En Aguascalientes el gobierno dio preferencia al Necaxa en vez de a las escuelas
El apoyo al Atlante acabó con el presupuesto para el deporte en QR
Se gastaron 42 millones de pesos en la remodelación del estadio de los Potros
Ampliar la imagen Justino Compeán negoció con el gobierno de Aguascalientes las condiciones para que Necaxa emigrara a esa entidad Foto: Notimex
Ampliar la imagen Alejandro Burillo, dueño del Grupo Pegaso Foto: La Jornada
En la lista de goleadores del futbol mexicano no aparecen Jesús Martínez, Rafael Herrerías, Alejandro Burillo ni Emilio Azcárraga, pero cuando en la portería se encuentra don Gobierno han metido cada gol con el Pachuca, Veracruz, Necaxa, San Luis, Irapuato y Atlante, que los encamina seriamente al botín de oro.
No necesitan invocar un “ábrete sésamo” para la apertura de alguna puerta. Es suficiente con decir que promueven el deporte o que necesitan una afición que los apoye, tal como hizo el Atlante, que el pasado fin de semana estuvo por primera vez como anfitrión en Cancún.
Luego de frustradas aventuras por Querétaro y Neza, el Atlante se fue a Quintana Roo. En el anuncio oficial del cambio, el pasado 14 de mayo, Alejandro Burillo, propietario del club y director general del Grupo Pegaso, confesó que la idea había surgido desde hace años, “sin embargo, nunca habíamos tenido el apoyo, como ahora lo tenemos del gobierno del estado”.
Aunque al gobernador Félix González Canto parece que se le pasó la mano. Su administración reconoció que gastó 42 millones de pesos (en lugar de los 20 millones previstos) en la remodelación del estadio Andrés Quintana Roo, que aún no está concluido, y de acuerdo con la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) ese gasto dejó sin presupuesto al deporte amateur.
“Se invirtió en ese lugar el resto de los recursos del presupuesto para el deporte, por lo que, por lo menos durante cinco años, los deportistas amateurs no tendrán apoyo alguno”, denunció ayer el presidente del PAN estatal, José Hadad.
La primera víctima de la remodelación del estadio fue la pista de tartán, que está alrededor de la cancha, la cual ha quedado arruinada por la construcción de las nuevas tribunas
Además, el dirigente criticó las declaraciones de González Canto, quien comentó en la radio oficial que con la llegada del futbol profesional a Cancún se contribuye a disminuir algunos problemas sociales, como el suicidio.
“Se quiere distraer la atención diciendo que se va a disminuir el índice de suicidios y eso es una falta de respeto; no se está tomando en serio un problema gravísimo. Bienvenido el futbol, pero hay que poner las cosas en su lugar”, expresó Hadad.
El secretario de comunicación del PAN, Eduardo Martínez, anunció que se pedirá información oficial sobre la inversión total del estado y el tiempo de duración del contrato, así como el gasto en publicidad que está haciendo el gobierno. “Queremos conocer a fondo las condiciones que han hecho que el deporte amateur haya quedado relegado a segundo plano”, dijo.
Compromiso incumplido
Al anunciar el cambio de sede, Burillo subrayó que la intención del Grupo Pegaso es que el Atlante se quede de forma permanente en la entidad. Pero ni con un documento en mano el gobierno del estado puede decir que tiene amarrado al equipo. La gente de Irapuato se lo puede comprobar.
El 31 de diciembre de 2001 la Cámara Nacional de Comercio de Irapuato publicó un desplegado en el diario Esto, en el cual desaprobaban “la sustracción del equipo de futbol de nuestra ciudad por parte del señor Raúl Quintana, ya que el mismo es patrimonio de los irapuatenses y de ninguna manera de personas o grupos en específico”.
Le recordaron que el equipo “siempre recibió nuestro total apoyo no obstante los cambios absurdos de día y horario en la celebración de sus partidos, así como incremento en los precios de entrada, las nulas promociones e inclusive el cobro de boleto completo a niños, personas de tercera edad y discapacitados”.
Y le exigían el regreso de los freseros, porque “la franquicia como el estadio Sergio León Chávez son propiedad única y exclusiva del pueblo irapuatense, como está establecido en los documentos respectivos”.
