El principio, una denuncia anónima sobre involucrados en el caso Zhenli Ye Gon
Empezó desde enero la investigación contra funcionarios de Cofepris: SFP
El empresario regalaba autos a personal de la Ssa a cambio de permisos de importación
Las investigaciones contra funcionaros de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) comenzaron en enero pasado en la Secretaría de la Función Pública (SFP), luego de una denuncia anónima presentada en el portal electrónico lupaciudadana.com.mx.
El señalamiento hacía referencia al hecho de que Rodolfo Domínguez Becerra, verificador y dictaminador del área de importaciones y exportaciones del organismo dependiente de la Secretaría de Salud (Ssa), ofrecía sus servicios para realizar trámites tanto de esa área como la de fármacos y medicamentos.
A cambio, Domínguez supuestamente exigía medio millón de pesos por cada trámite y contaba al menos con el apoyo de cinco funcionarios de la Cofepris, según consta en la averiguación previa que dio origen al arraigo de varios empleados.
La misma denuncia hacía referencia a que "una persona de apellido Rojas, asistente de la maestra Sonia Zamudio, ofrece su tarjeta para realizar servicios de asesoría".
Asimismo, la persona anónima indicó que "se conoce que (Domínguez Becerra) frecuenta a una compañera identificada como 'Paty Gurrola'; probablemente se trate de María Patricia Gurrola Barrera (secretaria particular de la subdirección de Importaciones y Exportaciones de Insumos para la Salud en la Cofepris), de quien se presume pudiera estar participando en las actividades ilícitas".
Ante la denuncia, la SFP integró una indagatoria y comenzó el análisis de la evolución patrimonial de los funcionarios señalados por presuntos delitos del orden administrativo, mientras que dejó el caso en manos de la Procuraduría General de la República (PGR) para lo que procediera por la vía penal.
Los vínculos con Zhenli
Zhenli Ye Gon fue uno más entre los empresarios mexicanos que recurrieron a los servicios ilegales de Domínguez Becerra, de acuerdo con una denuncia telefónica anónima que se hizo a la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), el pasado 27 de julio.
El oficio CGC/SN/2007 de la averiguación previa SIEDO/ UEIDCS/ 114/ 2007, al que tuvo acceso La Jornada, refiere que el denunciante anónimo tuvo conocimiento de que "altos mandos de la Cofepris, aprovechando su puesto y relaciones, se han hecho ricos de la noche a la mañana, ya que por grandes cantidades de dinero facilitan y falsifican los trámites para la expedición de permisos".
El denunciante señaló como probables responsables de esos ilícitos a Francisco Julián Iñiguez García, Rodolfo Domínguez Becerra y María Patricia Gurrola Barrera.
Uno de los principales "clientes" de estos servidores públicos era Zhenli Ye Gon, señaló a la SIEDO el denunciante. "Tengo conocimiento de que estos tres funcionarios y otros (de los que no mencionó los nombres) falsificaban los permisos de importación de efedrina y seudoefedrina a favor de Zhenli, aunque también lo contrataban otros funcionarios."
Dentro de la misma averiguación que sirvió a la PGR para conseguir el arraigo por 90 días de los funcionarios de la Cofepris, se incluyeron las declaraciones ministeriales de diversos empleados de Zhenli que conocieron de cerca al empresario mexicano de origen chino.
Dos de ellos, identificados como Juan José Escandón Paz y Juan Manuel de la Rosa Jiménez, aseguraron que tenían buena relación con Zhenli. Con él trabajaban desde 2004 entregando una tonelada de seudoefedrina cada semana. Por ese servicio les pagaba entre 80 y cien mil pesos por cada entrega.
Al rendir su declaración ante un Ministerio Público Federal adscrito a la SIEDO, el pasado 20 de junio, Escandón Paz refirió que cuando tenía buena relación con Zhenli, "y estaba yo entregando la seudoefedrina a sus clientes me hizo el comentario que a continuación explico en forma textual: 'otra vez tengo que regalar coche a estos pinches cabrones de la Secretaría de Salud'".
Añadió que esos regalos eran exigidos cada año por autoridades de Salud, "y no sólo era un auto que regalaba, sino que eran varios; eran a cambio de permisos para importar la seudoefedrina".