Fin a su labor de "apoyo a la policía" y a la tensa relación con los nacionalistas
Se retira el ejército británico de Irlanda del Norte luego de 38 años
El Ulster, en camino a una pacificación real con el gobierno de unidad y la desmilitarización
Belfast, 31 de julio. El cese del apoyo del ejército británico a la policía de Irlanda del Norte este martes puso fin a una era y a una relación con frecuencia problemática con la población nacionalista irlandesa en la provincia administrada por Gran Bretaña.
El papel oficial del ejército británico en su misión conocida como Operación Bandera, que comenzó en 1969, consistía en apoyar a la policía en la defensa contra el terrorismo y el mantenimiento del orden público, así como "apoyar el objetivo del gobierno de Su Majestad de devolver Irlanda del Norte a la normalidad".
Con la restauración a comienzos de mayo en Belfast del gobierno de unidad que comparten los rivales católicos y protestantes, más el cese el fuego pemanente del Ejército Republicano Irlandés (ERI), grupo que además inhabilitó de forma verificable sus arsenales, Irlanda del Norte podría estar en camino de una pacificación real y la implementación de los acuerdos de paz con Gran Bretaña.
La desmilitarización de Irlanda del Norte es un proceso que comenzó con el primer alto el fuego del ERI declarado en septiembre de 1994. Aunque se rompió en febrero de 1996, volvió a restaurarse en julio de 1997 y el ERI dejó desde entonces oficialmente las armas.
El Acuerdo de Viernes Santo entre unionistas y nacionalistas en abril de 1998 sentó las bases del reparto de poder.
En enero pasado, el anuncio del Sinn Fein, ala política del ERI, de que apoyaría a la Policía de Servicio de Irlanda del Norte (PSIN, por su siglas en inglés), fue lo que preparó el camino para que el Sinn Fein y el Partido Unionista del Ulster, compartieran el poder en la región.
Los logros en política y seguridad de la década pasada desembocaron en que a partir de este primero de agosto ya no habrá más que 5 mil soldados en 14 bases que en el tiempo se reducirán a diez, explicaron militares británicos. En 1972, en cambio, había unos 27 mil militares británicos desplegados en la provincia. Las patrullas y controles militares fueron una vez comunes en las calles y carreteras de Irlanda del Norte, pero en el futuro está previsto que el personal británico permanecerá en sus puestos, a menos que la policía requiera de su ayuda.
Otra parte del proceso de normalización fue el desmantelamiento de las torres y puestos de observación y control en lo alto de las colinas, así como de tres batallones del Regimiento Real Irlandés que se encontraban destacados de forma permanente.
El origen de la situación se remonta a 1922, cuando la mayoría de Irlanda obtuvo su libertad del dominio británico tras una campaña guerrillera. Sin embargo, seis condados del norte con una mayoría unionista protestante y pro británica permaneció bajo administración de Londres. Durante medio siglo se extendió la discriminación sistemática contra la minoría nacionalista católica en Irlanda del Norte, hasta que a finales de los años 60 los católicos comenzaron a protestar pidiendo igualdad de derechos. La tensión fue en aumento hasta sumir a la provincia en la violencia.
El gobierno británico ordenó al ejército la incursión en las calles norirlandesas en 1969 para proteger a los católicos de ataques sectarios y para apoyar a la Real Policía del Ulster (RPU), grupo predecesor de la PSIN.
Al principio la población nacionalista de Irlanda del Norte saludó la llegada del ejército británico, creyendo que la protegerían de los ataques de extremistas protestantes. Sin embargo, el comienzo de la campaña terrorista del ERI y la dura respuesta del ejército, con sucesos como el Domingo Sangriento de 1972, cuando el ejército mató a 26 civiles que participaban en una procesión fúnebre en Derry, agrió la relación.
En ningún lugar el ejército británico era menos bienvenido que en el nacionalista South Armagh, conocido como "el país de los bandidos" por el número de ataques que hubo allí contra las tropas británicas y la RPU. En las áreas de Crossmaglen y Forkhill, 108 funcionarios de seguridad fueron asesinados durante tres décadas de la campaña del ERI. Entonces, 30 torres de observación se erigieron a mediados de los 80, mientras los frecuentes vuelos de helicópteros que transportaban tropas (por carretera era demasiado peligroso) suponían otro motivo de ira para los habitantes locales de la zona rural.
Sin embargo, la situación se transformó en los últimos años. Las torres se derrumbaron, las tropas se fueron y los helicópteros dejaron de sobrevolar la zona.
Conor Murphy, miembro del Parlamento por Newry y Armagh y miembro de la Asamblea de Irlanda del Norte, del partido Sinn Fein, fue uno de los más críticos de la "ocupación militar británica" de tierras nacionalistas como South Armagh. No sorprende que salude la salida de las tropas: "La ocupación militar británica de los seis condados lastró a las comunidades locales durante casi 40 años (...) No sólo se robó tierra a la gente local, sino que las comunidades fueron acosadas, a la vez que puestos de espías y otros aparatos inundaron el área".
Sin embargo, en una nueva señal de lo mucho que han cambiado las cosas en Irlanda del Norte, Murphy pidió al PSNI que adopte duras medidas contra el comportamiento antisocial en el pueblo nacionalista de Crossmaglen, durante décadas un área inaccesible para miembros de las fuerzas de seguridad, vigilado por una torre del ejército.
Nos defendieron del terrorismo: unionistas
Por supuesto que los unionistas tienen una perspectiva diferente de la Operación Bandera y su final. Ellos consideran que el ejército británico, en palabras del vocero de defensa del Partido Democrático del Ulster y miembro del Parlamento de Lagan Valley, Jeffrey Donaldson, "defendió nuestra provincia contra el terrorismo". "El hecho de que la operación termina indica que el ejército tuvo éxito en sus objetivos y yo agradezco el papel del ejército en la defensa de la democracia", así como a los soldados muertos o heridos durante la operación.
Más de 300 mil militares británicos sirvieron en Irlanda del Norte durante la operación del ejército británico más duradera que ahora llega a su fin. En total, 651 soldados perdieron la vida en ataques terroristas y más de 6 mil resultaron heridos. El último soldado muerto fue Stephen Restorick en febrero de 1997.