Los apoyos se han concentrado en las regiones productivas del norte del país
Procampo, convertido en plan de subsidios para agricultores pudientes
Especialistas en temas del agro consideran urgente redireccionar los capitales que se invierten
Ampliar la imagen En Hueypoxtla, estado de México, es evidente el abandono de las autoridades al campo y los jornaleros sobreviven con muy pocos recursos Foto: Mario Antonio Núñez López
A 14 años de vigencia del Programa de Capitalización del Campo -principal programa de apoyos al agro- la situación del sector agropecuario no ha cambiado e inclusive el apoyo fue concentrándose entre los productores del norte del país, los cuales reciben la mitad de los recursos, que para este año ascienden a poco más de 12 mil millones de pesos.
De los 2.8 millones de los inscritos en el padrón del Procampo para recibir apoyos para el cultivo de 14 millones de hectáreas, 23.8 por ciento se localizan en el norte del país y el resto en el centro y sur, quienes se benefician con 27 por ciento de los apoyos, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Ante esta desigualdad en la entrega de los recursos del programa -cuya meta era respaldar la capitalización de los campesinos y mejorar su posición competitiva ante la apertura comercial- y la determinación presidencial de extender dicho subsidio hasta 2012, Sagarpa inició, hace tres meses, una serie de encuentros privados entre técnicos y estudiosos del tema en la Cámara de Diputados.
En dichos encuentros, según versiones de algunos participantes, han predominado dos posturas: la de quienes señalan que los campesinos inscritos en el padrón del Procampo con predios de hasta cinco hectáreas -representan 85 por ciento del padrón de beneficiados y reciben 35 por ciento de los apoyos-, sean trasladados al programa Oportunidades. Otros han sugerido una profunda revisión de la entrega de los recursos y que se elimine el subsidio a quienes rentan la tierra, pues los pagos de Procampo motivaron el incremento del valor de la misma, tanto en la venta como en la renta, lo que ha frenado el proceso de compactación de las unidades de producción.
Desde hace tiempo, los campesinos "hemos señalado que los beneficios del programa están concentrándose en los grandes inversionistas agrícolas que rentan las tierras ejidales y privadas; son ellos los que se llevan la mayor parte del recurso", dijo Olegario Carrillo Meza, integrante del ejido Miguel Hidalgo y de la sociedad rural Los Girasoles de Juárez, en Sonora.
Sostuvo que el Procampo no se entrega, como lo aseguran las autoridades, ni anticipadamente ni con oportunidad. "En mi caso ya levanté y vendí la cosecha de trigo del ciclo otoño-invierno 2006-2007 y no he recibido el recurso", dijo. El también coordinador de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) comentó que la postura de los campesinos es que ese subsidio se entregue sólo a los auténticos pequeños propietarios y ejidatarios, es decir, a quienes tengan hasta 20 hectáreas; "las modificaciones que se vayan a realizar el Procampo deben ser sometidas a consideración y evaluación de los beneficiados, las decisiones no deben ser tomadas únicamente por técnicos, estudiosos ni por los legisladores", acotó.
Para José Jacobo Femat, de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares, el Procampo no debe contemplarse como un subsidio a la familia sino como una estrategia para impulsar la producción y productividad de los agricultores, por ello no debe trasladarse a otra Secretaría diferente a Sagarpa. "Los recursos deben incrementarse en un ciento por ciento y entregarse antes de la cosecha, además ser parte del encadenamiento de las cadenas productivas para que los campesinos sean competitivos frente a los socios comerciales."
En el análisis Procampo, 14 años después, Evelyne Rodríguez, señaló que del total de las familias beneficiarias del programa Oportunidades sólo 502 mil hogares son beneficiarias del Procampo y recibieron 12 por ciento de dicho programa. Asentó que de los 5.5 millones de hogares rurales, 3.4 millones son pobres; del total, únicamente 1.3 millones tienen tierra, la mayoría agrícola y de temporal, pero 45 por ciento tiene menos de una hectárea. "Sin embargo, la mayor parte de los programas federales destinados a la generación de ingresos de los pobres rurales están ligados a la tenencia de la tierra y a la producción agropecuaria".
Y si bien el gasto en desarrollo rural creció 80 por ciento de 1993 a 2005, en términos reales los más altos porcentajes son destinados a, en ese orden, transferencias de ingresos y subsidios a precios y a infraestructura pública.
En 2005, de los casi 60 mil millones de pesos para gasto rural productivo, 32.5 por ciento fue para transferencias de ingreso y subsidios a precios, 25.8 por ciento a infraestructura productiva y 12.6 por ciento a capitalización de activos privados.
Sostuvo que si el gobierno pretende sostener el objetivo con el que nació Procampo debe evaluar el conjunto de instrumentos por medio de los que se otorgan transferencias asociadas a precios; diseñar una estrategia para transitar hacia una política de precios de mercado, y reasignar los recursos que hoy se destinan a los apoyos a precios.
Si el objetivo de Procampo es sólo transferir ingresos y el gobierno desea mantener simultáneamente los esquemas de apoyos a precios actuales, "no parece necesario ni conveniente mantener el programa, ya que es una vía ineficiente para transferir ingresos a los productores pobres. Dado que el apoyo está en función del número de hectáreas, una parte significativa de los recursos es captada por los productores con mayor extensión de tierra, y ya que Procampo representa una transferencia significativa para los pobres, ésta podría hacerse vía Progresa/ Oportunidades", abundó en la ponencia que presentó en una de las reuniones realizadas en la Cámara de Diputados.
En ese mismo foro, John Scott, del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación, expuso que la mitad de los beneficiados de Procampo tienen menos de dos hectáreas, pero obtienen sólo 13 por ciento de los beneficios, y 10 por ciento de los "más ricos" capta 35 por ciento de los beneficios; es un programa que si bien beneficia a los campesinos de subsistencia ha resultado más benéfico para los grandes productores; además, poco ha cumplido con el objetivo de inducir los cambios a cultivos de mayor rentabilidad. "Cerca de la mitad de los beneficiarios -pequeños y grandes por igual- ignoran que pueden plantar cualquier cultivo sin perder los beneficios", asentó.
En su participación Procampo: Eficiencia con equidad, apuntó que, datos de 2004 establecían que en los estados de Tamaulipas, Sonora, Chihuahua y Sinaloa se concentró el mayor porcentaje del Procampo y de Apoyos a la Comercialización (Aserca). Agregó que el mayor número de campesinos que reciben transferencias de Procampo se localizan en Baja California, Tamaulipas, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Zacatecas, Jalisco, Nuevo León, Durango y Baja California Sur; y en los últimos lugares del reparto están Guerrero, Hidalgo, Yucatán, Oaxaca y Tabasco. "Las reformas recientes al programa han sido en la dirección correcta pero no han modificado las causas principales de inequidad", concluyó.
En 2003, el grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática (PRD) también destacó la inequidad del Procampo. "Después de 10 años de operación del programa, la agricultura no ha logrado la competitividad esperada; hay que restructurar los programas de apoyo al campo para que sitúen al productor en un auténtico camino de capitalización", expuso y asentó que los subsidios se concentraban en los productores de mayores ingresos y al margen estaban los pobres del campo, a los que presuntamente se beneficiaría.
El programa será sujeto a una discusión más abierta el próximo día 14 en el foro Procampo: La nueva visión de un viejo reto, convocado por Sagarpa y al que ya extendió invitación a algunos legisladores y representantes de organizaciones del sector privado y social.