Presenta retrospectiva del artista duranguense en la sede de la institución
Rescata el Salón de la Plástica la memoria del pintor Angel Boliver
Una de las principales tareas del Salón de la Plástica Mexicana (SPM) es fortalecer la imagen de los artistas que han formado, y forman, parte de esta institución en sus 58 años de existencia. Ahor, le toca su turno al pintor duranguense Angel Boliver, que primero se relacionó con la Escuela Mexicana, antes de seguir otros caminos. Además ejecutó varios murales en la ciudad, como Los grandes valores nacionales de México (1973), que se encuentra en el vestíbulo de la Contraloría del Gobierno capitalino, avenida Juárez 92, Centro, sobreviviente de los sismos de 1985.
Homenaje a Angel Boliver, 1926-1993, exposición integrada por 81 obras, fue abierta en el SPM, ubicado en Colima 196, colonia Roma.
Aunque muchos artistas visuales mueren en el olvido, “nuestro trabajo es revalorarlos”, expresa Cecilia Santacruz, directora del SPM. Sin embargo, se pierde el contacto con la familia, luego, existen problemas interfamiliares. En el caso de Boliver, “tuvo a bien antes de morir guardar mucha de su obra, más de dos mil piezas, que dejó a su familia. Inclusive recuperó por medio de la compra obras que alguna vez vendió. De repente la familia decidió que ahora era el momento de sacar a la luz su producción”, explica la entrevistada.
De 1947 a 1951 Boliver cursó estudios en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Después tomó cursos de historia del arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Desde 1954 participó en las exposiciones de “nuevos valores” del SPM.
Tres años más tarde se unió a los trabajos del Taller de Integración Plástica del Instituto Nacional de Bellas Artes para participar en el mural colectivo Todo lo que vive en la tierra, el aire y el agua, esgrafiado en capas de concreto de color, realizado en el Jardín de Niños Cámara Junior, San Bosco, en Huipulco, junto con Telésforo Herrera, Sarah Jiménez y Héctor Trillo.
La exposición inaugural del Museo de Arte Moderno, en 1965, mostró obra de Boliver. En la ciudad de México pintó los murales El artículo 123 constitucional (1960), en la Secretaría del Trabajo; Las mujeres más distinguidas en la vida, cultura y política de México (1960), para la Feria del Libro, pero quedó depositado en el entonces Departamento del Distrito Federal; seis tableros intitulados Retratos murales de los maestros más distinguidos de la Universidad Nacional Autónoma de México (1962), para la aula Justo Sierra de la Escuela Nacional Preparatoria, hoy día Antiguo Colegio de San Ildefonso, y La batalla de Zacatecas (1964), Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec.
En rueda de prensa, Elena Cepeda, secretaria de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, señaló que “su rechazo sistemático (de Boliver) a considerar la expresión artística como propiedad privada del genio creador”.
Boliver, en su obra, “se pasea por diferentes rostros del arte de su época”, apunta el pintor Chungtar-Chong. De allí que la muestra se divide en tres rubros: Primitivos, cuando todavía era representante de la Escuela Mexicana, antes de la Ruptura, anota su hija Abril. El segundo, Personajes, hace alusión a la “obsesión” de Boliver por lo humano.
“El maestro Boliver estaba lleno de personajes. Fue un hombre clásico que tenía lo mismo el arte renacentista holandés dando vueltas como tenía la gran fiesta de Picasso con sus arlequines, o después la plástica narrativa y poética con personajes como Psisis, el encantador de serpientes; Andrómeda, donde se ve claramente la cantidad de símbolos que manejaba”, afirma Abril.
Geometría se titula el último rubro: “La sección de geometría figurativa es el alcance por la proporción matemática y el color”, mientras que “conciertos de líneas son una expresión de dentro hacia fuera, una percepción abstracta de las cosas externas que realiza para que las vean sus propios ojos”, puntualiza Abril.