Carecen de vías para integrarse al proceso productivo, advierte la OIT
No estudian ni trabajan 22 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe
Orientarlos a crear sus propias empresas, clave para el desarrollo de sus países
En América Latina y el Caribe 22 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, lo que significa que 21 por ciento de la población de 16 a 29 años de la región no se dedica a nada, advierte el informe Trabajo decente y juventud en América Latina, elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El documento señala que el desempleo juvenil es un "importante problema" para los países de la región, sobre todo porque, de acuerdo con cifras del organismo internacional, nunca antes había existido tanta población juvenil (106 millones) en América Latina, lo cual representa una posibilidad de crecimiento económico, "siempre y cuando se les den oportunidades a los jóvenes".
La OIT alerta que un sector fundamental de la población no encuentra las vías para integrarse al proceso productivo en sus países y, por tanto, "quedan excluidos o en la periferia del desarrollo social y económico", lo que genera una "esquizofrenia social", ya que se le pide a los jóvenes decidir el destino de su país, "pero no se les brinda la oportunidad de ser útiles con un trabajo digno y decente, lo que podría estar en la raíz de gran parte de la inconformidad que hemos visto surgir en los últimos años".
El estudio, que en breve será dado a conocer a la opinión pública, señala que la situación de "desánimo" que enfrentan los jóvenes es un "despilfarro" de energía creativa y un obstáculo para competir con éxito en la globalización, pues las repercusiones sobre este importante grupo poblacional, sobre el que deberían descansar las opciones de futuro, pueden ser devastadoras tanto en lo sicológico como en lo social.
También señala que la credibilidad en las instituciones democráticas "puede resentirse, pues se da la situación de que quienes por primera vez salen a buscar empleo también votan por primera vez".
A ello se suma que millones de jóvenes que no estudian ni trabajan, enfrentan el hecho de que la pertenencia a un género o raza puede dificultar el acceso a trayectorias de trabajo "decente".
En el informe se destaca que cada país debe construir y revisar periódicamente, con el concurso de los mismos interesados, una institucionalidad adecuada para la promoción de trayectorias de trabajo decente de sus jóvenes, lo que supone una mejor articulación con la evolución que va teniendo el mundo productivo, lo cual hace necesario un inteligente marco regulador que combine protección y promoción de los trabajadores en general, sin excluir a los jóvenes, por lo que la educación y formación para el trabajo es esencial.
Es imprescindible, señala la OIT, desarrollar su capacidad emprendedora para que se orienten hacia la iniciativa empresarial, "no por falta de trabajo sino como una manera de contribuir a la creación de mejores empresas y empleos". Por ello, afirma, es necesario proteger los derechos laborales de jóvenes empleados para integrarlos a una cultura digna de trabajo, pues la promoción de la mejor inclusión social de ciertos grupos de mujeres jóvenes, así como de la juventud rural e indígena, es importante para que América Latina y el Caribe "aprovechen la totalidad de la laboriosidad y creatividad de los jóvenes en la construcción del desarrollo humano".