Usted está aquí: domingo 19 de agosto de 2007 Mundo Amenaza Alan García imponer el toque de queda en zona del sismo

Socorristas peruanos apuran búsqueda de cadáveres por temor a que se desaten epidemias

Amenaza Alan García imponer el toque de queda en zona del sismo

Pondrá orden "cueste lo que cueste" para contener los constantes saqueos y vandalismo, advierte

Delincuentes roban en hospitales y casas; envían más militares y policías a Ica, Chincha y Pisco

AFP, DPA, IPS, REUTERS

Ampliar la imagen Residentes de Pisco se agolpan para recibir víveres entregados por militares. Residentes de Pisco se agolpan para recibir víveres entregados por militares. Foto: Ap

Ampliar la imagen Una mujer es consolada por un familiar en esa ciudad Una mujer es consolada por un familiar en esa ciudad Foto: Reuters

Ampliar la imagen Destrozada la infraestructura de la ciudad de Pisco, los damnificados beben agua donde la encuentran Destrozada la infraestructura de la ciudad de Pisco, los damnificados beben agua donde la encuentran Foto: Ap

Pisco, 18 de agosto. El presidente de Perú, Alan García, anunció este sábado que pondrá orden "cueste lo que cueste" ante los constantes saqueos y vandalismo que continuaban en las ciudades afectadas por el terremoto que asoló el miércoles pasado al país, mientras socorristas apuraban la búsqueda de sobrevivientes, pero también de cadáveres, ante el temor a que se desaten epidemias.

"Mi obligación es poner orden y orden vamos a poner hoy día, cueste lo que cueste", dijo a la prensa el mandatario peruano, quien señaló que "cuando se pone orden, se pone orden disuasivo y si eso no es suficiente se pone orden enérgico y físico".

No descartó decretar el toque de queda. "He dado la orden de actuar con la mayor severidad (en caso de saqueos) y de ser necesario pasaría a establecerse un toque de queda, pero no lo considero necesario por ahora", indicó.

Sin embargo, García minimizó las numerosas denuncias sobre saqueos que la población damnificada de las ciudades de Pisco y Chincha han hecho, al señalar que se trata de "rumores" ya que nadie oficializó ante la policía los señalamientos de actos vandálicos.

"El pánico y la tensión llevan a las personas a crear estos rumores", agregó el mandatario.

Por lo pronto, el gobierno anunció el envío de más militares y policías a las provincias de Pisco, Ica y Chincha, devastadas por el terremoto.

El ministro de Defensa, Allan Wagner, dijo que su gobierno enviará 600 militares para sumarse a los 400 que ya se encuentran en el lugar, a fin de brindar seguridad a los damnificados.

Los miembros de las fuerzas armadas apoyarán la labor de los 2 mil policías que fueron movilizados a esas provincias del departamento sureño de Ica, donde se reporta casi la totalidad de los aproximadamente 500 muertos que dejó el sismo.

Anarquía y caos social

La noche del pasado viernes, familias damnificadas denunciaron ataques y robos a casas e instituciones públicas y privadas por parte de decenas de delincuentes que en algunos casos se movilizaron con armas y actuaron amparados en la oscuridad.

Las bandas de delincuentes robaron medicinas en el hospital San José de Chincha y equipos quirúrgicos en un nosocomio de campaña del Seguro Social, además de que ingresaron en viviendas destruidas para llevarse objetos en buen estado y robaron víveres de tiendas y mercados, informaron radioemisoras y diarios.

Wagner y el ministro del Interior, Luis Alva Castro, soslayaron las denuncias. "Chincha, Pisco e Ica han pasado una noche tranquila, no hubo desmanes, ni pillaje, el control de la fuerza armada ha funcionado", señaló el titular del Ministerio de Defensa.

Por su parte, el Instituto Nacional de Defensa Civil reportó que el número de muertos identificados es de 496, aunque el registro no es definitivo, a pesar de que durante la víspera, se había dado la cifra de 510 fallecidos.

Los heridos por el sismo son mil 100, de los cuales 450 fueron enviados a Lima por la gravedad de sus lesiones.

Además, hay en la región siniestrada 33 mil 100 viviendas destruidas y se han remitido 44 mil 650 toneladas de ayuda humanitaria, según datos oficiales.

Los socorristas apuraban este sábado la búsqueda de sobrevivientes pero también de cadáveres ante el temor de que comiencen a descomponerse y provoquen epidemias entre la población.

Desde tempranas horas los rescatistas peruanos y españoles trabajan en diversas zonas removiendo escombros, apoyados por la policía, principalmente en la ciudad de Pisco.

El cuerpo de bomberos informó que la mayoría de los desagües se encuentran en mal estado y podrían colapsar creando así un nuevo foco infeccioso.

"El problema es no sólo que queden fallecidos que no encontremos, el problema es el agua y el manejo de las excretas, una de las razones fundamentales por las cuales podrían surgir epidemias", manifestó desde Pisco el ministro de Salud, Carlos Vallejos.

El funcionario anunció que se instalaron hospitales de campaña, y que hay otro del ejército de Estados Unidos que ya funciona en Pisco y está por llegar un buque-hospital mexicano, lo que podría ayudar a contener las enfermedades epidémicas.

En mitad de la tragedia, los medios de comunicación destacaron el rescate de un bebé de 10 meses que sobrevivió con leves rasguños entre los escombros de la iglesia San Clemente de Pisco, en la que murieron alrededor de 200 feligreses, mientras otro pequeño nació en un hospital de campaña, también en Pisco.

 
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