El periodista presentará su obra alusiva a esa institución, en Bellas Artes
Recupera Musacchio la huella del Taller de Gráfica Popular en el arte nacional
Ampliar la imagen Humberto Musacchio, ayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: Francisco Olvera
En 1937, la conjunción extraordinaria de un grupo de artistas de talento excepcional dio origen al Taller de Gráfica Popular (TGP), cuyo propósito central era apoyar las luchas sociales de ese tiempo mediante la elaboración y difusión de carteles, mantas, folletos, volantes y toda suerte de material propagandístico.
Herederos artísticos y políticos de los grandes grabadores del siglo XIX –y de Posada por encima de todos– los integrantes del taller llevaron a cabo un fecundo trabajo de producción del que surgieron aunténticos iconos de la gráfica no sólo mexicana sino mundial.
El periodista Humberto Musacchio recupera y cuenta ese capítulo de la historia del arte mexicano en el libro El Taller de Gráfica Popular, publicado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), que viene a sumarse a la bibliografía existente sobre la materia.
Una de las aportaciones del volumen –señala el autor– es que por primera vez se edita un libro de arte sobre el TGP, lo que se traduce en una impecable reproducción de obras emblemáticas de los grabadores que participaron en el proyecto.
Además de eso, Musacchio refuta algunas afirmaciones que otros autores e integrantes han hecho sobre el Taller. Específicamente, a aquella que supone que el TGP dejó de existir cuando salieronde él los artistas integrantes del núcleo fundador.
Enorme archivo gráfico
El Taller de Gráfica Popular tiene como antecedente la sección del Taller Escuela de Artes Plásticas, abierta en 1935 como parte de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, la legendaria LEAR. Se separa de ésta e inicia vida autónoma ya como TGP, en abril de 1935.
Sus principales promotores fueron Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins y Luis Arenal. Posteriormente se unieron Ignacio Aguirre, Francisco Dosamantes, Raúl Anguiano, Raúl Gamboa, Antonio Pujol, José Chávez Morado, Gonzalo de la Paz Pérez y Alfredo Zalce, entre otros.
A mediados de los años 50 la agrupación entró en crisis y salieron de ella varios de sus fundadores, quienes de esa manera daban por terminada la vida del TGP.
Sin embargo, Musacchio sostiene que “sigue existiendo como institución y conserva un archivo de más de mil placas originales y una archivo gráfico enorme, extraordinario”.
Quien lo ha sostenido contra viento y marea es su actual coordinador, Jesús Alvarez Amaya, “de no ser por él, ese patrimonio se hubiera perdido hace mucho tiempo”, asegura Musacchio.
Pero además “existe como centro de enseñanza y producción de grabado, sigue haciendo un trabajo colectivo y es una centro de discusión sobre producción artística. Entonces sigue cumpliendo con su función”.
Sus críticos –añade el periodista– “esperan que trabaje con la misma brillantez con la que trabajó en sus primeros 10 o 15 años, cuando se conjuntó el más grande grupo de grabadores de que tengamos memoria”.
Sobre la disminución del protagonismo político del TGP, Humberto Musacchio considera que se debe, entre otras razones, a que “ya no está esa conjunción extraordinaria de talentos que le dieron una presencia social irrepetible”.
Tampoco “hay que olvidar que desde 1950 existe en México la televisión, y competir iconográficamente con ella no es fácil. Pero las imágenes del taller reflejan las luchas populares, cosa que nunca ha hecho la televisión. Y son imágenes mucho más perdurables”.
El libro El Taller de Gráfica Popular se presentará el lunes 10 en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 19 horas, con la participación de Alberto Híjar, Hugo Covantes y Jesús Alvarez Amaya.