La CNPAMM asevera que aún no lo puede dar a conocer
No es conspiración el convenio con Monsanto, dicen maiceros
Deben iniciarse ya las pruebas con transgénicos, sostiene
Ampliar la imagen Trabajador descarga grano en la bodega de una empresa industrializadora de maíz en Grajales, Puebla Foto: José Carlo González
La Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz de México (CNPAMM) aseguró que el convenio que firmó con la empresa Monsanto para desarrollar el proyecto maestro de maíces mexicanos no "es una conspiración ni pretende privatizar un bien que es social; tampoco es una investigación mezquina ni perversa".
Sin embargo, los dirigentes insistieron en que no pueden dar a conocer públicamente los detalles del convenio porque hay otras instancias involucradas; pero la intención, sostuvieron, es crear "redes de custodios o guardianes del maíz" y desarrollar un banco de germoplasma que estará disponible para todos los campesinos que han conservado y cuidado durante milenios a la planta. "Ellos serán los únicamente beneficiados, no sabemos si en un futuro por un cataclismo ambiental pudiera estar en riesgo la semilla", sostuvieron en conferencia de prensa Efraín García Bello, Carlos Salazar Arriaga, dirigentes de la organización, y José Luis Herrera, investigador de la Universidad Antonio Narro y responsable del desarrollo de dicho programa.
Durante la conferencia, las posturas en torno a la exigencia al titular de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa) para que se inicien las siembras experimentales de maíz transgénico fueron contradictorias; mientras en una nota de prensa sostenían que esa instancia federal ya debe autorizar las pruebas en el marco de la ley de bioseguridad -deben iniciarse en septiembre, tal y como estaba previsto-, en la sesión de preguntas y respuestas asentaron que esa no es su prioridad y que únicamente eran voceros de algunos de sus representados del norte del país.
"Mi prioridad no es la siembra de maíz transgénico", asentó Salazar Arriaga, pero a la vez consideró que habrá que iniciar la experimentación del maíz transgénico (BT, semilla elaborada por Monsanto) "porque a lo mejor es efectivo para algunas cosas" en el campo mexicano. Lo que se demanda es que se cumpla con la ley, pero no hemos enviado ningún comunicado a Sagarpa para presionar".
Ante la insistencia de que puntualizaran más en torno al proyecto, los dirigentes de la CNPAMM sostuvieron que la creación del banco de germoplasma del maíz es una garantía que beneficiará a los productores, y en el caso de la participación económica de Monsanto es porque es parte del fondo semilla para soportar el proyecto y fue la única empresa interesada en participar, aunque ahora ya hay pláticas con Cargill, Maseca y hasta con la Comisión de los Pueblos Indios de la Cámara de Diputados, que han mostrado interés en la creación de esas redes.
Respecto al costo total del proyecto, asentaron que será a finales de septiembre cuando tengan ya las estimaciones totales, e insistieron en que no buscan "una confrontación ni el protagonismo sino defender a los campesinos del país y por ello desarrollamos acciones específicas para cada tipo de productores".
Pero volvieron a criticar a quienes impulsan la campaña Sin Maíz no hay País. "Nuestros productores desarrollan su actividad en el campo mexicano, sembrando tierras agrícolas y no requerimos de sembrar en camellones de las ciudades como lo han hecho recientemente quienes no conocen el campo y no aprecian el valor cultural de nuestro maíz."
Como parte de la defensa e identidad del maíz, abundaron, la CNPAMM solicitará a los congresos locales de estado de México, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala declaren libres de maíces transgénicos a esas entidades, ya que ese tipo de semillas, dijo José Luis Ramírez, sí ponen en riesgo a las variedades criollas, "aunque hay que entender que los maíces transgénicos van a entrar, no hay de otra".