales maravillosos que no hablan necesariamente de conflictos. Lo importante ahora del cine documental es que se ha convertido en un espacio de reflexión al margen de la industria y eso tiene un lado bueno: que lo hace más libre”, concluyó Corcuera.
Invisibles se proyectará hoy, a las 21 horas, en la Cineteca Nacional.