Lo hicieron para evitar definirse; volvió el síndrome Paoli, se comentó entre curules
Larios y 24 panistas dejan la sesión para eludir culpas por el gasolinazo
Sólo cinco priístas se opusieron al alza a los combustibles
Layda Sansores tomó la tribuna e invitó a que la acompañaran
Rodríguez Prats comprometió al PAN a asumir el costo de la medida
Ampliar la imagen El subsecretario de Hacienda, Martín Werner, dialoga con varios legisladores en San Lázaro Foto: José Carlo González
La aprobación del incremento de 5.5 por ciento al precio de las gasolinas y el diesel no sólo generó el repudio del Partido de la Revolución Democrática (PRD) ayer en la Cámara de Diputados; 25 legisladores de Acción Nacional (PAN), incluido el coordinador Héctor Larios Córdova, prefirieron salirse del salón, no sólo para no avalar ese gravamen, sino también para evitar el descrédito entre el panismo por votar en contra. Inclusive, en las filas del pragmatismo priísta sólo cinco rechazaron el conocido como gasolinazo.
Al abordar el delicado tema de sumar otro impuesto a los combustibles, la fracción del PRD cumplió con su cometido de manifestar ante la opinión pública su absoluto rechazo a esa medida, y tomó de manera pacífica y parcial la tribuna, hasta donde llevó pancartas que resumían el descontento.
“Calderón, cumple con tus promesas; no al gasolinazo”, desplegaron una manta a un costado de la tribuna. En otra se leía: “Aunque clavan la daga poco a poco, también mata”. Y una más: “El 5.5 por ciento a la gasolina, ¡un bombazo!”
En el blanquiazul y en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) las acciones políticas para aprobar los aumentos operaron de manera distinta. En Acción Nacional, un grupo optó por materializar el descontento que desde semanas atrás habían manifestado contra la propuesta surgida de las mismas filas de su partido. El viejo estilo priísta se impuso y sólo Yericó Abramo, José Murat y los líderes obreros Carlos Velasco, Alfredo Barba y Patricio Flores votaron en contra. Otros personajes que en público y en privado habían declarado el repudio al gasolinazo, finalmente lo avalaron.
Mientras observaba cómo Larios salía del pleno, el presidente de la Comisión de Cultura, Emilio Ulloa Pérez, dijo: “Mírenlo. Igualito que Francisco José Paoli Bolio, quien al salirse al baño provocó la mayor deuda pública en la historia de este país, abandona a sus compañeros. Ese es el nuevo estilo de gobernar, el que ha llevado a México en los siete años recientes a confirmar el desastre que el régimen priísta comenzó a cavar”.
Entre los panistas que se ausentaron estuvieron la ex presidenta de la Cámara, María Elena Alvarez Bernal, Alma Alcaraz, Joel Arellano, Salvador Arredondo, Diódoro Carrasco, Leobardo Curiel, Francisco Domínguez, Mauricio Duck, Carlos Felton, Benjamín González Roaro, Héctor Larios, Fernando Magallón, Oscar Mohamad, Francisco Murillo, Jorge Nordhausen, María Elena Noriega, María del Carmen Parra, Isidro Román, José Ignacio Rubio, Alejandro Sánchez, Luis Gerardo Serrato, José Solano, Víctor Torres, María Gloria Valenzuela y Juan Victoria, y votaron en contra Rubí López y Dolores de María Manuell-Gómez.
A lo largo de un prolongado debate en el que la Cámara de Diputados aprobó la reforma fiscal de Felipe Calderón, el diputado panista José Martín López ponderó inicialmente la importancia del impuesto a los depósitos en efectivo (IDE), que gravará los depósitos bancarios con 2 por ciento, cuando éstos sean superiores a 25 mil pesos al mes.
El legislador neoleonés consideró que “un amplio número de personas han encontrado un paraíso económico” en el comercio informal. “Esta iniciativa pretende combatir la evasión fiscal que durante décadas ha sido un lastre para las finanzas públicas del país”, dijo desde la tribuna.
Más adelante, la diputada perredista Valentina Batres Guadarrama argumentó desde su curul que con la aplicación del IDE se afecta a las amas de casa que ayudan al desarrollo económico de sus hogares y a la producción del país. “Ellas, en su afán de conseguir que el nivel de su familia sea mejor, son vendedoras por medio de catálogos de cosméticos, de ropa, de calzado, y en muchas ocasiones ayudan con depósitos bancarios, y depositan no sólo el dinero de sus ganancias, sino de las ventas, y lo hacen así para que esos recursos no se queden en casa y no se lo gasten”, argumentó.
De inmediato, Manuel Minjares –quien encabezó las negociaciones por el PAN en materia fiscal– replicó a la perredista: “En un torneo de demagogia, seguramente la diputada podría salir campeona. La verdad es que, en palabras de ella, yo podría estar de acuerdo que en estos sectores no sólo están los malos. ¡Están los muy malos! Ahí están los taxis panteras, ahí están los panchosvillas, ahí están los ambulantes del Centro Histórico del Distrito Federal”.
Las palabras punzantes de Minjares provocaron reclamos desde la zona de curules del PRD. No obstante, el panista insistió en que ese impuesto combatirá a las organizaciones invasoras de terrenos y de viviendas, “y que a costa de la necesidad de la gente más humilde de este país ganan toneladas de dinero y lo depositan en el sistema financiero. ¡A esos son a los que queremos agarrar!”
