Flavio Galván presentó su renuncia a principios de año, sostienen fuentes judiciales
Hubo opacidad en la designación de Alanís Figueroa al frente del TEPJF
Afectará la imagen del tribunal por su relación con Margarita Zavala, Beltrones y Franco
Desde principios del presente año el magistrado Flavio Galván Rivera presentó su renuncia al cargo de presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) por motivos de salud; sin embargo, ésta no fue aceptada por sus compañeros, confirmaron fuentes judiciales, y precisaron que lo preocupante no es que el lunes pasado el pleno haya validado su dimisión, sino la forma como fue elegida María del Carmen Alanís Figueroa.
De entrada, los entrevistados cuestionaron el comunicado oficial emitido por el TEPJF, en el que se afirma que la elección de Alanís Figueroa, en sesión privada, fue por unanimidad. Esto, porque en círculos judiciales se sabe que en la primera ronda de votación Alejandro Luna Ramos y Pedro Esteban Penagos López –ambos magistrados federales de carrera– votaron en contra.
De esta forma, Alanís votó por sí misma y los otros magistrados que no tienen carrera judicial en el ámbito federal: Manuel González Oropeza, Salvador Olimpo Nava Gomar, Constancio Carrasco Daza y el propio Galván Rivera, apoyaron su postulación.
Después, ante el apoyo mayoritario a la magistrada, se llevó a cabo una segunda votación en la que, ahora sí, hubo decisión unánime.
En este contexto, los funcionarios consultados reconocieron que el nombramiento de Alanís Figueroa en condiciones de opacidad –cabe recordar que la elección del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se realizó en sesión pública y fue transmitida por televisión e Internet– genera suspicacias que afectarán la imagen del tribunal electoral, debido a su reconocida amistad con Margarita Zavala, esposa del presidente Felipe Calderón, y su relación cercana con el senador priísta Manlio Fabio Beltrones y con el ministro de la Suprema Corte, Fernando Franco.
Lo que no está claro es la forma como la magistrada alcanzó la presidencia del tribunal electoral, debido a que no era la persona idónea en el momento para ocupar ese cargo.
Magistrado honesto
Por otra parte, comentaron, llama la atención que la renuncia haya sido aceptada en el contexto de una denuncia en contra de la administración de Galván Rivera por presuntos actos de corrupción en la búsqueda de una sede alterna de la sala regional del TEPJF en el Distrito Federal, cuando si por algo es reconocido el magistrado es, precisamente, por su honestidad.
“Puede ser ladino y sangrón, pero es honesto”, aseguraron los entrevistados. Aceptaron que las pugnas que existen al interior del tribunal han derivado en la conformación de dos bloques: uno, integrado por Manuel González Oropeza, Salvador Olimpo Nava Gomar y Constancio Carrasco Daza; y el otro, por los dos únicos magistrados con carrera judicial federal: Luna Ramos y Penagos López.
Precisamente, comentaron, el hecho de que Galván Rivera no lograra conciliar los intereses de los dos grupos fue lo que a la postre derivó en que el ex presidente terminara su gestión “de una manera inmerecida, prácticamente por la puerta de atrás”.
Esto, porque salió en medio de cuestionamientos públicos por posibles actos de corrupción, pero, además, le fue aceptada su renuncia y se eligió a su sucesora en una sesión privada que dejó serias dudas sobre la veracidad de que al interior del tribunal no hay problemas y que la decisión fue unánime.