De condición social distinta, ambos eligieron estar en la UNAM
Sólo 2 alumnos acertaron a 127 de 128 preguntas del examen para bachillerato
Ampliar la imagen De acuerdo con la Comipems, ya fueron asignados 216 mil 717 lugares a estudiantes que presentaron el examen Foto: Notimex
Un mismo objetivo hizo converger dos historias diferentes. Ambas con el sacrificio que sus protagonistas viven a su manera. La meta: ingresar al bachillerato en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), "porque simplemente es la mejor".
Martín Martínez Rivera y Rolando Romero Feria tienen cientos de diferencias, pero varias cosas en común: lograron ser los alumnos con más alta puntuación en el examen de ingreso al nivel medio superior ambos tienen 15 años y aman las matemáticas; los dos deseaban estudiar en la UNAM y lo lograron.
Luego que la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior dio a conocer ante la prensa los resultados y cifras del examen de ingreso 2007 para ese nivel, los teléfonos de ambos jóvenes no dejaron de sonar. El resultado obtenido, los dos lograron 127 aciertos de 128 preguntas, fue lo que los catapultó a brindar varias entrevistas que no habían imaginado.
Dos historias estudiantiles y de vida distintas que convergieron con esa sola coincidencia. Mientras Martín, con su familia, han tenido que superar diversas problemáticas, sobre todo económicas, para continuar sus estudios; Rolando debía preocuparse por aprender inglés en un colegio particular.
A partir del próximo ciclo escolar, Martín será estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria 2, Erasmo Castellano Quinto, "la más cercana a mi casa". Vive en Ixtapaluca, estado de México y comenta que el viaje diario de dos horas en micro que hará de su casa a la prepa "valdrá la pena".
Tras el resultado del examen de ingreso, Martín se dice satisfecho y emocionado. "Estaba nervioso, contando las horas para el resultado. Hoy (ayer) pensaba que ya sólo faltaba un día para conocer mi futuro, y resultó que me lo adelantaron".
Hace tres años, cuando cursó el sexto año de primaria, Martín consiguió ser el ganador estatal de la Olimpiada del Conocimiento, hecho con lo que logró que el gobierno municipal de Ixtapaluca le regalara una computadora, instrumento que sus padres no habían podido adquirir por falta de recursos.
"Los sacrificios que hemos hecho por mis hijos son muchos, pues a veces no tenemos ni para salir a dar la vuelta al parque porque son gastos extra; aunque esos sacrificios valen la pena", expone Patricia Rivera, madre del adolescente.
Pese a esos logros académicos y a obtener 10 de promedio final en secundaria, subraya: "no soy un matado", y reconoce que le gustan la diversión, las fiestas y las amistades y aún no define si optará en su futuro por la ingeniería o por las ciencias físico-matemáticas. Lo que sí tiene claro es que le gustaría llegar a un doctorado. Para sus padres el que estuviera en una escuela pública y gozara de una beca mensual de mil pesos resultó un alivio, pues el único ingreso de la familia proviene del padre, quien labora como chofer, mientras su madre se dedica al hogar.
La historia de Rolando tiene matices distintos, pero el objetivo es el mismo: "mi interés era entrar a la UNAM porque es la mejor de México y de las mejores del mundo". Luego de una vida académica en escuelas particulares y aunque sus padres cuentan con los recursos para enviarlo a una universidad de paga, el joven optó por la Preparatoria 6, Antonio Caso.
"El resultado me sorprendió, no esperaba tanto, mi único objetivo era ingresar a la UNAM. No soy fan de la escuela, pues salí con 8.6 de la secundaria, pero sí me gustan las matemáticas", reconoce.
El padre de este joven trabaja en el Gobierno del Distrito Federal, y cada mes desembolsaba 4 mil pesos para la cuota del colegio particular en la delegación Benito Juárez en la que su hijo cursó la secundaria. "Lo enviamos a una particular porque ahora el inglés es como el segundo idioma, por eso fue a una escuela bilingüe, para que obtuviera esas bases y mañana tenga ventajas y no le cueste tanto trabajo", expresa su madre, Regina Feria. Agrega que su hijo "quería un cambio e irse a la UNAM, aunque sacrificios no hemos escatimado con ta de que sea un buen estudiante".
A diferencia de Martín, Rolando, desde muy chico, contó con enciclopedias y otros materiales que sus padres le regalaban. Cuenta con una computadora personal que le compraron sus familiares y tiene claro que estudiará alguna ingeniería "porque son lo más apegado a la ciencia pero aplicada". Reconoce que no disfrutó de la secundaria por la exigencia que ésta implicaba y ve el bachillerato como un nuevo reto que está dispuesto a enfrentar, "es un compromiso conmigo mismo".
Una desventaja de acudir a una institución particular es que pese a ser uno de los mejores durante la Olimpiada del Conocimiento hace tres años, sólo lo dejaron llegar a la competencia a escala estatal por su procedencia académica.
Ambos jóvenes están conscientes del compromiso que implica continuar sus estudios en una institución como la UNAM, pero se dicen preparados para tal reto. Además, coinciden en afirmar que el estudio es la mejor opción "para tener más chances en el futuro, un buen trabajo y tener la satisfacción de haber conseguido algo".