Molesta por el tono asumido por el panista, Batres subió a tribuna para responder. “Si este fuera un maratón de demagogia, alguien ya se mordió la lengua y le salió mucha sangre. Curiosamente para algunos, qué mezquina es a veces la mente. Para algunos, 25 mil pesos es una cantidad que alguien puede ahorrar si es pobre. Ustedes, panistas, están urgidos de lana y nos han dicho para qué la quieren. Los medios de comunicación se dieron cuenta que en sus planes está aumentarse los sueldos”, ironizó.
A pesar de los reproches por la aplicación de un impuesto a los depósitos bancarios superiores a 25 mil pesos, el pleno aprobó dicha medida, y enseguida la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta Salgado, anunció la discusión del artículo sexto de la ley sobre federalismo, referente al incremento en el costo de las gasolinas y el diesel.
Juan Guerra Ochoa, del sol azteca, argumentó contra el impuesto. “Este es un dictamen hecho por pillos”, aseveró. Esa afirmación obedecía a que la nueva fórmula de reparto de los recursos captados por el gasolinazo perjudicará a la mayoría de entidades.
Desde la tribuna lanzó: “¿Quién gana? Un grupito muy selecto que hizo diversas maniobras en el dictamen para ganar. Aplican una fórmula por la cual sólo 90 por ciento de las entidades se repartirán los recursos, no de acuerdo a sus niveles de pobreza, ni a su nivel de recaudación o el desarrollo de su competitividad. La división de los recursos se aplicará por el número de población. Es decir, hay que premiar el desorden de este país, hay que crear fondos especiales”.
Guerra Ochoa insistió en que esa medida es irresponsable, porque se gravaría a las clases medias, además de que el mecanismo para el reparto del dinero se convertirá, en el corto plazo, en una manzana de la discordia entre los gobernadores.
Y ante el amago de PAN y PRI por sacar de la distribución al Distrito Federal, replicó: “¡No nos van a atemorizar! No nos van a presionar para votar impuestos a favor de un pequeño grupo afectando a la mayoría de los ciudadanos. El único ganador de esta fórmula es la Secretaría de Hacienda. Sí hay que darles más recursos a los estados, pero con decencia, y no con sinvergüenzadas”.
En el momento en que la presidenta de la Cámara anunció el inicio del debate, las bancadas de PRD, PT y un sector de Convergencia, acompañados por Alianza Social, ocuparon la tribuna de manera pacífica para permitir el desarrollo de la sesión y no cometer el error político de obstaculizar el ingreso posterior del dictamen con la minuta del Senado a la reforma electoral.
Puñalada “poquito a poquito”
Acompañado del asambleísta Tonatiuh Bravo, que lo condujo hasta la tribuna, el panista Juan José Rodríguez Prats perfiló la postura del blanquiazul y bromeó con los perredistas que lo rodeaban: “Nunca había estado yo tan bien cobijado”.
Pero enseguida arremetió: “Estamos atentando contra las próximas generaciones. No somos capaces de asumir decisiones que impliquen algún compromiso o que sean antipopulares o impopulares. ¡Pobre político, pobre partido que no acepta adoptar decisiones impopulares! ¡Pobre político, pobre partido que piensa en la próxima elección y no en la próxima generación! Nadie quiere asumir costos. Esa es la tragedia de México. ¡Yo aquí asumo el costo! Y asumo el compromiso a nombre del Partido Acción Nacional”.
Juan Guerra interpeló a Rodríguez Prats, que, paradójicamente, había hilado su discurso a partir de una cita del converso San Pablo. El perredista dijo: “De veras quisiera ver que Acción Nacional vote por este país. Se trata, para apoyar al país, de darle en la desgracia a la mayoría de las entidades”. Y retó: “¡Muestren una fórmula que beneficie a todos los estados! Esa es la gran estrategia que tienen para el país a futuro, que la distorsión poblacional siga. Eso no es apostar por México”.
Rodríguez Prats cayó en el lance de Guerra y frente al pleno reconoció que el golpe del aumento a las gasolinas está dedicado a las clases medias.
Conforme al acuerdo parlamentario para llevar la sesión, la diputada de Convergencia Layda Sansores Sanromán subió a tribuna para defender la sugerencia de Andrés Manuel López Obrador de impedir a toda costa el gravamen a los combustibles.
“Las puñaladas –inició–, puñaladas son. Y el alza a la gasolina es un golpe a la economía popular. Que no vengan a justificar que es un aumento a plazos. Lo que nos quieren decir estos cínicos es que el puñal nos lo van a clavar poquito a poquito.”
Enjundiosa, y a pesar de los intentos de algunos perredistas por separarla de la tribuna, Sansores recriminó a los promotores del alza: “Debería darles vergüenza. ¿Saben cuánto pide de aumento la Secretaría de Gobernación? Casi 30 por ciento. Pero, ¿para qué quiere tanto dinero? Si no tenemos ni secretario de Gobernación. Hace dos días el presidente Andrés Manuel López Obrador, presidente legítimo de México, aunque les pese, hizo propuestas puntuales de dónde hay dinero para evitar el aumento a la gasolina.
“Pero el usurpador, que vino aquí a hablar de diálogo, quiere hablar, pero no oír. No es lo mismo volar, él anda por las nubes, que correr la legua y escuchar el corazón de la gente. No es lo mismo estar cercado por cientos de policías en cada acto público, que caminar a cielo abierto y palpar el dolor y la indignación de la gente.”
Y cuando nadie lo esperaba, la diputada por Campeche se hizo del atril y lo confirmó ante el pleno: “Por lo pronto, yo me quedo en esta tribuna; así la tomo, como pueda. Y el que quiera, que me acompañe”.