Sacrifica a dos ministros impopulares con la mira en comicios del 2 de diciembre
Continuidad y nepotismo, rasgos del nuevo gobierno presentado por Putin
Moscú, 24 de septiembre. Mínimos cambios hay en la nueva composición del gobierno de Rusia, dada a conocer este lunes por el presidente Vladimir Putin, en medio de una inducida expectación que sólo sirvió de pretexto para realizar varios gestos de claro corte electorero.
A poco más de dos meses de los comicios legislativos (el 2 de diciembre), se consumó el “sacrificio” de los ministros más impopulares: Mijail Zurabov, titular de Salud y Desarrollo Social, y Alexandr Yakovlev, de Desarrollo Regional.
Los sectores más desprotegidos de este país identificaban a Zurabov como principal responsable de la dramática escasez de medicamentos subvencionados, uno de los aspectos más cuestionados de su desastrosa reforma en materia de política social. Yakovlev, para los habitantes de las zonas más atrasadas de Rusia, fracasó en la encomienda de modernizar las infraestructuras básicas, desde hace tiempo al borde del colapso.
Tatiana Golikova, viceministra de Finanzas, toma desde hoy la cartera de Zurabov y Dmitri Kozak, quien era representante de Putin en la inestable región del Cáucaso del Norte, regresa a Moscú para hacerse cargo de los asuntos que atendía Yakovlev.
Con la misma intención de sumar votos, Putin anunció que hoy mismo firmó el decreto que establece, a partir del primero de octubre, un aumento general de las jubilaciones, así como de las pensiones por invalidez y por la pérdida del sostén de la familia, y exhortó a los miembros del gabinete a instrumentar las medidas necesarias para que los incrementos lleguen a sus destinatarios sin demora.
En contraste, la salida de Guerman Greff, que los últimos siete años se desempeñó como ministro de Desarrollo Económico y Comercio, periodo en que la economía de Rusia creció por encima de 6 por ciento anual, parece obedecer a otro tipo de razones, y corre el rumor de que pronto se le verá al frente de uno de los consorcios más importantes del país.
Greff, por lo mismo, dejó la cartera en manos de Elvira Nabiulina, su invariable mano derecha en el ministerio y coautora intelectual de casi todas las reformas diseñadas por el funcionario saliente.
El mandatario ruso ascendió a rango de vicepremier a otro oriundo de San Petersburgo, Aleksei Kudrin, que continuará al frente del Ministerio de Finanzas.
También ratificó al ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, al rechazar su dimisión por ser yerno del primer ministro, Viktor Zubkov. Putin no vio en esa relación familiar un conflicto de intereses; tampoco en que la ministra de Salud y Desarrollo Social, Tatiana Golikova, sea esposa del ministro de Energía e Industria, Viktor Jristenko, con lo cual la oposición obtiene argumentos para acusar de nepotismo al Kremlin.
Sólo tres nuevos ministros y un viceprimer ministro, aparte de que se crearán un comité para asuntos de pesca y otro para temas de la juventud, parecen más bien un retoque cosmético del gobierno que encabezaba Mijail Fradkov y no la amplia reorganización que, según se desprendía de la cobertura de los medios oficiales, iba a resultar al término de 10 días de “intensas consultas”.
Esto confirma que la promoción a jefe de gobierno de Zubkov, quien sustituyó en el cargo a Fradkov el 13 de septiembre pasado, se inscribe en un enredado juego sucesorio, en el que lo único claro es que Putin no quiere ceder el poder real y, una vez concluido su segundo periodo consecutivo en marzo de 2008, hasta podría no tardar en regresar al Kremlin.
Por lo pronto, no hay que descartar que finalmente Zubkov sea el “sucesor”, aunque se mantiene intacta la estructura piramidal de poder que coloca por debajo del premier sólo a Serguei Ivanov y Dmitri Medvediev, desde hace meses impulsados como candidatos a tomar el relevo de Putin por distintos grupos del entorno presidencial, cada vez más enfrentados.