Lobo Antunes recibió premio en Portugal y al mismo tiempo le diagnosticaron cáncer
Eterno aspirante al Nobel cumple 65 años
Lisboa, 30 de agosto. Podría haber sido el triunfo más destacado de su carrera literaria, ya de por sí exitosa, pero cuando António Lobo Antunes recibió en marzo de este año del premio Camoes, la distinción literaria más importante que se concede en lengua portuguesa, parece que la alegría fue opacada, pues en ese momento al escritor, que el sábado cumple 65 años, le diagnosticaron cáncer.
Tras ser intervenido quirúrgicamente, desde el hospital, dijo a sus lectores mediante su columna de la revista Visão: “Nunca pensé que un día me iba a tocar a mí esto”.
El, que había ejercido la medicina durante cuatro años, aseguró: “La enfermedad me ha cambiado completamente, pero no sé en qué dirección”.
Lobo Antunes es uno de los escritores portugueses más notables de la actualidad y ha sido el eterno candidato al Nobel. Sus novelas han sido traducidas a más de 50 idiomas. En su obra adquiere especial relevancia su paso, a principios de los años 70, por la entonces colonia portuguesa de Angola, donde ejerció como médico militar. El régimen en Lisboa destinó al joven cirujano, hijo de una familia con recursos, a la guerra colonial.
Cosmopolitismo, guerra colonial y revolución: como ocurre con otros escritores portugueses, este bagaje histórico constituye también en Lobo Antunes el germen de su creación, a lo que se une una sombría mirada sobre el presente.
El salto a la fama ocurrió en 1979, con Os cus de Judas, novela centrada en un veterano de la guerra, que no consigue superar su paso por Angola, y que se sincera con una prostituta en un bar de Lisboa, donde le cuenta sus recuerdos y alentado por el alcohol ajusta cuentas con todos los que le han hecho daño.
Este libro, de fuerte carácter autobiográfico, tiene forma de monólogo y su lenguaje radical y plástico hizo famoso al autor de manera súbita.
Pese a escribir como un poseso (y siempre con bolígrafo), mantuvo regularmente su consulta en una clínica siquiátrica de Lisboa. Al igual que su padre, era el médico jefe del centro, tras dejar la cirugía y pasarse a la siquiatría. En Não entres tão depressa nessa noite escura (No entres tan deprisa en esa noche oscura, 2000) abordó la temprana muerte de su primera esposa y madre de sus tres hijas, en 1999.
Tras enfermar él mismo de cáncer, habló abiertamente de su desesperación y miedos. “El cáncer arrebata a las que más he querido. ¿Y yo? ¿Me quiero? Sí. No. Sí. Sí”.
Algunos críticos lo consideran un genio, pero otros lo encuentran egocéntrico y arrogante. A ello contribuyó que en 1997 se negase a participar en la delegación oficial de la Feria del Libro de Francfort. Entonces no quiso “compartir escenario con otros 30 autores”.