Pero el Grupo Pegaso se llevó el equipo a Veracruz con la complicidad de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), porque no puede haber cambio de sede a mitad de temporada (se le considera así a la celebración de dos torneos cortos).
En 2002, al ascender los verdaderos Tiburones Rojos (también propiedad de Burillo) a la primera división, la afición veracruzana rechazó a los que llegaron de Irapuato, y a éstos les tendieron la mano en Chiapas.
Otro golpe a la sociedad
Los gobiernos de los estados han dado preferencia a los clubes de futbol, inclusive por encima de las escuelas. Este fue el caso del Necaxa cuando se mudó a Aguascalientes.
“Considero que no estamos siendo congruentes, si bien es cierto que el equipo viene a fomentar la cultura del deporte, de la educación en el futbol, anteriormente habíamos rechazado otras donaciones a escuelas que son dedicadas a la educación y era menos superficie que la que se nos está solicitando en esta ocasión, entonces consideraría que se les diera en comodato por el tiempo que estuvieran ellos aquí y que no se les haga una donación así pura”, fue el comentario del síndico de Hacienda Sergio Molina Contreras, cuando en la sesión extraordinaria del municipio de Aguascalientes, el 10 de diciembre de 2001, se discutió la cesión de 86 mil 553.50 metros cuadrados al Necaxa.
El terreno tenía valor comercial de 6 millones 127 mil 987.80 pesos, según se apunta en el acta levantada en aquella ocasión, y sería destinado a la construcción de sus instalaciones. Esa fue una de las condicio- nes que puso el club, propiedad de Televisa, para abandonar el estadio Azteca.
En la reunión de ese 10 de diciembre, los integrantes del cabildo supuestamente iban a hacer el “análisis, discusión y en su caso aprobar” la cesión del terreno a los rojiblancos, sin embargo, tres días antes, el 7 de diciembre en el Distrito Federal, el presidente municipal, Luis Armando Reynoso Femat, y el secretario del ayuntamiento, Jorge Mauricio Martínez, se les adelantaron y firmaron una carta compromiso con carácter “estrictamente privado y confidencial” con Justino Compeán, titular en ese entonces del Necaxa y actualmente presidente de la FMF.
“En este acto, el municipio se obliga a donar al Necaxa el inmueble para las instalaciones del club, el cual se localizará en el municipio de Aguascalientes en el lugar en que las partes determinen de común acuerdo. Las partes celebrarán la documentación definitiva que garantice la donación a favor del
Necaxa del inmueble para las instalaciones del club tan pronto como se determine su ubicación, pero a más tardar el 30 de junio de 2002…”, establece el punto número tres de dicha carta.
Con el compromiso del 7 de diciembre, los rojiblancos ya habían adquirido muchas ventajas (el uso gratuito del estadio que se construiría, de los vestidores, palcos, estacionamiento, locales y, sin limitación, de luz, agua, gas y servicios de calderas), pero con el contrato que se celebró después ganaron aún más.
Porque en el convenio que hicieron en lo oscurito se dejó en claro que el municipio lo eximía del pago de impuestos por lo menos 10 años, mientras en el contrato, la cláusula decimoprimera apunta: “…Se conviene expresamente que el municipio eximirá del pago de los impuestos aplicables a la celebración de espectáculos públicos que se celebren en el nuevo estadio municipal, por lo que en caso de que en cualquier ejercicio fiscal durante la vigencia el municipio no otorgue dicha exención, será responsabilidad del municipio y del patronato cubrir dicho impuesto, sin poder repercutir el mismo al Necaxa”.
Por eso no dudaron en comprometerse para estar 50 años en Aguascalientes.
Podría decirse que al Azteca únicamente la familia iba a ver al Necaxa, pero no sólo de la taquilla viven los equipos. Los rojiblancos eran tan productivos en otros aspectos que hasta la FMF se beneficiaba.
En el informe de tesorería de enero de 2001, la federación resaltó que captó “un ingreso no considerado en presupuesto por 9 millones 500 mil pesos de premio de FIFA” por la participación de Rayos en el Mundial de Clubes.
Una suma nada despreciable, sobre todo porque la distribución a los clubes por el Mundial 98 –indica el informe– fue de 20 millones 533 mil pesos.