¿La Fiesta en Paz?
Defender a quién
¿En qué se parecen Vicente Fox y Hugo Chávez, aparentemente distintos y distanciados? En que como un Bush cualquiera nomás no entendieron el significado antropológico, cultural y político de la tauromaquia, y en vez de fortalecer identidad y tradición taurina en sus respectivos países prefirieron instalarse en una modernidad exhibicionista.
El primero, siguiendo el ataurinismo bobo de De la Madrid, Salinas y Zedillo, que creyeron gobernar para damitas inglesas, no vio ni habló del espectáculo a lo largo de su lamentable gestión, y el otro, con la estridencia como persuasión, de plano quiere abolir las corridas de toros que tanto gustaban al libertador Simón Bolívar.
Pero nadie sabe para quién obtiene independencias y los países taurinos sudamericanos no han dejado de ser sumisas colonias de España, de donde anualmente llegan figuras y segundones, con sus apoderados y cuadrillas, a aprovechar públicos, plazas, ganado y dólares, mientras los taurinos locales aplauden lo que no han sabido producir.
Y este papelón de repúblicas bananeras taurinas es el que ahora nos quiere hacer representar la iniciativa del PRD en la Asamblea Legislativa del DF, con absurdas modificaciones a la Ley de Espectáculos que permitan actuar a dos extranjeros y un mexicano en el mismo cartel. Al respecto recibí el correo de un matador de toros que pide omitir su nombre:
“Consecuencias funestas tendrían estas modificaciones para la fieseta en México. En España sobran matadores que no torean, pero conociendo nuestro malinchismo y estas medidas, se van a dejar venir. Nuestros empresarios olvidaron sembrar e invertir para recoger y en lugar de imitar a empresarios españoles, prefieren la vía fácil de importar figuras.
“Sacaron a la gente de las plazas y suponen que con extranjeros va a volver. Se equivocan: en México la afición taurina está lastimada y ofendida. Son muchos años de darle gato por liebre. ¿Van a invertir en publicidad los importados y las empresas? Al principio será novedoso, pero luego resultará contraproducente, pues el público seguirá aficionándose a diestros foráneos, mientras acá los incentivos son nulos.
“Salvo dos nombres, nadie mete gente a la Plaza México. ¿Cuántas tardes estas empresas tacañas con los toreros mexicanos van a dar carteles con dos figuras españolas y ganado a modo y a gastar en publicidad y promoción? Se repite que ‘el arte no tiene fronteras’, pero la fiesta de España sí y si no que nos pregunten a los toreros que hemos ido o recientemente a José Luis Angelino, que de plano no le dieron papeles para poder torear allá y nadie protestó. En España son más nacionalistas que aquí.
“Nosotros pagamos impuestos y a las figuras importadas les depositan honorarios en Miami, libres de polvo y paja.”