En Ayacucho y Huancavelica han muerto al menos 70 niños por el frío, señala el PMA
Perú, asolado por el peor invierno en 30 años y las consecuencias del sismo
Suspenden la búsqueda de sobrevivientes; en total, 540 muertos y 176 mil damnificados tras el terremoto, indica la Defensa Civil
Se pierden cosechas en la región andina por las heladas
Ampliar la imagen Residentes de Pisco, una de las ciudadas más devastadas por el terremoto, entre los escombros de lo que fue su casa Foto: Reuters
Pisco, 20 de agosto. Cuando todavía no se recupera del sismo de 8 grados Richter que el miércoles pasado devastó la provincia de Ica, Perú deberá enfrentar el peor invierno de los últimos 30 años. En las regiones andinas de Ayacucho y Huancavelica –vecinas de la zona afectada por el temblor–, han muerto ya unos 70 niños y al menos medio millón de personas han contraído enfermedades respiratorias, según el Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (PMA).
El invierno ha afectado a más de 34 mil habitantes de las zonas andinas, y el hielo y el granizo arrasaron la cosecha de la región. El frío, además, mató a gran parte de las llamas y alpacas criadas en estas provincias, lo que dificulta la situación.
El PMA anunció el envío a Perú de más de 300 toneladas de ayuda para paliar la crisis humanitaria provocada por el temblor y por la onda fría, pero la distribución de medicinas, alimentos y mantas se ha visto entorpecida por el mal estado en el que quedaron los caminos después del sismo.
En las zonas bajas del país el frío también se ha hecho presente, y en Pisco, la ciudad más afectada por el terremoto, la noche registra temperaturas menores a diez grados centígrados. En el estadio de futbol de esta población, sin embargo, los refugiados se muestran aliviados de que, a diferencia de otros afectados, ellos sí tienen alimentos. “Comemos rico, aunque no tenemos agua ni tiendas para protegernos del frío”, dijo Floriza Moreira, una mujer de 26 años que se refugió en el lugar.
Fuera del estadio los rescatistas dejaron de buscar sobrevivientes y cedieron el paso a las excavadoras que desenterrarán cadáveres y removerán los escombros. Según Jorge Molina, jefe regional de bomberos, “las esperanzas de encontrar a alguien vivo son casi nulas”.
La Defensa Civil peruana estimó en 540 el número de muertos y en 176 mil el de damnificados por el temblor. Según el organismo gubernamental, además, hay alrededor de 35 mil viviendas destruidas. La situación en las ciudades afectadas es tan grave, y la distribución de alimentos y medicinas tan caótica, que el fin de semana registró varios episodios de saqueo, a los que el gobierno respondió con el despliegue de un millar de policías y mil 400 soldados.
Menos de una semana después del sismo en Perú, del otro lado del océano Pacífico, en el sureste de Filipinas, se registró otro temblor que alcanzó los 6.5 grados Richter, pero aparentemente no provocó víctimas ni daños.