Jefe de la junta militar declina hacerlo e impide diálogo con el número dos del régimen

Enviado de la ONU logra entrevista con la lideresa de oposición en Myanmar

Ceden protestas callejeras en Rangún, ante despliegue de al menos 20 mil soldados

The Independent, Reuters y Afp

Rangún, 30 de septiembre. Envuelta en el secreto y custodiada por militares, la misión conciliadora de la Organización de Naciones Unidas (ONU) encabezada por el nigeriano Ibrahim Gambari logró entrevistarse hoy con la lideresa de la oposición de Myanmar, Aung San Suu Kyi, pero las expectativas de una solución inmediata al conflicto comenzaron a desvanecerse tras de que el presidente de la junta militar, Than Shwe, declinó reunirse con el diplomático e impidió que se entrevistara con el número dos del régimen, el general Maung Aye.

Las protestas callejeras en la principal ciudad de la antigua Birmania, Rangún, cedieron ante el despliegue de por lo menos 20 mil soldados, que establecieron vallas en las rutas que conducen a la residencia de la opositora y premio Nobel de la Paz, arrestada en su domicilio hace cuatro años.

Gambari, ex ministro de Relaciones Exteriores, pasó la noche en la capital Naypyidaw, 400 kilómetros al norte de Rangún, pero fue trasladado por la mañana a la casa de Suu Kyi para sostener una plática de hora y media.

Los pormenores sobre la reunión no fueron dados a conocer, pero versiones de fuentes diplomáticas dijeron que Gambari volvió a la capital este mismo domingo y que posiblemente lleve en sus manos un mensaje de la opositora.

A pesar del optimismo de algunos civiles en las calles de Rangún, que salieron con la esperanza de enterarse sobre las gestiones del enviado de las Naciones Unidas, un escritor de Myanmar que pasó tres años encarcelado tras las protestas de 1988, manifestó su escepticismo al señalar que “a los generales no les preocupa la opinión de otros gobiernos, ni la de sus propio pueblo; tampoco les preocupará el inteligente consejo de un diplomático de la ONU”.

Esta no es la primera vez que Gambari visita la antigua Birmania, pero es la primera ocasión que es autorizado a venir por la junta militar desde que comenzó la llamada revuelta azafrán (en alusión al color de la ropa que visten los monjes budistas que la encabezaron) a finales de agosto, después de que las autoridades autorizaron aumentos de precios al combustible y otros bienes básicos.

“Ya nadie toma en serio a Gambari. ¿Qué más puede hacer? Él y otros han venido en varias ocasiones y nada ha ocurrido”, afirmó un periodista veterano en Rangún, quien como el escritor ex preso político, hablaron a condición de mantener en el anonimato.

El diplomático se entrevistó en esta ocasión con el teniente general Thein Sein, quien funge como primer ministro interino, así como con los responsables de las carteras de Información, Kyaw Hsan; de Cultura, Khin Aung Myint; y con el vicecanciller, U Kyaw Thu.

En Londres, unas tres mil personas manifestaron su solidaridad con la revuelta azafrán, mientras que en Madrid, unas 500 personas también expresaron su apoyo a los opositores de la antigua Birmania. En El Vaticano, el papa Benedicto XVI abogó por una solución pacífica.