Usted está aquí: domingo 30 de septiembre de 2007 Mundo Comienza el premier Zubkov a cortar cabezas por la corrupción en Rusia

Por el momento sólo han caído funcionarios de tercer nivel

Comienza el premier Zubkov a cortar cabezas por la corrupción en Rusia

Juan Pablo Duch (Corresponsal)

Moscú, 29 de septiembre. El combate a la corrupción, uno de los resortes principales para aumentar la popularidad del nuevo primer ministro, Viktor Zubkov, presidenciable en función del cargo, vuelve a merecer grandes titulares en los medios locales, como suele suceder en este país unos meses antes de elecciones legislativas y presidenciales, al tiempo que empiezan a rodar las primeras cabezas… de turco.

Zubkov proclamó como prioridad de su gestión acabar con la corrupción, “un mal extendido que penetra ya toda la sociedad”, según la definió en su discurso de toma de posesión.

Lo ratificó al anunciar el viernes anterior que pronto habrá “una ley federal de lucha contra la corrupción”, que junto con otras medidas, entre ellas la decisión de supeditar directamente al premier la agencia de espionaje financiero, encabezada por él hasta su promoción, “permitirán reducir drásticamente” la corrupción en Rusia.

Zubkov no es el primero en fijar esa meta. Sus antecesores fracasaron y Rusia ocupa el lugar 143 de un total de 180 países en el índice de percepción de la corrupción en 2007, que acaba de difundir Transparencia Internacional.

Acaso para que no quede duda de que Zubkov se dispone a encabezar personalmente el combate a la corrupción, esta campaña comenzó con la detención de cuatro funcionarios del Tribunal de Cuentas de Rusia, la instancia federal que en principio debería estar por encima de toda sospecha al ser la encargada de auditar a todas las dependencias gubernamentales.

Hasta ahora han caído funcionarios de tercer nivel, lo que contrasta con su repercusión en los medios al inscribirse en una obvia estrategia para favorecer la imagen del premier. Por eso, a través de filtraciones interesadas a la prensa, no tardaron en conocerse detalles escandalosos, como el monto de un frustrado soborno: 7 millones de euros.

Justamente a esa cantidad asciende el intento de extorsión a la entidad estatal NPO Energomash, uno de los más importantes centros rusos de diseño y producción de motores para cohetes espaciales y suministrador exclusivo del RD-180, que desde los años noventa utilizan los cohetes estadunidenses “Atlas”.

Los imputados del tribunal son Zarina Farniyeva, directora general de asuntos jurídicos, y Yuri Gaidukov, jefe del grupo de auditores encargado de verificar esa exportación, quienes habrían exigido esa suma a cambio de alterar la auditoría a NPO Energomash.

Farniyeva y Gaidukov fueron detenidos en el momento en que uno de sus supuestos cómplices, el abogado Nikolai Seryj, recibió un millón de euros en efectivo, como adelanto del total de siete millones. Tenían previsto que otro intermediario, el empresario Alan Gogichev, tomara de Seryj el dinero y se lo entregara a Gaidukov.

Según Yulia Latynina, analista local con acceso a información privilegiada, NPO Energomash suministró ya 36 motores RD-180 al consorcio estadunidense Pratt and Withney, de acuerdo con el convenio que suscribieron en 1991.

Latynina asegura, en el número más reciente del bisemanario Novaya Gazeta, que NPO Energomash vende los motores en 5 millones de dólares a RD AMROSS, una empresa registrada en el estado de Delaware, que a su vez revende a Pratt and Withney los motores en 10 millones.

De cada transacción, RD AMROSS destinaba 3 millones de dólares para devolver los 72 millones que Pratt and Whitney prestó a NPO Energomash, al borde de la quiebra cuando se produjo el colapso de la Unión Soviética, a finales de 1991, deuda que quedó saldada al suministrar el motor número 28. A partir del 29, afirma Latynina, la diferencia de 5 millones de dólares por motor se fue a una cuenta bancaria en Delaware.

La procuraduría rusa también formuló cargos contra Serguei Klimantov, director del departamento de control sobre el uso de la propiedad federal del Tribunal de Cuentas, y Vasili Koriaguin, subdirector del mismo departamento.

Se les acusa de recibir un soborno de 120 mil dólares por parte de una empresa moscovita con intereses en Vladivostok. Junto con Klimantov y Koriaguin, se detuvo a su presunto cómplice, Serguei Dubovitsky, primer subjefe de la administración de esa región del extremo oriente del país.

 
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