Usted está aquí: martes 25 de septiembre de 2007 Economist Intelligence Unit La pequeña impresión

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La pequeña impresión

El entusiasmo por la nanotecnología –la fabricación de minucias de unos cuantos millonésimos de milímetros– ha demorado en convertirse en realidad. Uno de los motivos del retraso ha sido la lucha por ensamblar dispositivos útiles a partir de esos diminutos componentes básicos. Ahora los investigadores han hallado un modo de imprimir esas estructuras. El proceso podría dar un ligero empujón a la nanotecnología en su ruta hacia la fabricación industrial en serie.

Tobias Kraus, de los Laboratorios de Investigación de IBM en Zurich, Suiza, y sus colegas, han inventado una técnica basada en la impresión de pantalla, que utiliza una plantilla y pintura para crear una imagen. Los métodos establecidos de imprimir dispositivos en nanoescala tienden a ser complejos y caros, y más apropiados para fabricar chips de silicio. En contraste, la nueva técnica es fácil y barata.

Los investigadores hicieron primero una plantilla modelo con agujeros de unas decenas de nanómetros de profundidad. Luego cubrieron la plantilla con tinta de granillos de oro de 60 nanómetros de diámetro, suspendida en una solución acuosa. La tinta se mantuvo delgada y se expuso al aire a una temperatura controlada con precisión, lo cual concentró las partículas de oro en la superficie curva del fluido. A medida que el líquido se evaporaba, la tinta se hacía más rica en oro. Gracias a esto, mientras el fluido circulaba por los agujeros, una sola nanopartícula de oro pasaba por cada uno.

La segunda etapa era transferir el oro de la plantilla a una pantalla, presionando la plantilla sobre ella. Para que esta transferencia funcione, los materiales tienen que escogerse de manera que la tinta se fije en el sustrato, más que en la plantilla. Si es así, las nanopartículas individuales de tinta se puntuarán con precisión sobre la superficie sólida.

Los investigadores usaron esta técnica para crear una imagen del Sol, inspirados por los dibujos de Robert Fludd, alquimista del siglo XVII (el Sol es el símbolo del oro para los alquimistas). Utilizaron 20 mil partículas de oro, de unos 60 nanómetros de ancho. Kraus cree que su técnica se puede usar para imprimir nanopartículas biosensitivas (que a menudo se producen como líquidos) en superficies sólidas, con el propósito de elaborar biosensores para uso médico. El trabajo aparece descrito en la edición del 2 de septiembre de la publicación Nature Nanotechnology.

Aunque Kraus aún tiene que igualar los logros de su colega Don Eigler, quien usó un microscopio de exploración-tunnelling para manipular 35 átomos de xenón de modo que formaran las siglas “IBM” en 1989, su técnica podría resultar más útil. A pesar de medir sólo 60 nanómetros, cada uno de sus puntos contiene millones de átomos de oro. En esa pequeña escala, el comportamiento de las moléculas depende de su tamaño. Bien puede ser que una gota grande tenga propiedades más útiles que una más pequeña. Irónicamente, en la nanoescala, lo más grande puede ser mejor.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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