Retornó a su país el discapacitado estadunidense deportado “por error” a México
Exigirá Washington a empleadores despedir a indocumentados que falsifiquen identificaciones
Washington, 8 de agosto. El gobierno de Estados Unidos planea una campaña contra inmigrantes indocumentados en los lugares de trabajo, luego de que el Congreso no logró renovar las leyes sobre esa materia, dijo este miércoles un portavoz del Departamento de Seguridad Interior.
Esta dependencia anunciará en los próximos días la versión final de una norma que requeriría a los empleadores despedir a los trabajadores que falsifiquen documentos de identidad. Aquellos que no cumplan enfrentarán multas de hasta 10 mil dólares.
La regla, propuesta en 2006, fue postergada cuando el Congreso emprendió la reforma migratoria, intento que fracasó en junio, pese a la intensa presión oficial.
En los próximos días se anunciará la norma final, indicó el portavoz del Departamento de Seguridad Interior, Russ Knocke. “Habrá consecuencias muy duras para los empleadores que elijan descaradamente no tomar en cuenta la ley”, dijo, y no quiso precisar en qué se diferenciará la norma final de la propuesta inicial.
Actualmente se solicita a los empleadores que verifiquen que sus trabajadores están legalmente en Estados Unidos, recolectando sus números de Seguridad Social y documentos inmigratorios. Se confrontan esos números con la base de datos del gobierno y se notifica a los empleadores sobre aquellos que no coinciden.
Bajo la norma propuesta, los empleadores tendrán que responder rápidamente cuando se les notifique de la falta de coincidencia, ya sea corrigiendo cualquier error administrativo o despidiendo a quienes se descubre que están en el país sin papeles.
Hay unos 12 millones de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.
Por otra parte, la Unión Estadunidense por las Libertades Civiles (ACLU) informó que Pedro Guzmán, ciudadano estadunidense con discapacidad mental que fue deportado “por error” a México en mayo, ya se encuentra en casa con su familia.
Guzmán, de 29 años, fue deportado a Tijuana desde una prisión estadunidense en la que se encontraba luego de ser identificado erróneamente como indocumentado, y fue encontrado el domingo mientras intentaba regresar a Estados Unidos.
Fue puesto bajo custodia de las autoridades en Calexico, California, y llevado a una cárcel de Los Angeles, donde un juez ordenó su liberación.