Políticamente óptimo
Muchos, muchísimos ciudadanos esperamos que las secuelas de esa vergonzosa cháchara que produjeron los partidos durante semanas, días y horas de “negociaciones” respecto del punto exacto en el cual el presidente Felipe Calderón debía entregar su primer Informe de gobierno pasen pronto a la parte de la historia ridícula que en los tiempos recientes produce el Congreso de la “Unión”. Para el pensamiento mágico perredista, la tribuna de la Cámara de Diputados da, de suyo, legitimidad, y eso había que impedirlo a toda costa.
Finalmente, el Presidente entregó su documento al momentáneo presidente en funciones de la Cámara de Diputados y todo ocurrió dentro de esta subnormalidad política y republicana en que viven los políticos mexicanos y que nos la hacen vivir a los ciudadanos.
A pesar de no haber podido leer ante el Congreso lo que tenía que informar, el Presidente hizo público su Informe en Internet en el momento mismo en que lo entregó. Los cibernautas se enteraron del Informe antes que el Congreso. Al día siguiente, el Informe fue dado a conocer en cadena nacional y todos los desfiguros perredistas, avalados con frecuencia callandito, callandito, por el PRI, parecen haber resultado vanos.
Las ganancias político-electorales que buscaba el PRD con la renovación del desconocimiento de Calderón parece que se esfumarán en un santiamén. Son bastante más visibles las ganancias que recogió el Presidente con el impedimento que le impuso el sol azteca en el Congreso y con el Informe que hubo de rendir de viva voz a la sociedad y no al Congreso.
Con todo lo sucedido, y dadas la condiciones de subnormalidad aludidas, podría decirse que el suceso fue óptimo. Con todo el absurdo de la conducta perredista, llevó a cabo la menos costosa. Un relajo alharaquiento le habría costado políticamente bastante más.
Ahora los perredistas tendrán que tratar con el –por ellos– desconocido Presidente. Se ocuparán de todas las iniciativas que envíe el Ejecutivo, las discutirán, propondrán modificaciones, las aprobarán... en una actividad legislativa que reconoce que el presidente de la República se llama Felipe Calderón.
El PRD tiene todo el derecho del mundo a llamar “ilegítimo” al Presidente. Pero no puede menos que reconocer que es el presidente legal. Luego entonces, no podrá sino conducirse en términos legales en su relación con él, y eso es lo que hará en el futuro inmediato. Seguramente muchos electores perredistas quedarán perfectamente confundidos, por lo que estos insignes políticos tendrán ahora, además, que explicarles en qué consisten las bolas enmadejadas que se fabrican a sí mismos.
No hay duda de que el formato del Informe presidencial requiere un cambio sustancial. La propuesta perredista pudo haber sido expuesta cuando era el turno de los “posicionamientos” partidistas previos a esa fecha; pudieron hablar de los problemas de legitimidad que puede provocar o provoca el actual diseño institucional para formar gobierno, y pudieron exponer su propuesta de formato para el Informe presidencial. Prefirieron la vía de “yo hablo con tu gobierno, pero no contigo”. Salud.
En una primera aproximación al contenido del Informe, advierto algunas políticas desvinculadas entre sí. El Presidente pide pasar del sufragio efectivo a la democracia efectiva, en donde la sociedad esté presente. Hasta en dos ocasiones se refirió al asunto diciendo groso modo que la forma de corregir tan inmensa complicación consiste en la transparencia y la rendición de cuentas. Con todo el valor que estos mecanismos de gobierno encierran, son a todas luces insuficientes para la democracia efectiva referida por Calderón. La participación ciudadana tiene muchos capítulos que no fueron referidos por el Presidente. Está, por supuesto, la relección de diputados como forma activa de intervención de los ciudadanos en la vida política.
Quien se asome a la administración municipal advertirá que estamos en tierra devastada. Tres años de gestión son muy pocos, y acaso en más de 90 por ciento de casos llegan a estas responsabilidades personas que carecen absolutamente de los conocimientos mínimos para hacer gobierno. O se establecen lapsos más largos, o se permite en la ley que sea posible la relección de las presidencias municipales.
Esto permitiría crear experiencia y que la ciudadanía evalúe el papel de sus gobernantes locales. Este es un punto, de otra parte, que puede relacionarse con la vinculación entre las universidades y la vida municipal: la capacitación permanente de los funcionarios municipales.
Están también las traídas y llevadas propuestas sobre el referéndum, el plebiscito, la instrumentación efectiva para las iniciativas de ley ciudadanas, entre otros mecanismos.
En otro tema relacionado íntimamente con la conservación de la biodiversidad, la recuperación ecológica y el desarrollo sostenible, está la vinculación expresa e intensa que es obligado instrumentar, con el apoyo y desarrollo de la ciencia y la tecnología, y la investigación pertinente por regiones y estados.
No es que deba uno encontrar en un Informe todos los temas habidos y por haber, pero además de bosques y selvas, los problemas de las cuencas hidrológicas y el de la terrible contaminación de las aguas, además de ser un mayúsculo asunto de ecología, es un tremendo problema de salud.
El fortalecimiento de las universidades públicas para que se conviertan en palancas decisivas del desarrollo sostenible es un tema muy explorado y puesto en acto en muchos otros países. Los programas de reforestación de bosques y selvas, y los subsidios a los habitantes de los mismos para convertirlos en aliados de la recuperación ecológica, están muy bien, siempre que estén apoyados en conocimientos efectivos que bien puede producir la investigación científica y tecnológica del país.
Parece indispensable explorar el importante número de temas que están relacionados entre sí, y que en el Informe aparecen, a primera vista, como estancos separados.