Presenta el Fondo de Cultura Económica la exposición La DiFerencia de la mirada
Muestran 40 ilustradores su visión particular sobre la ciudad de México
Ampliar la imagen Detalle de una las obras que podrán verse en la exhibición
Abordar la ciudad de México en una sola imagen es una tarea por demás difícil. Ese fue el reto que asumieron los ilustradores participantes en la convocatoria lanzada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) que dio pie a La DiFerencia de la mirada (el título juega con las iniciales de Distrito Federal), exposición que se exhibe hasta el 10 de septiembre en la galería Luis Cardoza y Aragón, del Centro Cultural Bella Época, Tamaulipas 202, colonia Hipódromo Condesa.
A la convocatoria respondieron más de 40 ilustradores de los que el jurado, integrado por Mauricio Gómez Morín, Pablo Ortiz Monasterio y Carlos Pellicer López, seleccionó 21 trabajos de igual número de artistas, cuyo conjunto equivale a una muestra heterogénea, ya que algunos de los ilustradores tienen años de trayectoria, con varios libros publicados, mientras que otros apenas comienzan, con tal vez una publicación, expresó Miriam Martínez, responsable de las colecciones de niños y jóvenes de la editorial.
Martínez explicó que el objetivo de la convocatoria fue estimular la imaginación de los ilustradores que han trabajado con el FCE o han tenido un contacto cercano, al proporcionar tanto a ellos como al público asistente, un espacio en la galería para acercarse a la ilustración como arte.
Recordó que los ilustradores casi siempre parten de un texto para hacer su trabajo, pero que en esta ocasión tuvieron la oportunidad de expresarse a partir de su propia obra creativa, que reflejara su mirada, no sólo hacia los libros para niños, sino hacia su misma ciudad. También se les pidió que no manejaran tópicos que “siempre están en nuestras mentes”, sino que vieran la ciudad desde otro punto de vista.
El pintor e ilustrador Mauricio Gómez Morín reconoció que hay muy pocos espacios de reflexión, exposición, discusión e intercambio de los ilustradores mexicanos acerca de su trabajo, e hizo votos para que el gremio tome un papel más activo en el futuro. Pero “de repente nos cuesta trabajo entender a la ilustración como un género de las artes visuales que puede sostenerse por sí misma”.
Aunque el envío fue “parco”, la exposición encierra una gran variedad de registros estilísticos, estéticos, gráficos y técnicos, consideró Gómez Morín. Mientras que el ex director artístico de las colecciones infantiles del FCE cuestionó que “todas las ilustraciones tuvieron al público infantil como su sujeto principal”, también reconoció como “vil fantasía” decir que uno es capaz de dirigirse a ese sector.
Para el fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio, más que un proceso de juicio, de decir “esto es bueno, esto es malo”, con la selección “se trató de armar, como decía Mauricio, un conjunto que dé cuenta de la ciudad”. Ya que el fenómeno de la metrópoli es de tal manera “complejo y vasto”, propuso crear un taller para trabajar de manera colectiva y así fortalecer la imagen de la urbe.
El pintor Carlos Pellicer, director artístico de la colección de poesía del FCE Poesía para mirar en voz alta, confesó que después de ver los trabajos, “lo primero que se me antojó fue ver más trabajos”. Propuso, entonces, que se abriera una nueva convocatoria, pero “ahorita”.
La ilustración Una hojita, de Margarita Sada, se escogió como la imagen representativa, por condensar el espíritu de la convocatoria al integrar la mirada del niño.