El modelo de consumo, quid del problema: Flacso
Biocombustibles enfrentarán a pobres contra dueños de autos
Sin una política de Estado que aliente el ahorro energético y garantice un modelo de desarrollo tecnológico "no depredador" de los recursos naturales, difícilmente se podrán construir alternativas para garantizar un futuro más sustentable en lo social, ambiental y económico, aseguraron especialistas en energía y medio ambiente, quienes alertaron que la producción masiva de biocombustibles como etanol y biodiésel, "pondrá a competir a los 800 millones de propietarios de un vehículo en el planeta con los 2 mil millones de pobres que no tienen acceso a la alimentación básica".
Reunidos en el foro Biocombustibles: ¿peligro o esperanza?, convocado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso)-México y diversas organizaciones, como Greenpeace, Centro Mexicano de Derecho Ambiental y Oxfam, entre otras, afirmaron que la energía y cualquiera de sus fuentes de abastecimiento, no se puede dejar al "arbitrio del mercado, porque es un bien público que debe estar orientado al interés público y no a la obtención de utilidades privadas".
Alicia Puyana, catedrática de la Flacso y especialista en el sistema petrolero mexicano, destacó que la "aparente crisis y agotamiento de las fuentes de abastecimiento de petróleo es una historia que ya hemos oído a principios de los años 70 del siglo pasado, justo antes del boom del petróleo barato, pero nunca como ahora ha quedado claro que asociado al uso de energéticos fósiles está el calentamiento global, planteamiento que resulta oscuro cuando desde las naciones más desarrolladas se presentan alternativas como los biocombustibles, sin que pueda definirse a quien beneficia esta vía y si realmente atacará el problema del calentamiento global".
Sin embargo, insistió, tanto los países que demandan cada vez mayor energía como aquellos donde el consumo se ha ido incrementando en años recientes, como es el caso de México, "no abordan un tema central que tiene que ver con la forma en que consumimos la energía, pues desde la perspectiva de naciones como Estados Unidos -que aún es el país que más energía consume en el planeta, casi 24 veces más que China por consumo per cápita-, no se cuestiona el modelo de desarrollo tecnológico que no procura el ahorro energético, y todo parece indicar que las cosas seguirán igual con o sin bioenergéticos".
Benjamín Temkin, también catedrático de la Flacso, y Gustavo Ampugnani, de Greenpeace, alertaron sobre los efectos negativos de producir biocombustibles a partir del cultivo intensivo de maíz, caña de azúcar y diversas oleaginosas, como la escalada de precios en productos alimenticios que afectará a todas las sociedades del planeta, "tanto ricas como pobres".
En la clausura del encuentro, los especialistas destacaron que también se generará una nueva disputa por la tierra y el agua que afectará a las comunidades campesinas que ya enfrentan condiciones de "sobrevivencia, pero lo más grave es que tampoco parece ser una solución real al calentamiento global, ya que se ha demostrado, que en el caso de etanol a partir de maíz el costo energético para producirlo es tan elevado que no representa ningún beneficio ambiental".
Por ello, expertos del Instituto Politécnico Nacional y de la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio, exhortaron a que la sociedad civil asuma un "compromiso más serio con el desarrollo energético y presione a quienes toman las decisiones para que abrir el debate a todos los sectores sociales e incidir directamente en la dirección que queremos seguir en el desarrollo tecnológico y energético".