Número 134 | Jueves 6 de septiembre de 2007 |
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Colectivo Ollin, organización jalisciense que promueve la
educación en la sexualidad de los jóvenes, lleva a cabo
desde 2005 el proyecto Yollilizitli, cuya finalidad es la de
fomentar la prevención del VIH/sida y otras infecciones de
transmisión sexual (ITS) en la población de niñas y adolescentes
en condición de calle.
Yollilizitli, financiado este año por farmacéutica Pfizer, se lleva a cabo en la zona metropolitana de Guadalajara —Tlaquepaque, Zapopan, Tonalá y la capital—, y en Puerto Vallarta, comenta Francisco Pérez Chagollán, director de Ollin. Tras la puesta en marcha del proyecto, Ollin capacita anualmente a cerca de 20 integrantes de organizaciones no gubernamentales con trabajo en niños de la calle, y atiende a unos 180 infantes y jóvenes, dice Pérez Chagollán. Yollilizitli, que cuenta con el aval del DIF de Puerto Vallarta, se ha enfrentado a los conservadurismos, pues cuando Ollin propuso el tema de “la sexualidad de niños de la calle” ante las directivas de las asociaciones civiles y albergues que trabajan con esta población, hubo organizaciones de inspiración religiosa que “abortaron” o “desertaron” la iniciativa, debido a que el uso del condón les generaba demasiados conflictos morales, afirma el activista. Su modelo estaba más enfocado a promover la abstinencia y no en darles herramientas a los chavos para que ellos mismos construyan, de forma responsable y conforme a su realidad, verdaderas estrategias preventivas, agrega. Respecto a las recientes declaraciones del gobernador panista Emilio González Márquez, quien reprobó la distribución de preservativos en la población tapatía y declaró que el condón sólo debe distribuirse en la población homosexual, Pérez Chagollán asevera: “definitivamente es una expresión, un planteamiento inconsistente que denota desconocimiento total y prejuicios, que en conjunto generan más discriminación”. Por su parte, Claudia Medina, coordinadora de Yollilizitli, explica que la pobreza es un factor en los niños en situación de calle que les impide asumir el derecho a vivir con dignidad y sanidad, así como a tomar decisiones responsables e informadas. Concluye que dicha población es vulnerable ante el VIH/sida, otras ITS, el abuso sexual, la violencia y los embarazos no deseados, pues falta asertividad o “saber decir no cuando no se quiere hacer algo”, y empoderamiento, es decir, “¿qué tanto me hago cargo y responsable de mi salud, de mi sexualidad y de las decisiones que tomó todos los días?”. Christian Rea Tizcareño |