Violencia latente en San Andrés
San Andrés Sakamch’en de los Pobres, Chis. 26 de septiembre. Unas cuantas cuadras de pueblo median entre la base militar de San Andrés Larráinzar y la presidencia municipal, en esta plaza que no sería exagerado llamar histórica para los pueblos indios de México. Aquí se celebraron los fallidos diálogos de paz entre el gobierno federal y el EZLN, en presencia de miembros distinguidos de decenas de pueblos del país, que sumaron sus voces a la del zapatismo rebelde. Eso fue entre 1995 y 1996.
En esta presidencia autónoma, una de las primeras en territorio rebelde, aparecieron este fin de semana tres manuscritos amenazando de muerte al actual concejo municipal autónomo. Con el inequívoco estilo de la franquicia Opddic (Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos), que acá se da en llamar “Opdic roja”, y que ya también anda enseñando las garras en Chenalhó y Polhó, los paramilitares dieron un paso más en su escalada contra las comunidades zapatistas.
Si bien no existe certeza, tanto observadores independientes como los propios indígenas piensan que los “nuevos” paramilitares de los Altos (región tzotzil donde ocurrió la matanza de Acteal en 1997) no son tan nuevos; con algún relevo generacional, son los mismos grupos de antes, a quienes no se les ha decomisado una sola arma en más de diez años. La franquicia funciona aquí de manera similar a la zona chol, en el norte, donde Paz y Justicia y los Chinchulines se convirtieron en Opddic.
El “conflicto” en San Andrés se inicia, como en Chilón, Altamirano, Tumbalá y Ocosingo, en un súbito interés de los grupos oficialistas (de PRI y PRD), vinculados siempre con el Ejército federal y con las oficinas gubernamentales, por los terrenos recuperados por el EZLN después del levantamiento de 1994. En los Altos, a diferencia de la selva, no hubo ranchos ni latifundios que recuperar, pero sí espacios públicos. Como esta presidencia municipal, que ya intentó el gobierno estatal arrebatar a los zapatistas en 1999, lo cual provocó una movilización indígena tan masiva que la tentativa duró pocas horas.
No lejos de aquí, en el municipio autónomo San Juan de la Libertad, el gobierno expulsó a los zapatistas de la presidencia en El Bosque a sangre y fuego, en 1998. Pero en San Andrés el ayuntamiento tradicional del pueblo es el autónomo.
También hay una presidencia municipal oficial, en una casa particular, cerca de la misma plaza. Allí llegan los recursos gubernamentales. Los dos gobiernos municipales han coexistido más de una década, gracias a la poderosa tradición comunitaria y sagrada que pervive aquí. Ahora, según expresan las amenazas de las “autoridades militares de dos grupos” paramilitares, el mercado y el albergue escolar que han estado en desuso se vuelven causa de reclamo, y como se ve, violento.
Y esto porque el municipio autónomo ha decidido reparar e inaugurar, el próximo 29 de septiembre, el mercado que construyó el gobierno hacia 1993 y nunca terminó, mismo que luego sirvió de alojamiento para los miles de indígenas que formaron el cinturón de paz durante los diálogos, y terminó en desuso. Hoy luce como nunca: pintado, con flamantes puertas y alambradas, toda la teja renovada. Listo para recibir al gran mercado que se reúne cada viernes en la plaza central, y a los puesteros fijos que ocupan cabañas en el parque. Y sin dinero del gobierno.
Las advertencias de muerte contra el presidente autónomo, el síndico y los regidores responderían a esta inauguración anunciada. Ya están organizando a los comerciantes priístas en una “resistencia” que hace unas semanas no se les había ocurrido. El ayuntamiento constitucional hace “juntas” para que cambien de parecer y se opongan al nuevo mercado.
Aun así, el ambiente en San Andrés es tranquilo. Esta tarde lo llenan niños de todas edades saliendo de la escuela oficial. El otro motivo del conato criminal de los paramilitares es que en el abandonado albergue, ahora recuperado, los zapatistas abrirán una escuela autónoma. La primera en esta cabecera, pues hasta ahora el sistema de educación autónomo está en las comunidades rurales y Oventic, no en el casco urbano. Por estos motivos “pronto vamos a atacar o a dar justicia”, dicen los “nuevos” paramilitares.