Usted está aquí: domingo 16 de septiembre de 2007 Opinión La Parota: también necesitamos electricidad

Antonio Gershenson
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La Parota: también necesitamos electricidad

La forma como está planteado el conflicto de La Parota, en el río Papagayo de Guerrero, es: se hace o no se hace. Hacerla en las condiciones planteadas, con una importante oposición de la población afectada, implica unas 25 mil personas que serían desalojadas, y éstas y otras más perderían viviendas, tierras de cultivo y otros bienes. No hacerla nos lleva a otra interrogante: la electricidad, en un momento dado, será necesaria, ¿de dónde se va a obtener?

El costo de la planta oficialmente programada es altísimo: mil millones de dólares. La planta estaría generando electricidad poco menos de 5 horas diarias en promedio. Toda en horas pico, para ser trasladada a los grandes centros de consumo. Para la población local, ni electricidad, ni empleo en la construcción de la planta, ni conservar lo que ya tenía. A cambio, promesas cuyo incumplimiento ha causado protestas en sitios de otras obras.

Hemos señalado una alternativa. Que sí haya planta, pero sin los problemas mencionados y otros que han sido señalados. La Comisión Federal de Electricidad tiene localizados, en el mismo río Papagayo, otros 14 puntos para posibles hidroeléctricas, que serían pequeñas o medianas. Los sitios permiten generar electricidad a plena capacidad entre 8 y 10 horas diarias. Una parte de la energía podría servir para las horas pico en los grandes centros de consumo, y la otra para la región en las horas en que lo requiera la demanda. La población local tendría preferencia en los puestos de trabajo, desde la construcción. La superficie inundada, y el costo, bajarían sustancialmente. Los sitios –pueden ser entre cinco y siete, aproximadamente– se definirían con el acuerdo previo de los pobladores de cada uno de ellos. Se emplearían técnicas intensivas en mano de obra –como la pala y el pico– donde fuera posible. Estas medidas también elevarían de manera importante la participación nacional.

Entre quienes dicen que simplemente no, sin ser habitantes de la zona, hay algunos que se dicen ecologistas. Supuestos ecologistas, pero contra las fuentes de energía renovables. Como en La Ventosa, donde se oponen a la generación con viento, supuestamente para que no se vayan a estrellar los pajaritos contra las aspas de los generadores. Durante 2 años en que participé en la supervisión y estudios de operación de la planta piloto La Venta 1 no hubo ni un pájaro estrellado. Y es lógico. Con esos ventarrales, ningún pájaro puede llegar a volar a los 30 metros de altura de esas aspas, menos a los 50 metros o más de los aerogeneradores actuales.

¿Y entonces cómo se va a generar la electricidad? Estos supuestos ecologistas no se han opuesto a las plantas de gas natural de ciclo combinado y de propiedad privada. Coinciden con los tecnócratas, no les importa que nos hundan en una dependencia creciente de las importaciones de ese gas, ni de los altos costos, ni de que se trate de un recurso no renovable.

Hay una distorsión en la generación de electricidad en México: casi no se han hecho nuevas plantas en el centro del país, como una forma de boicotear al Sindicato Mexicano de Electricistas y al organismo en el que labora, Luz y Fuerza del Centro. Si, para corregir esto, se insistiera en plantas de ciclo combinado, a los problemas de otras regiones se agregaría otro más: por lo menos 30 por ciento de pérdidas en la generación, por estar a más de 2 mil metros sobre el nivel del mar.

Para regiones en las que no se cuenta con recursos renovables, la solución técnica son las plantas que usan unidades ultrasupercríticas. Pueden usar una gran variedad de combustibles, se han usado hasta con carbón. Sin embargo, para nosotros, hablaríamos de derivados o residuales del petróleo, que tenemos en cantidad, o bien de basura, previa separación. Hace poco se terminaron unidades de este tipo, en China, con un tiempo de construcción de menos de dos años. Estas plantas superan a las convencionales en eficiencia y con emisiones menos contaminantes, a las cuales se deberán agregar, de todos modos, los equipos y las medidas anticontaminantes necesarios.

Es muy importante, cuando se trata de recursos renovables, los cuales tenemos en abundancia, que cuando los proyectos se hacen de manera no apropiada, se les confronte con alternativas que eviten problemas como los mencionados, pero no con la simple oposición.

 
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