Usted está aquí: martes 21 de agosto de 2007 Política “Abrir la puerta al ejército de EU no es problema, sino cómo sacarlo después”

El académico Guillermo Garduño prevé riesgos en un Plan Colombia para México

“Abrir la puerta al ejército de EU no es problema, sino cómo sacarlo después”

Hace falta un hombre de Estado como el general Cárdenas, afirma

Desde 1994 crecieron las presiones del Pentágono

Critica el manejo unilateral de la lucha antinarco

Alfredo Mendez

Parafraseando al general Lázaro Cárdenas, quien durante la Segunda Guerra Mundial sostuvo ante un general estadunidense que México nunca permitiría el ingreso a territorio nacional de militares extranjeros, el experto en análisis de las fuerzas armadas Guillermo Garduño Valero aseguró que el problema que plantea el Plan México, similar al que se aplicó en Colombia, no es abrir las puertas al ejército de Estados Unidos, sino “cómo lo sacamos después” del país.

En entrevista con La Jornada, el especialista en seguridad nacional afirmó que en su momento el Plan Colombia fue un fracaso, por lo que tal como está proyectado el plan antinarco mexicano, que incluye asistencia militar de Estados Unidos en México, “está condenado a convertirnos en víctimas de un imperio”.

El académico de la Universidad Autónoma Metropolitana expuso que las probabilidades de un acuerdo entre México y Estados Unidos son bastante amplias. “El problema es que la capacidad que tendríamos que tener, y no la tenemos –porque en este momento no contamos con un Lázaro Cárdenas de titular de la Secretaría de la Defensa Nacional–, es contar con una visión estratégica que sólo la tiene un hombre de Estado, para saber defender la soberanía nacional”.

Refirió que desde 1994 ha ido en aumento la presión de las autoridades militares estadunidenses a su contraparte de México, y que a partir de esa fecha “se ha venido planteando la necesidad de que Estados Unidos proporcione formación militar a nuestros soldados”.

Agregó que otro aspecto que “nos impide formalizar ahora ese acuerdo es que dependemos tecnológicamente, en materia militar, de los estadunidenses”.

Recordó que “hace algunos años hubo una serie de regalos, en el periodo del presidente Ernesto Zedillo, de helicópteros Bell, que no eran más que chatarra de la época de la guerra de Vietnam y que se trajeron a México. Varios de estos helicópteros se cayeron.

“Al principio se creía que los narcotraficantes los habían derribado, hasta que se dio a conocer la razón científica que explicaba los accidentes: todo tenía que ver con un desgaste y fatiga de los metales, el cual propicia que una aeronave, después de un determinado número de horas de vuelo, se debilite en su estructura y termine siendo absolutamente endeble que hasta una brisa lo puede derrumbar”, indicó.

Sin embargo, sostuvo que es necesario combatir el fenómeno del narcotráfico desde una óptica multilateral y no nacional, por lo que “un acuerdo entre Estados Unidos y México sería benéfico, siempre y cuando no quedáramos supeditados a la supremacía del imperio estadunidense.

“La necesidad del acuerdo es absoluta, porque el narcotráfico no lo podemos atender con un enfoque nacional, pero entonces es indispensable que el gobierno calderonista establezca sobre qué bases se admitiría un acuerdo, para negociar por cuánto tiempo y bajo qué condiciones se establecería el plan.

“De entrada hay que establecer que el ingreso de tropas militares estadunidenses no debe aceptarse; en todo caso una fuerza multinacional avalada por (la Organización de) Naciones Unidas.

“Otra condición es que el acuerdo sea temporal y que quede garantizada la independencia de nuestras fuerzas armadas.”

Para el especialista, lo que está proponiendo Estados Unidos a México es “transferir a territorio mexicano toda su fuerza militar y crear un Plan Colombia que nunca resolvió el problema del narcotráfico y definitivamente sí dejó un fenómeno de devastación social, como también ocurrió en toda América Central.

“Con estos planes, los estadunidenses sencillamente terminan financiando una guerra donde los habitantes de los países colaboracionistas terminan siendo las propias víctimas del imperio”, puntualizó.

Durante la entrevista, Garduño Valero recordó una anécdota que puede aplicarse a la propuesta del plan antinarco que pretende el gobierno estadunidense instaurar con México: “En 1943, el entonces secretario de la Defensa, Lázaro Cárdenas, viajó a Baja California.

“Allí se entrevistó con un general estadunidense, quien le hizo saber la exigencia de que les abriera paso franco a los militares gringos en territorio nacional.

“En esa ocasión se enteró también de que el general Agustín Olachea Avilés había permitido (al Ejército estadunidense) pasar hasta el municipio de Ensenada.

“El general Cárdenas, furioso, le reclamó a Olachea, y éste se defendió diciéndole: ‘mi general, es que somos aliados de Estados Unidos en esta guerra’. ‘El problema con los gringos –le replicó Cárdenas a su subordinado– no es abrirles la puerta, sino cómo los sacamos después’”.

 
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