Los púgiles llegaron este domingo a La Habana
Castro: boxeadores cubanos no serán arrestados, harán labores deportivas
Ampliar la imagen Guillermo Rigondeaux (en la imagen) y Erislandy Lara desertaron en Río de Janeiro Foto: Reuters
La Habana, 5 de agosto. El convaleciente presidente cubano Fidel Castro afirmó que los boxeadores Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, quienes desertaron en los Juegos Panamericanos en Río de Janeiro y regresaron hoy a La Habana, no serán arrestados.
Los púgiles "se han trasladado provisionalmente a una casa de visita donde tienen acceso sus familiares'', tal como lo dispuso el líder cubano, según una nota leída en el noticiero de televisión local.
En su comentario de primera plana del diario Juventud Rebelde, Castro dijo que a los dos deportistas "les ofrecerán tareas decorosas y en favor del deporte de acuerdo con su conocimiento y experiencia'', a pesar de que los había acusado de "traición'' cuando confirmó en uno de sus artículos anteriores la deserción.
"A estos ciudadanos no les esperan arrestos de ningún tipo ni mucho menos métodos como los que usa el gobierno de Estados Unidos en (las cárceles militares de) Abu Ghraib y Guantánamo, jamás utilizados en nuestro país'', dijo el mandatario.
Rigondeaux, bicampeón olímpico de la categoría de 54 kilos, y Lara, monarca mundial en 69 kilos, fueron detenidos el jueves en una playa de Río de Janeiro por carecer de documentos; ambos declararon que estaban arrepentidos y querían volver a Cuba.
Aparentemente, los dos púgiles deseaban viajar a Europa y no solicitaron asilo en Brasil, pero luego de su arresto dijeron que habían sido engañados, drogados y secuestrados por individuos que trabajaban para el promotor alemán Arena.
El representante de esa empresa, Ahmet Oner, dijo a la prensa brasileña que la compañía no había obligado a los púgiles a desertar y que éstos habían firmado contratos y después cambiaron de opinión por temor a la seguridad de sus familias en Cuba.
Rigondeaux, de 26 años, y Lara, de 24, desertaron el 22 de julio antes de pelear por una medalla de oro que tenían asegurada.
Para Castro el caso es una muestra de "donde el deporte y la política se mezclan, en busca de soluciones correctas y de principios, por encima de aficiones y amarguras.
"Las autoridades brasileñas pueden estar tranquilas frente las inevitables campañas de los adversarios. Cuba sabe comportarse a la altura de las circunstancias'', agregó Castro, en su editorial titulado "La política y el deporte".