“Un gran acuerdo nacional para discutir los temas de fondo no significa perder la ideología”
La oposición no puede apostar a que falle el gobierno federal: Ruth Zavaleta
Asegura que por defender su postura ha recibido amenazas incluso de miembros de la izquierda
Ampliar la imagen La perredista Ruth Zavaleta aclara que proviene de la lucha social Foto: María Luisa Severiano
La presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta Salgado, expresó que la apuesta de la oposición no puede estar enfocada al mal funcionamiento de la actual administración del gobierno federal ni limitar el margen de negociación del PRD por defender la ideología del partido, como si se tratara de un dogma de fe.
En entrevista en la cual reveló que antes del Informe de gobierno de Felipe Calderón, cuando defendió la necesidad de reconocerlo como Presidente, recibió en su teléfono celular más de 250 mensajes “de los ultras del PRD” que la amenazaron, la ofendieron y la calificaron de traidora, consideró que debido a la polarización electoral en 2006 es necesario recuperar la credibilidad para las instituciones, “con el fin de restablecer el orden y la gobernabilidad”.
Zavaleta cumplió ayer 24 días como presidenta de la mesa directiva en San Lázaro. La declaración con la que anunció que no recibiría el Informe de Calderón, porque proviene de un proceso electoral cuestionado, le provocó una virulenta reacción de la ultraderecha panista.
Posteriormente fue centro de las críticas del Ejército Popular Revolucionario y ello motivó un pronunciamiento de solidaridad de los otros integrantes de la mesa directiva.
Con todo, ella se mantiene en su postura no sólo de transformar gradual y pacíficamente los mecanismos del ejercicio del poder y los procesos electorales en México, sino establecer mejores condiciones para las personas.
“No podemos permitir que la gente piense que no pierde nada si se juega la vida para sobrevivir. Los grandes acuerdos de los grupos políticos en la reforma electoral también deben enfocarse al desarrollo económico. No estoy de acuerdo con la apuesta de que las cosas no funcionarán este sexenio, porque no es un problema de descrédito hacia un partido, sino qué podemos resolver para la sociedad entera”, expresó.
Agregó: cuando los legisladores van a las comunidades y las colonias, el interés de las personas no radica en si caerá o no el Presidente de la República, sino en comer, en obtener un empleo y cómo sus representantes pueden cambiarles su forma de vida.
“Así, la clase política está obligada a anteponer sus circunstancias personales e ideológicas, y pensar cómo podemos transformar este país. Eso es lo que nosotros deberíamos estar apartando como perredistas. No quiero decir que perdamos nuestra ideología y sigamos el llamado de algún iluminado, que no lo veo, sino más bien llegar a un gran acuerdo nacional para discutir los temas de fondo”, resaltó.
–Parte de la crítica reside en definir esas posturas como reformistas.
–Es que yo soy realista. Debemos abrirnos a conocer más, a discutir y no dejarnos llevar por dogmas. Si trabajamos para la comunidad, debemos llevar a cabo discusiones no sólo desde nuestro punto de vista, sino rescatar lo bueno de lo que piensan los demás. A veces el pensamiento de la derecha, el centro o la ultraderecha pueden resultar útiles.
“Cuando voy a las colonias, la gente pide tarjetas de leche, servicio médico, empleo, agua… Entonces, ¿cómo podemos decir que no vamos a negociar nada? ¿Quién gobierna, quién otorga los servicios, quién ejerce los recursos que nosotros como diputados estamos etiquetando? El gobierno. Entonces, ¿con quién tenemos que hablar para resolverle su problema a un vecino?”
Zavaleta refirió que, como luchadora social, fue promotora de vivienda y los programas debía negociarlos con los gobiernos del PRI. Y cuestionó:
“Hoy quienes me juzgan dicen que no se puede hablar con los demás. ¿Cómo le hacemos entonces? ¿Nos esperamos seis años sentados esperando a ver si se cae este gobierno y podemos negociar algo? Los mismos diputados que se dicen radicales, de izquierda, reconocen que deben negociar con el gobierno de la ciudad”.
–¿Y eso no implica claudicar?
–Pues no, porque pueden subir a tribuna a expresar que no están de acuerdo, aunque se pierda una votación, pero hay aspiraciones reales y otras utópicas.
“En este momento hay un gobierno de derecha, con el que debemos establecer relaciones, porque a eso nos obliga la realidad; no podemos decir que no tendremos ninguna relación ni cero negociación. Hay ideas que nos conmueven enormemente, pero difícilmente podemos llevarlas a cabo.”
–¿En qué terreno está esa izquierda que la amenaza?
–Tengo hasta los números telefónicos de quienes enviaron los mensajes, porque no son anónimos. Tienen nombre y apellido para que sepan quién me amenaza.
“Esa izquierda está en el terreno de los dogmas. Es decir, ‘sólo lo que yo pienso es lo correcto y es lo bueno’, como si la política fuera una religión y ellos los adeptos que la defienden con su vida.
“Lamento que sea así, pero lo entiendo, porque en algún momento, como ciudadana que luchaba en la calle, me iba a las marchas y a los mítines, pero no tenía la oportunidad de gobernar y no conocía realmente el fondo del ejercicio del poder. Eso le falta a compañeros que son muy radicales, aparentemente, en sus formas.”
Zavaleta Salgado refirió que, por ejemplo, un sector dentro de su grupo parlamentario se ha enfocado a llevar una agenda legislativa con propuestas, no sólo para la reforma del Congreso de la Unión, con miras a resolver el rezago, sino abordar temas educativos, de salud y ambientales.
El PRD, recordó, ha defendido principalmente una reforma educativa, que podría concretarse en la LX Legislatura, al igual que para el campo, con un giro en la asignación de créditos a los productores.
“Son proyectos a los que normalmente la izquierda no tenía acceso, y a los que ya entramos no sólo los legisladores del PRD, sino también los de partidos minoritarios, como el Verde, Alternativa y Nueva Alianza.
–Retomando el asunto de las amenazas, ¿cómo está de ánimo?
–Bien. No me quiero sentir muy valiente ni jactarme de que no tengo miedo. Siempre viajo con una persona que me auxilia para manejar el vehículo, porque leo en el camino o escucho a Carmen Aristegui.
“Sinceramente, creo que acompañada o no, si algún grupo extremista, violento, quiere hacernos daño, lo hará.
“En el caso del EPR, no creo que sea un problema personal conmigo. Tal vez ellos no saben que vengo de la lucha social, pero no uso capucha ni traigo pistola. En su momento, cuando participé en el movimiento de 1988, fui de las más radicales y me detuvieron.
“Soy una mujer plena, tranquila. No es que tenga miedo, pero yo he cumplido con una tarea en mi vida. Me toca estar aquí y no voy a dejar de dormir por eso.”