Estrenan en el DF la obra Por razones oscuras
Piden a la Iglesia católica que ya no proteja a curas pederastas
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Escena de la obra Por razones oscuras, del dramaturgo estadunidense Mart Crowley, en la que se trata el tema de los abusos sexuales cometidos por un sacerdote contra un menor de edad
Foto: Jesús Villaseca
Once años después de su puesta en escena en inglés, ayer se estrenó en el Distrito Federal, con un lleno total en el foro Julio Prieto, la obra de teatro Por razones oscuras, de Mart Crowley, cuya trama aborda el abuso sexual de un sacerdote católico contra un menor de edad, y las repercusiones físicas y sicológicas que esto provoca entre la víctima y su verdugo.
A la premier acudieron activistas por los derechos de la infancia y de la mujer, así como víctimas de sacerdotes pederastas, quienes al término de la función compartieron sus experiencias con los asistentes y personajes del espectáculo.
El sentir general coincidió en que la obra va más allá de lo coyuntural (como la denuncia que pesa en una corte estadunidense contra el cardenal Norberto Rivera Carrera por el presunto delito de encubrimiento de pederastia), debido a que aborda el tema del aborto, la homosexualidad, el sida y el planteamiento de que la Iglesia católica ve el abuso sexual contra menores de edad como pecado o enfermedad, no como un delito.
Debe haber mayor sensibilidad social hacia el tema, además de que se debe hacerse justicia en aquellos casos de abusos sexuales cometidos por religiosos, en los que debe acabar la impunidad, plantearon algunos de los asistentes.
Sobre el tema, la primera actriz y directora de la obra, Angélica Aragón, llamó a las autoridades y jerarcas religiosos a “que desaparezcan los mecanismos de encubrimiento y protección a clérigos culpables de cometer cualquier acto ilícito, particularmente el de abuso sexual contra infantes”.
Es tiempo, refirió, de que se emprendan acciones legales y jurídicas para salvaguardar a todos los menores que son víctimas de abuso sexual. Además, consideró que en el país se viven tiempos que permiten alentar la cultura de la denuncia de estos actos deleznables, principalmente si los cometen religiosos.
En sendas entrevistas, Silvia Pinal y Yolanda Montes Tongolele coincidieron en señalar que aunque no es la primera vez que se trata ese problema que se vive y se oculta en el clero, la obra es un “elegante” llamado de atención al que deben responder los miembros de las iglesias mexicanas, principalmente la católica.