Autoridades no han construido la primaria prometida
Alumnos de Huixtla toman clases en aulas de lona de un terreno prestado
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La “escuela” ubicada en el barrio Buenos Aires, municipio de Huixtla, Chiapas, está dividida en tres secciones en las que unos ochenta niños reciben clases
Foto: Rodolfo Villalba
Huixtla, Chis., 29 de septiembre. Bajo techos de lona y rejas metálicas en lugar de paredes, 80 alumnos acuden a sus clases a la primaria rural federal Niños Héroes, ubicada en la colonia Buenos Aires de esta localidad.
Las improvisadas aulas se construyeron en 2006 después que el huracán Stan desbordó el río Huixtla y sus aguas destruyeron las anteriores instalaciones y muchas viviendas. Las familias afectadas fueron reubicadas por el gobierno del estado en el fraccionamiento Vida Mejor.
Sin embargo, aquellas cuyas propiedades no sufrieron daños y, por tanto, no fueron reasentadas, rechazaron llevar a sus hijos al nuevo centro de población, pues les representa un costo por transporte de 32 pesos diarios, y en su mayoría las integran obreros y campesinos con ingresos mínimos.
La decisión de los colonos fue recuperar su escuela. Después de numerosos trámites, viajes y entrevistas con funcionarios del gobierno del estado lograron la apertura de esta institución y obtuvieron el registro CCT07DPR4849B.
Sin embargo, el reconocimiento oficial no significó mayor avance, pues las autoridades no construyeron las nuevas instalaciones. Así, debieron improvisar las aulas con fierros y lonas en un terreno prestado.
Las galeras están divididas en tres secciones: en una acuden los niños que cursan primero y segundo año, en la segunda tercero y cuarto, y en la última quinto y sexto; cada división cuenta con un solo maestro y atienden los dos grados simultáneamente.
Carecen además de servicios sanitarios, energía eléctrica y canchas, todo es arena y monte, de fondo tienen un muro que servirá para contener las aguas del río Huixtla en caso de nuevos desbordamientos.
El comité de padres de familia ya logró la donación de un terreno a dos calles de los corrales y sólo falta que alguna autoridad, municipal, estatal o federal, les construya su escuela.
Ajenos a esta tramitología, los menores acuden a estos improvisados salones y su algarabía hace que sus voces se mezclen entre aula y aula, lo que entorpece y dificulta la labor de los tres maestros.