Graciela Andrade presenta su exposición Haz de luz innúmero
Utiliza pintora ''colores primarios para establecer un diálogo entre ciencia y arte''
Dar luz al color es el gran reto a vencer por la pintora Graciela Andrade cada vez que se enfrenta al lienzo en blanco. A cuatro décadas de haber iniciado su incursión en el arte, la artista aún se deja guiar por las palabras de sus mentores: ''atacar la tela sin miedo, con pinceladas cortas, sin mezclar tanto, respetar la huella del pincel".
Estos consejos, que ha compartido con sus alumnos de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP), de la Universidad Nacional Autónoma de México, están vigentes en cada una de las obras de la exposición Haz de luz innúmero, que presenta estos días en el Museo de la Luz.
Los cuadros que integran la muestra, explica Andrade, forman parte de su búsqueda en pos de ''una capacidad lumínica evocadora. El soporte que utilizo es madera, la cual resiste la presión ejercida por la mano, por la espátula, así como el peso de la pintura aplicada con cargas de arena de mar, cuarzo y polvo de mármol.
''Utilizo colores vivos, primarios, magentas, amarillos, cobaltos que, aplicados de una sola mano, y antes de secar, permiten plasmar grafismos con vigor e intención. El color no se opaca y retiene la luz; con algunos toques acuarelados podemos ver que en cada obra se establece un diálogo entre la ciencia y el arte."
La pintora explica que el acercamiento con los jóvenes, derivado de su labor docente en la ENAP, ha sido muy importante para el desarrollo de su obra: ''Los muchachos siempre tratan a los maestros como si fuéramos parte de ellos. Al tiempo que les enseñamos los secretos de las artes visuales, ellos nos dan lecciones de vida. Esa relación humana, a final de cuentas, nos eleva y repercute en nuestra obra."
Agrega que más allá de la teoría, un artista ''necesita vivir, conmoverse ante una sociedad que a veces no funciona bien, comprometerse con quienes anhelan un mejor país. No creo en el artista encerrado en su cúpula de cristal, ajeno a todas las manifestaciones de descontento o a problemas como el desempleo, la pobreza.
''Por eso, en la ENAP, entre clase y clase de dibujo o pintura, hacemos charlas con los estudiantes para que vayan pensando qué opciones de trabajo tendrán cuando egresen. Y, por ejemplo, deben aprender a vender sus obras.
''La mayoría de muchachos no saben que deben llevar un registro fotográfico de todo lo que producen o una bibliografía; tienden a tirar la obra que hacen, no les parece digna de conservarse. Luego pasan los años y se la encuentran por ahí, en venta, sin que puedan reclamar nada."
Pintar el aire circundante
Acerca de la obra que presenta en el Museo de la Luz, Andrade reitera que su deseo por exponerla en este espacio se originó ''porque pensé que en estos cuadros está plasmada mi constante búsqueda de la luz. Los colores están inmersos en la pasta, no sobrepuestos, a la manera del fresco. Como si la luz fuera la sangre, la materia. Para llegar a esto he experimentado muchos años, pues al principio me deprimía ver que mis colores se 'sumían'.
''Sucedía que mataba el blanco, como decimos en la jerga de los pintores. Es un color tan puro, tan virgen, que impone y muchos artistas sienten que no pueden con él. Yo misma lo hice, lo quitaba, poniéndolo con resabios de colores anteriores.
''Ahora trabajo a la inversa para que permanezcan los tonos claros, con mucha presencia, y evito las mezclas para que no se opaque el color. Como decía un maestro: pinto el aire que nos rodea, es decir, la luz."
Haz de luz innúmero, muestra de Graciela Andrade, se presenta en el Museo de la Luz (El Carmen, esquina San Ildefonso, Centro Histórico). Permanecerá en exhibición hasta el 12 de octubre.