Usted está aquí: viernes 28 de septiembre de 2007 Cultura Acalorada y respetuosa polémica sobre el conflicto palestino-israelí

Dos académicos confrontaron sus versiones en el fórum de Monterrey

Acalorada y respetuosa polémica sobre el conflicto palestino-israelí

Ahmad Harb reclamó a Joseph Hodara los perjuicios causados por la ocupación de Israel

Sin una relación cordial entre las religiones, no habrá paz: representantes de cinco credos

Arturo García y David Carrizales (Enviado y corresponsal)

Monterrey, NL, 27 de septiembre. El conflicto entre Israel y Palestina se hizo presente en el Fórum Universal de las Culturas, donde dos académicos –uno de cada país– se enfrascaron en un acalorado debate sobre los orígenes y estado actual del problema.

El israelí Joseph Hodara y el palestino Ahmad Harb confrontaron sus versiones sobre el tema la tarde del miércoles, durante una conferencia de prensa en la que cada uno hablaría sobre su participación en la sección Diálogos del Fórum, cuyo tema genérico fue precisamente Paz y espiritualidad. Hubo fuertes reclamos de un lado y otro, aunque fue particularmente dramática la exposición de Harb, quien relató los efectos que sobre la vida cotidiana tiene la construcción de un muro en la franja de Gaza.

Harb sostuvo que la construcción de dicho muro –de 750 kilómetros de largo y ocho de altura– se parece al apartheid que se implantó en Sudáfrica durante la época de segregación racial. “Mientras tengamos ese muro serpenteando por nuestra tierra, separando a las familias, estará lejana la posibilidad de paz entre Israel y Palestina”.

Aunque el tema de su participación en el fórum había sido otro, Joseph Hodara decidió en su turno responder a los señalamientos de su colega palestino. Cuestionó la falta de libertad que priva en Palestina, donde –aseguró– “no podríamos tener una reunión como ésta”. Aun cuando consideró que efectivamente el muro “debería ser movido o destruido”, dijo que no todo lo que pasaba en Palestina era responsabilidad de Israel.

Se refirió, por ejemplo, a la corrupción del sistema político palestino, a la desigualdad con que se trata a las mujeres, a los altos niveles de desempleo. Y dijo que mientras en Israel hay siete organizaciones conformadas por intelectuales de ambos países en favor de la paz, en Palestina no hay ninguna.

Harb respondió con vehemencia. Le dijo a Hodara que todo señalamiento y crítica a Palestina tenía que hacerse dentro del contexto de la ocupación israelí: “¡En Palestina existe una democracia a pesar de que estamos bajo sus botas y su ocupación; dice que en Palestina no podría haber una reunión como ésta, pero no podemos movernos sin su permiso; nos responsabiliza de nuestra situación económica y el desempleo, pero olvida que en estos 40 años de ocupación han destruido la infraestructura que teníamos: a Palestina le atan las manos a la espalda, la arrojan al agua y le piden que no se moje!”

Nuevamente en uso de la palabra, Hodara preguntó: “¿Por qué se inicia la ocupación de Israel? A raíz de la guerra de los seis días; Israel se defendió, es un hecho histórico que se debe tomar en cuenta. Ahora estoy en contra de la ocupación.

“Doy clases en la universidad y 60 por ciento de mis alumnos son árabes o palestinos; dígame –se dirigió a Harb– a cuántos judíos enseña usted en su universidad. No existe tal cosa en Palestina.”

A pesar de lo fuerte de los señalamientos y de la vehemencia con que se expresaron, en ningún momento hubo ofensas o falta de respeto entre ambos.

Globalización y empobrecimiento

Khalil Rinnawi, especialista israelí en el tema, medió entre las dos posiciones y dijo, al referirse al debate que estaba teniendo lugar: “Lo que vemos aquí es parte del conflicto mismo, pero no se puede acusar a toda una sociedad o a otra del conflicto”.

Explicó que parte esencial del problema radica en que en ambos lados, “no hay una separación entre religión y Estado, la idea de pueblo elegido es muy peligrosa”.

Al final, Harb y Hodara se aproximaron y estrecharon sus manos en una imagen que ilustra el futuro deseable para la región.

Horas más tarde, representantes religiosos de cinco doctrinas diferentes, todos participantes en el fórum, hicieron un pronunciamiento conjunto que hasta cierto punto resultó sorprendente.

Encabezados por Dirk Ficca, presidente del Parlamento de Religiones del Mundo y organizador de esta sección dentro del fórum, señalaron que dos de las principales causas de guerra en el mundo son la religión y los intereses económicos.

Indicaron que mientras no se establezca una relación cordial y pacífica entre las religiones del mundo, no habrá paz. Y añadieron que la globalización económica que vive el mundo está empobreciendo a muchas personas en el mundo y en esa medida está generando condiciones conflictivas.

Esta ha sido una de las jornadas más interesantes de la sección Diálogos del Fórum de Monterrey.

 
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